.Hábitos de vida
Los problemas del consumo del alcohol
El alcohol provoca cáncer y sobrepeso: tres cañas son como un trozo de tarta
Las sociedades científicas avisan de que los riesgos de su consumo afectan también a quienes lo ingieren de forma moderada.
Según la OMS, cada año se producen 3 millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol.
EFE, 14/11/2022 –
El alcohol tiene riesgos para la salud y su consumo excesivo se relaciona con más de 200 enfermedades, entre ellas el cáncer, además de favorecer la obesidad, ya que el consumo de alcohol supone la ingesta de «calorías vacías»: tres cañas equivalen a comerse un trozo de tarta.
Con motivo del Día Mundial sin Alcohol que se celebra mañana, las sociedades médicas avisan de que los riesgos de su consumo afectan también a quienes lo ingieren de forma moderada.
La Sociedad Española de Epidemiología (SEE) advierte de que las bebidas alcohólicas contienen un gran número de calorías (120 por vaso de vino o cerveza, y hasta 450 si son bebidas de alta graduación) sin aportar ningún nutriente de valor para el organismo, además de asociarse a otros efectos negativos sanitarios y sociales.
El 70 % de los adolescentes de entre 14 y 18 años bebieron alcohol a lo largo del último año y uno de cada tres se ha emborrachado en el último mes. Los epidemiólogos quieren endurecer la regulación publicitaria de las bebidas, especialmente en las redes sociales, para desincentivar el consumo en menores.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen 3 millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol, un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos.
¿Cuál es el consumo de bajo riesgo?
El consumo de bajo riesgo para la salud es una caña o un vaso de vino al día en el caso de las mujeres y dos en el caso de los hombres, si bien eso no significa que sea inocuo, recuerdan los epidemiólogos. «Cualquier consumo de alcohol puede ser perjudicial para la salud, por ejemplo, pequeñas cantidades aumentan el riesgo de tener cáncer de colon y de mama, entre otros efectos negativos”, recuerda la sociedad científica.
Incide en ese mensaje la confederación de alcohólicos, ya que ahora se sabe que no es cierto que sea positivo consumir vino en las comidas: «La ciencia ha demostrado que cualquier cantidad de alcohol puede ser perjudicial para la salud y que cuanto menos se beba, mejor. Uno de cada 8 cánceres causados por el alcohol están causados por el mal llamado consumo moderado», dice esta asociación, que apunta además que casi la mitad de los cánceres relacionados con el alcohol fueron de mama.
Para evitar el acceso temprano al consumo, la Fundación Alcohol y Sociedad forma a menores en los centros escolares y les ofrece información veraz y contrastada para que tomen decisiones sobre su consumo.
Este programa implica a los menores, sus familias y profesores con el objetivo de retrasar la edad de inicio al consumo de todo tipo de bebidas alcohólicas, reducir la cantidad de alcohol que los menores consumen y minimizar la cantidad que ingieren.
¿Cuántas calorías de más tiene el alcohol?
- Por MARGA CASTILLO, pùblicado en Expansión el 14 NOV. 2022 –
Ir de cañas, de vinos o de cubatas equivale a tomarse varios postres en términos calóricos, un hábito tóxico socialmente aceptado pero con efectos tóxicos que se acentúan entre los adolescentes, con organismos todavía en desarrollo.
Beber alcohol engorda, pero ¿cuánto? Una copa de vino o una caña de cerveza contiene unas 120 calorías y tres cañas o copas de vino equivalen a una porción de tarta.
En el caso de las bebidas de alta graduación como el ron, el whisky o el vodka cada copa contiene unas 300 calorías; 450 si se les añade algún refresco con azúcar. Un cubata tiene las calorías equivalentes a una hamburguesa, con la diferencia de que las calorías que proporciona el alcohol son calorías vacías ya que no aportan ningún nutriente de valor para el organismo, tan solo los componentes tóxicos del alcohol etílico. Por ello los expertos piden etiquetar la información nutricional de las bebidas alcohólicas y regular la publicidad y el márketing dirigido al público adolescente.
Por ejemplo, para «quemar» una copa de vino o champán (unas 75 calorías) hace falta hacer 10 minutos de pesas o remar en una máquina o hacer aeróbic acuático durante 15; un tercio de cerveza (150 calorías) implica caminar a ritmo intenso durante 30 minutos o un combinado (160) pasar a aspiradora 40 minutos y un gintonic (210), saltar a la cuerda durante 20. Para quemar un vodka habría que boxear durante 15 minutos, según un documento del Ministerio de Sanidad y Consumo.
Con motivo de la celebración el 15 de noviembre del Día Mundial Sin Alcohol, la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) ha puesto en marcha una campaña en la que demanda un etiquetado de información nutricional para bebidas alcohólicas y una mayor regulación de publicidad en redes sociales.
Los médicos recuerdan que los menores de edad son una franja de población especialmente vulnerable a los efectos nocivos para el organismo del consumo de alcohol, sea cual sea la cantidad ingerida tal y como demuestra la evidencia científica al respecto que concluye que no hay cantidad mínima segura.
4,5 KILOS MÁS AL AÑO
Basta con tomar pequeñas cantidades de forma continua para ganar peso a largo plazo. Cada cerveza «supone 150 calorías, que se tienen que añadir a las que se consumen con el café, el té o los refrescos». 100 calorías al día (menos de una cerveza) pueden llegar a suponer 4,5 kilos extra al año, según ¡un estudio del Centro Nacional de Estadísticas de la Salud (NCHS) de EEUU.
