La gran mayoría de los casos de obesidad en la adolescencia son de tipo primario, no existiendo una enfermedad causal. En estos casos el tratamiento se limitará a la inducción de conductas saludables. En los casos de obesidad secundaria se deberá instaurar el tratamiento específico de la causa que origina la obesidad, debiéndose valorar un posible tratamiento si hubieran aparecido complicaciones.
El tratamiento de la obesidad en el adolescente consiste esencialmente en eliminar los hábitos obesógenos y a ayudarle adquirir conductas saludables en relación a la dieta y a la actividad física; es la Orientación Conductual.
Un ligero incremento de las cifras de tensión arterial y elevación del colesterol y de los triglicéridos, son alteraciones frecuentes que suelen corregirse cuando el joven adelgaza. Es frecuente también un cierto estado depresivo que puede manifestarse de distintas formas. Habitualmente, esta leve depresión suele desaparecer a la par que mejora el estado de ánimo y la autoestima, tras las primeras sesiones de terapia y producirse la pérdida de unos kilogramos de peso. Una mala respuesta a la inducción conductual (falta de pérdida de peso) puede ser la expresión de una depresión que requerirá una consulta psicológica.
Junto a la Orientación Conductual, el otro gran eje de la Atención Integral al adolescente con sobrepeso del cual depende el éxito del tratamiento a largo plazo, lo constituye el conjunto de facilidades que la Comunidad debe aportar para la adquisición y práctica de hábitos saludables; es la Facilitación Comunitaria.
Este apoyo y ayuda expresa de los agentes comunitarios (familia, escuela, administración, etc.) para facilitar a los jóvenes obesos la práctica de conductas saludables es sumamente importante. Si no existe la facilitación comunitaria, el tratamiento de la obesidad está abocado al fracaso. Por el contrario una buena facilitación comunitaria simplifica la inducción conductual desde la consulta.