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La vitamina B y sus beneficios para la salud
La vitamina E puede tener un papel preventivo en determinadas enfermedades.
La vitamina E, comúnmente llamada vitamina de la juventud o vitamina del corazón, es una de las cuatro vitaminas liposolubles que necesita el organismo. La vitamina E natural contiene cuatro tocoferoles y cuatro tocotrineoles. Estos últimos, se distinguen por sus tres enlaces dobles. Tienen más enlaces insaturados y así penetran con mayor facilidad en las células.
Andrea Marqués, directora del departamento de Nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) señala que “esta vitamina previene el deterioro que supone el paso de los años en los músculos, piel, nervios y células sanguíneas; así como evita que en las arterias se deposite el colesterol provocando patologías como la arteriosclerosis u otras enfermedades cardiovasculares”. Por su parte, Emilia Cancer Minhot, especialista de Endocrinología y Nutrición en el Hospital Universitario de Fuenlabrada, en Madrid, apunta que “a pesar de su efecto antioxidante, los estudios existentes hasta el momento sobre su papel preventivo en la enfermedad cardiovascular, en el cáncer o en la catarata, han llegado a la conclusión de que no existe asociación entre la ingesta de la vitamina y una disminución del riesgo cardiovascular (padecer infarto de miocardio, o ictus) , ni existe efecto preventivo sobre el cáncer o el desarrollo de cataratas”.
Por otro lado, se ha planteado que la vitamina E pueda tener un papel preventivo en determinadas situaciones clínicas como la enfermedad de Alzheimer, la demencia senil, la pérdida de masa ósea o la resistencia a la insulina (presente en la diabetes mellitus). Sin embargo, Cancer afirma que “no se recomienda tomar suplementos de vitamina E para prevenir la aparición de enfermedades”.
La ingesta diaria recomendada es de 15 o 20 miligramos, aunque esta cantidad puede variar según las necesidades de cada persona. “Si notara alguno de estos síntomas como fatiga después de realizar ejercicio moderado, lenta recuperación de heridas, pérdida del tono muscular, infertilidad, entre otras, podría tener déficit de esta vitamina”, señala Marqués. Sumado a esto, Cancer detalla que “los requerimientos de la vitamina, aumentan en situaciones como con las enfermedades hereditarias como la abetalipoproteinemia o en la anemia hemolítica congénita”.
Aceites vegetales, fuente de mayor contenido de vitamina E
La vitamina E está ampliamente distribuida en la naturaleza, pero los alimentos que tienen un mayor contenido, según citan ambas especialistas en Nutrición son:
- Aceite de girasol (48mg/100g) y pipas de girasol (37,8mg/100g): el aceite de girasol contiene casi 10 veces más de cantidad de vitamina E que el aceite de oliva.
- Frutos secos como las avellanas (26mg/100g), las almendras (20mg/100g) o las nueces (10,94mg/100g): sólo necesitamos un par de puñados de avellanas, nueces o almendras para tener las necesidades diarias cubiertas. La expertas recomiendan omarlas preferiblemente naturales o tostadas. Podemos incluir un puñado a media mañana y otro en la merienda.
- Pipas de calabaza (13,66mg/100g): también tienen niveles considerables, aunque menores que la almendra y avellana. Podemos incluirlas en ensaladas.
- Germen de trigo (22mg/100g): se puede tomar en el desayuno mezclado con un yogur desnatado o remojado en leche desnatada. También podemos encontrarlo a modo de suplemento y consumirlo en el desayuno en pacientes que tengan niveles muy bajos de vitamina E.
- Jengibre en polvo (18mg/100g): se puede tomar en infusiones con agua y edulcorante, evitando el azúcar, entre horas. También podemos usarlo al natural para cocinar, aunque en este caso su aporte será menor.
Cancer también señala que esta vitamina se encuentra en las verduras de hoja verde como las espinacas, el brócoli, las hierbas aromáticas o en la pimienta.
Además, Marqués aclara que “la ingesta de vitamina C (presente en frutas como el kiwi, las fresas, la naranja o el pimiento) favorece la absorción de la vitamina D. Por otro lado, la ingesta de grasas trans (presentes en productos industriales) y el consumo simultáneo con hierro (presente en carnes, pescados, mariscos, vísceras) y magnesio (presente en verduras de color oscuro, legumbres y cereales) pueden disminuir la absorción de vitamina E”.
Para poder lograr el aporte de las vitaminas y minerales que necesita nuestro organismo para su correcto funcionamiento, Cancer señala que “basta con seguir un estilo de vida saludable, que incluya un patrón alimentario de tipo mediterráneo, además de hacer ejercicio físico de manera regular y si es posible, al aire libre. Entendiendo como alimentación saludable aquella que, siendo variada, incluya principalmente alimentos de origen vegetal, mejor pescado que carne; y consumir lo menos posible alimentos ricos en azúcar, grasas saturadas, sal y/o alcohol. Silvia García Herráez, Marca 16 de Marzo de 2018
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