La campaña emprendida por Grupo de Trabajo sobre Alcohol de la SEE que lleva por lema Sabiendo lo que consumes, proteges tu salud financiada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, busca concienciar a la población de los riesgos que el consumo de alcohol tiene sobre la salud y la influencia de la publicidad de esta sustancia entre los más jóvenes.
Los epidemiólogos, partidarios de regular la publicidad para desincentivar el consumo, sobre todo entre los menores, lamentan que pese a las recomendaciones sanitarias de la Unión Europea, la legislación española, al contrario de lo que han hecho otros países europeos, no obliga a las empresas que producen bebidas alcohólicas a colocar etiquetas con la información nutricional de sus productos y advertencias sobre los daños que produce el consumo de alcohol, al igual que se hace con el tabaco.
El consumo de alcohol, incardinado en la sociedad
Beber en grupo es algo incardinado a culturas como la occidental, asociado a la felicidad, la fiesta, la alegría y una vía de escape frente a la rutina. Es indiscutible la influencia que tiene el alcohol en la sociabilización de muchos individuos tanto para integrarse en un grupo determinado como para excluirse. Fenómenos como el «botellón» o el «binge drinking» (consumo de grandes cantidades de alcohol en un breve periodo de tiempo) se han establecido como costumbre habitual de fin de semana entre adolescentes y jóvenes, con el fin de divertirse, de sentirse integrados y comunicarse de manera más desinhibida.
La exposición a la publicidad es manifiesta, señala esta sociedad científica, que recuerda que el 70% de los adolescentes de entre 14 y 18 años bebieron alcohol a lo largo del último año, y uno de cada tres se ha emborrachado en el último mes.
La SEE concluye que este hecho es un efecto directo de la publicidad: «El día a día está lleno de mensajes que incitan al consumo de alcohol, como el mobiliario de las terrazas y los establecimientos hosteleros, en los que es habitual que haya logotipos de bebidas alcohólicas»; recuerdan. Además, «las redes sociales son una parcela en la que la regulación de este tipo de publicidad es más compleja y la industria de las bebidas alcohólicas introduce elementos publicitarios de distinto formato», apunta la SEE en un comunicado.
Por este motivo, la SEE propone «abordar la regulación de la publicidad en estos soportes, puesto que existe evidencia científica de que una menor presión y promoción publicitaria de las marcas de bebidas alcohólicas se asocia a un menor consumo por parte de las personas más jóvenes».
La campaña también aborda la falsa creencia de que existe un consumo de alcohol seguro. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen tres millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol, un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos. «Cualquier consumo de alcohol puede ser perjudicial para la salud, por ejemplo, pequeñas cantidades aumentan el riesgo de tener cáncer de colon y de mama, entre otros efectos negativos».
LOS EFECTOS COLATERALES DE UNA BORRACHERA
Grupos de personas se concentran en la vía pública durante el primer día de las fiestas de la Mercè en Barcelona en una imagen de archivo del 24 de septiembre de 2021, todavía con algunas restricciones en la hostelería por la pandemia,
Algunas investigaciones sugieren que el consumo excesivo de alcohol en la adolescencia desciende los niveles de hormonas sexuales (estrógenos, hormona luteinizante y testosterona) y de las hormonas de crecimiento tanto en chicos como en chicas.
Los adolescentes que beben excesivamente experimentan efectos adversos en su hígado (elevación de enzimas hepáticas: GGT y ALT), huesos (se ha observado una disminución de la densidad ósea en chicos), crecimiento y desarrollo endocrino.
El cerebro del adolescente pudiera ser más sensible a los efectos dañinos del alcohol que el de los adultos y la exposición temprana al alcohol es un claro predictor de una posible dependencia al alcohol en la edad adulta. En el caso de los adolescentes la dosis de alcohol permitida debería ser cero. Las consecuencias para su organismo y su cerebro pueden ser nefastas y causarles graves secuelas.
Beba o no, hablar a un adolescente sobre los límites del consumo de alcohol puede ayudarle a entender y racionalizar la ingesta. El consumo dependerá de cada organismo y de si es hombre o mujer, de su peso, de cómo tenga la tensión arterial y de si su hígado y su corazón están sanos. Los chicos, además, al tener una masa corporal mayor que las chicas, también tienen más volumen de sangre en el que diluir el alcohol y se emborrachan más fácilmente.
El alcohol es una droga de acción rápida y metabolización lenta. Los primeros efectos empiezan a notarse antes de 10 minutos, y como máximo, entre 30 y 60 minutos después de beber. Pero el rastro del alcohol suele tardar horas en desaparecer de la sangre, y lo hace a medida que el hígado lo descompone, por lo general a un ritmo de entre 10 y 15 gramos de alcohol por hora.
Hace falta entre una hora y una hora y media para que el alcohol de una lata de cerveza o un combinado desaparezcan de las venas. Sin olvidar que, a la mañana siguiente, nadie se libra de la desagradable resaca.
Los efectos que se derivan de la ingesta de grandes cantidades de bebidas alcohólicas en un escaso período de tiempo son múltiples y relativamente frecuentes: borracheras, peleas, discusiones y conflictos familiares o con las amistades, dificultades para estudiar o trabajar y otros más graves como accidentes de tráfico, abuso y dependencia o violencia.
Fuentes: Ministerio de Igualdad, Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, Fundación La Caixa
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