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España el país más saludable
Chequeo al país más saludable del mundo
La dieta mediterránea y la sanidad pública convierten a España en el país más saludable, según el índice que elabora cada año el medio económico Bloomberg
El sistema sanitario universal, sumado a la dieta y a los hábitos alimenticios de buena parte de la población, son dos de los principales factores que hacen de España el país más saludable del mundo para vivir. En el último índice anual de Bloomberg Healthiest Country, nuestro país encabeza este ranking y arrebata la primera posición a Italia. Pero ¿es salud todo lo que parece? ¿Cómo encajan las actuales cifras de obesidad o de contaminación ambiental en este escenario prometedor? En el siguiente reportaje, hacemos un chequeo al país más saludable del mundo.
El índice otorga a España una puntuación global de 92,8 sobre 100, y su ascenso en los dos últimos años ha sido vertiginoso. En 2017, nuestro país ocupaba la sexta posición de esta tabla. Hoy ya encabeza la lista, por delante de naciones como Islandia, Japón y Suiza. La clasificación de Bloomberg evalúa 169 economías de todo el mundo, a partir de factores que contribuyen a la salud en general como la actividad física, el sistema sanitario, la alimentación, la esperanza de vida o el acceso a agua potable. La obesidad, el tabaquismo o el consumo de alcohol son aspectos que también se tienen en cuenta al elaborar el estudio, y que restan puntos.
El informe destaca dos aspectos clave en los que España roza la excelencia. Por un lado, una Atención Primaria que es “esencialmente proporcionada por proveedores públicos, médicos de familia especializados y personal de enfermería, que brindan servicios preventivos a niños, mujeres y ancianos, y atención aguda y crónica”. Y, por otro, la “dieta mediterránea, complementada con aceite de oliva virgen extra o nueces”, que favorece la salud cardiovascular. Es evidente que estos datos son buenos, pero ¿hay margen de mejora? Creemos que sí.
El país más sano… con una de las mayores tasas de obesidad
España es el segundo país de la Unión Europea (UE) con mayor tasa de obesidad entre su población adulta, solo por detrás de Reino Unido. La previsión de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es que, en 2030, más del 20 % de los españoles (uno de cada cinco) tendrán obesidad, frente al actual 16,5 %. El problema adquiere especial gravedad con los menores. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de un 40 % de los niños y niñas ya sufren sobrepeso u obesidad. “La tendencia del aumento de la obesidad es global. Si resultas ser uno de los países en los que crece de forma menos rápida, puedes convertirte en el tuerto en el país de los ciegos”, advierte el dietista-nutricionista Eduard Baladia. No hay que olvidar, además, el sobrecoste de casi 2.000 millones de euros que supone para el Sistema Nacional de Salud atender a las personas que sufren esta enfermedad, según un estudio reciente del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM).
Un Sistema Nacional de Salud con largas listas de espera y pocas camas
Un total de 584.018 pacientes estaban en lista de espera para operarse en el Sistema Nacional de Salud (SNS) durante el primer semestre de 2018, según el último informe de listas de espera publicado por el Ministerio de Sanidad. De ellos, el 12,2 % llevaba más de seis meses para pasar por el quirófano. En España, el tiempo medio de espera para una operación no urgente en la sanidad pública es de 93 días. Esta es una de las principales quejas de los pacientes que acuden a los hospitales públicos españoles, pero no es la única. Según los últimos datos publicados por Eurostat en 2017, nuestro país contaba con 297,9 camas por cada 100.000 habitantes al final de 2015. La cifra está lejos de las 514,54 camas de media en Europa. Entre 2000 y 2014, el número de camas de hospital per cápita descendió de forma constante un 20 %.
La dieta mediterránea, a la baja
Hace ya tiempo que los expertos confirman un cambio en nuestras costumbres alimentarias. “Los cambios sociales y económicos de las últimas décadas y la implantación de nuevos estilos de vida han modificado los hábitos alimentarios de la población española, produciendo un descenso notable del consumo en los hogares de los productos incluidos en la dieta mediterránea”, reconoce el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Para el dietista-nutricionista Eduard Baladia, la clave pasa por convertir a España “en un país en que las opciones de alimentación saludable sean las más accesibles”. Para conseguirlo, opina este experto, se debe “dejar de pensar en responsabilidad individual a la hora de alimentarse, y centrarse en la responsabilidad comunitaria: hay que actuar para que la comunidad tenga como única vía la alimentación saludable”.
Entonces, ¿somos los que más años duramos o los que mejor duramos?
España tiene la mayor esperanza de vida de toda la UE, con una media de 82,9 años. Y las previsiones apuntan a que, en 2040, la cifra puede alcanzar los 85,8 años, superando incluso a Japón, el país más longevo del mundo. Baladia argumenta que en esta ecuación, y teniendo en cuenta una definición amplia de salud, entra también la soledad. “Hay que trabajar mucho sobre la prevención de enfermedades, pero también la soledad de los ancianos y en alargarles la vida percibida como útil a sus ojos, porque la mayoría cree que no sirve ya. Sí o sí hay que hablar de cambios en todos los sistemas para que eso se produzca”, sostiene.
A mayor esperanza de vida, más número de enfermedades crónicas
La esperanza de vida aumenta y nuestros mayores afrontan la vejez en mejores condiciones de salud que décadas atrás. “Pero al tener una baja natalidad, la pirámide poblacional se está invirtiendo, hay más personas mayores que jóvenes. Y esto afecta directamente a una mayor prevalencia de enfermedades crónicas, más aún si están relacionadas con la edad”, avanza Eduard Baladia.
El último Informe Cronos señala que estas enfermedades afectan a más de 19 millones de personas (casi 11 millones son mujeres), sobre todo a partir de los 55 años, y causan más de 300.000 muertes al año. Algunos problemas de salud crónica han aumentado de forma considerable: en las últimas dos décadas la hipertensión pasó de afectar al 11,2 % de la población adulta al 18,5 %; la diabetes, del 4,1 % al 7 %; y el colesterol alto, del 8,2 % al 16,4 %. En la infancia, las enfermedades crónicas prevalentes son la alergia (10,0 %) y el asma (5,2 %). Además, estas dolencias “repercuten en un aumento del gasto de los servicios sanitarios y las familias: vivimos más años y convivimos con una enfermedad que requiere cuidados y tratamientos farmacológicos”, recuerda el informe.
¿Y qué consecuencias tiene la contaminación en las grandes ciudades?
Hasta 93.000 personas han muerto en la última década en España a causa de la contaminación atmosférica, según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y el Ministerio de Medio Ambiente. O lo que es lo mismo, el 3 % de la mortalidad anual en nuestro país se debe a esta cuestión. Además, un 35 % de la población española respira aire contaminado y ciudades como Madrid registraron más de 20 episodios de alta contaminación en 2017. De hecho, Bruselas tiene abierto un expediente contra España por el incumplimiento crónico de los niveles de dióxido de nitrógeno, sobre todo en Madrid y Barcelona. También mata la contaminación acústica: el ruido provoca 1.700 nacimientos con bajo peso, y un 17 % de los niños nacen prematuros debido a este problema.
La Atención Primaria, en la cuerda floja por falta de médicos y pediatras
La escasez de médicos de Atención Primaria preocupa a pacientes y profesionales. La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos advierte de que faltan más de 2.700 médicos de familia y pediatras. Y el propio Ministerio admite que la sanidad pública necesita 4.000 especialistas, un déficit que aumentará hasta triplicarse en 2025.
Además, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) denuncia que, desde 2008, la sanidad en España se ha deteriorado enormemente, lo que “pone en riesgo la Atención Primaria”. Entre los años 2010 y 2014, “la inversión sanitaria pública total se ha recortado un 10,7% […]. La falta de incentivos y la nula contratación de médicos en Atención Primaria ha ocasionado que al número de pacientes que de forma habitual tiene asignado un médico se le añadan los de un compañero cercano, ya sea por su ausencia motivada por las vacaciones, una enfermedad o estar realizando una jornada formativa. Esta sobrecarga que estoicamente se ha ido asumiendo por los médicos con la mejor disposición posible está quebrando el sistema tras 10 años”, apunta el documento. Por RAMIRO VAREA. Consumer.Eroski .28 de febrero de 2019
¿Por qué España se ha convertido en el país más saludable del mundo?
Será por el aceite de oliva. La dieta mediterránea, desde luego, ha resultado decisiva. Puede que el clima también tenga (mucha) culpa y más todavía nuestro sistema sanitario. El cóctel de todos ellos ha hecho posible que España haya logrado arrebatar a Italia el liderazgo de la ‘Bloomberg Healthiest Country Index’, en su edición de 2019, obteniendo una puntuación de 92,7 sobre 100. En esta lista, que evalúa la calidad de diferentes factores que contribuyen a garantizar el bienestar en 169 estados como los hábitos alimenticios, el sistema sanitario, la esperanza de vida, el tabaquismo, la obesidad y el medio ambiente, entre otros, nuestro país ocupaba la sexta plaza en 2017 (año en el que se publicó el anterior). Relegada a la segunda posición, Italia es seguida de cerca por Islandia, Japón, Suiza, Suecia, Australia, Singapur, Noruega e Israel en un ránking en el que hay que descender hasta el puesto 35 para encontrar a Estados Unidos.
Para proclamarnos nuevos campeones del mundo en salud se han tenido en cuenta datos tan reveladores como que España será el país con mayor esperanza de vida (85,8 años) en 2040, por delante de Japón (con 85,7), según se desprende de un informe realizado por el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington.
Otro factor clave para entender el subidón español es la calidad del “sistema público de atención primaria, con los médicos de familia y el personal de enfermería” cuyo papel, según la versión española del Observatorio Europeo de los Sistemas y Políticas Sanitarias de 2018, fue clave en la reducción de las muertes por cáncer o enfermedades cardiovasculares.
Hábitos alimentarios.
Al igual que ocurre en Italia, la dieta mediterránea es uno de los principales garantes de la buena salud de los españoles. Lo afirman basándose en “el artículo más influyente sobre este tema realizado hasta la fecha”, explica Miguel Ángel Martínez, autor senior de la citada publicación a la que alude Bloomberg, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y coordinador -del 2006 y 2013- de PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), red de investigadores en la que también trabajan expertos de las universidades de Málaga, Sevilla, Baleares, Barcelona, Reus, Canarias y Vitoria, así como 200 centros de salud primaria.
¿En qué consistió su investigación? “Durante cinco años, escogimos a 7.500 personas para que, en lugar de comer lo que les gustaba, comieran lo que les dijéramos. A unos les tocó dieta mediterránea y a otros, baja en grasa (que era el paradigma que había entonces). Así pudimos observar que con la primera, la que hacían nuestros abuelos, se reducían un 30% las enfermedades cardiovasculares“, relata Miguel Ángel Martínez. La noticia dio la vuelta al mundo y, desde entonces, este catedrático de la Universidad de Navarra no ha parado de divulgar la buena nueva por todo el planeta. “En Estados Unidos tuvo mucho más impacto que aquí e incluso me nombraron catedrático visitante de la Universidad de Harvard por este motivo”.
¿Cómo deberíamos alimentarnos para obtener todos los beneficios que puede reportarnos la dieta mediterránea? “El punto clave es cocinar todo con aceite de oliva virgen extra; consumir frutos secos por lo menos tres veces por semana; comer más pescado que carne (preferiblemente que ésta sea de ave); tomar muchas ensaladas, verduras, legumbres (tres veces por semana como mínimo) y frutas como postre. A partir de los 45 años, además, es recomendable beber una copa de vino en las comidas. Todo es y, por supuesto, olvidarnos de dulces, bollería industrial, bebidas azucaradas”, detalla este catedrático.
Comida, clima y los mejores médicos e investigadores… lo tenemos todo para vivir hasta cerca de los 100 años. ‘Sólo’ nos queda poner algo de nuestra parte. GEMA GARCÍA MARCOS. El Mundo .27 feb. 2019
El país más sano del mundo
El Producto Interior Bruto (PIB) es la variable que se utiliza para medir el nivel de riqueza de un país y, por tanto, de bienestar de sus habitantes. Sin embargo, en los últimos años, al hilo de la irrupción de lo emocional en todos los aspectos de la vida, se han ido añadiendo nuevos parámetros para medir ese nivel de bienestar que sobrepasan la fría estadística. Hay quien habla de Felicidad Interior Bruta. La ONU, por ejemplo, elabora un Índice de Desarrollo Humano que, además del PIB per cápita, mide factores como la esperanza de vida, el nivel de escolarización, la sanidad, etc… Estamos de acuerdo en que el país más rico no es necesariamente el mejor para vivir.
Pues bien, el Bloomberg Healthiest Country Index ha situado a España como el país más sano del mundo en 2019. La clasificación está basada en estudios de la ONU, el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud que analizan factores como la esperanza de vida, la obesidad, el tabaquismo o la calidad del aire y del agua. Entran en el estudio 169 países y por detrás de España están, por este orden, Italia, Islandia, Japón, Suiza y Suecia. Sí. En esto superamos a los tan envidiados países nórdicos.
España destaca en expectativa de vida. Tiene la más alta de la Unión Europea y sólo es superada en el mundo por Japón y Suiza. Si se mantiene esa progresión, seremos el país más longevo del mundo en 2040. Está claro que esto genera un problema de productividad y de sostenibilidad del sistema de pensiones, pero también dice mucho de nuestro modo de vivir.
El sistema de salud es el segundo punto en el que sobresalimos. El informe analiza el resultado que se obtiene en función del dinero invertido en Sanidad. Destaca cómo en la última década se ha observado en nuestro país un importante descenso de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cáncer, a pesar de que no es el país que más gasta en Sanidad en términos relativos. En 2015, el gasto sanitario medio anual per cápita en nuestro país fue de 3.153 dólares, muy por debajo de los 9.451 dólares de Estados Unidos, de los 5.267 de Alemania o de los 4.407 de Francia. España se situó por debajo de la media de la OCDE, que está en 3.814 dólares por ciudadano.
Con sus contras, que los hay, tenemos un sistema sanitario competitivo gracias, dice el estudio, a la gran labor de prevención de los profesionales de la atención primaria y al eficiente modelo público, que se nutre de los impuestos y opera con los principios de universalidad, acceso libre y equidad financiera, fundamental para que llegue a toda la población.
Otro aspecto que nos impulsa hacia el primer lugar del mundo como país más saludable es la dieta mediterránea, rica en aceite de oliva, fruta, verduras y pescado, que hace que España no sufra tanto como otros países desarrollados el problema de la obesidad y reduzca el riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, etc. Incluso la siesta nos ayuda a auparnos en el primer puesto del ránking: «Algunos estudios sugieren que una siesta de una media hora puede tener importantes beneficios para la salud», señala el estudio.
· España es el país más sano del mundo. De vez en cuando viene bien que desde fuera nos eleven la autoestima colectiva. A pesar de los pesares, no somos tan malos aunque nos empeñemos en ello. VICENTE LOZANO, El Mundo. 1 mar. 2019
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