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Actividad física para la artritis
Día Mundial de la Fisioterapia: así debe ser el ejercicio para la artritis
El sedentarismo es uno de los peores enemigos de la artritis. El ejercicio físico es fundamental frente a los síntomas de dolor articular, rigidez y pérdida de fuerza que caracterizan las enfermedades reumáticas. Pero debe ser pautado, progresivo y supervisado.
Por María Sámchez-Monje Publicado en Cuidate+ Viernes, 8 Septiembre, 2023
Se calcula que 1 de cada 4 personas sufre una patología reumática en España. “Que la artritis no te paralice”, lema del Día Mundial de la Artritis.
Las artritis es la inflamación de las articulaciones y el denominador común de las enfermedades reumáticas, entre las que se encuentran la artritis reumatoide, la osteoporosis, la artritis psoriásica, la artritis idiopática juvenil, la gota y muchas otras. Es un problema muy frecuente: se calcula que en España 1 de cada 4 personas mayores de 20 años padece alguna patología de este tipo.
Con motivo del Día Mundial de la Fisioterapia, que se celebra el 8 de septiembre, el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (Cpfcm) ha organizado una performance en la entrada del Museo Reina Sofía para advertir sobre el papel del ejercicio físico en las personas con artritis. Bajo el lema Que la artritis no te paralice, un grupo de actores ha realizado una coreografía junto a múltiples maniquíes que representaban los síntomas de los afectados.
¿Existen deportes o ejercicios prohibidos para las personas con artritis? “No, lo único prohibido es el sedentarismo”, ha respondido el vicedecano del Cpfcm, Pablo Herrera, en declaraciones a CuídatePlus.
Ejercicio pautado, supervisado y progresivo
Ante una enfermedad reumática, mantenerse activo es una de las pautas terapéuticas más importantes, junto con tomar el tratamiento farmacológico prescrito por el médico y tener una dieta adecuada. “Una de las ideas clave del Día Mundial de la Fisioterapia es desmitificar las ideas erróneas en torno al ejercicio físico para la artritis”, comenta Herrera. “Siempre se decía que era malo para quienes sufren estas patologías”. Nada más lejos de la realidad.
Pero no se trata de realizar cualquier ejercicio ni de cualquier forma. Debe ser individualizado, pautado, supervisado y progresivo. “Si alguien empieza de golpe, va a acabar con mucho más dolor y más cansado, por lo que al día siguiente va a llegar a la conclusión de que no le ha servido de nada y no va a hacer más ejercicio”, expone Herrera. “Es fundamental una adaptación progresiva”, enfatiza.
La rigidez, la pérdida de fuerza, la falta de equilibrio y el dolor articular son los síntomas de la artritis para los que está especialmente indicado el ejercicio. Para pautar el tipo de actividad más adecuada en cada paciente, el fisioterapeuta tiene en cuenta diversos factores, como la enfermedad de que se trate (artritis reumatoide, artrosis, gota…) y la fase, ya que suelen cursar con brotes o crisis.
“En un paciente con una crisis de gota no tiene sentido hacer un ejercicio muy intenso que incida en la articulación inflamada del dedo del pie”, apunta Herrera, “pero se puede hacer un trabajo a distancia”. Esto implica un ejercicio aeróbico con el resto del cuerpo “con el que se consigue eliminar más sustancias de desecho, mejora la condición física y ayuda a que esa inflamación se vaya reduciendo”.
¿Ejercicio de fuerza o aeróbico?
El fisioterapeuta es el encargado de orientar a cada paciente con un programa personalizado de ejercicios que combina cuatro áreas: movilidad, fortalecimiento muscular, aeróbicos y equilibrio.
El paseo diario se queda corto para buena parte de los pacientes. “Lo que ahora se está recomendando más es el ejercicio de fuerza, es decir, levantar peso”, indica el Herrera. También es bueno el ejercicio aeróbico, “pero no solo caminar, sino también correr, bicicleta, etc.”. E, incluso, a algunos pacientes se les recomienda el ejercicio de alta intensidad.
La última palabra la tiene el fisioterapeuta, quien explica en cada caso cómo hacer ejercicio de manera segura, aumentar los niveles de actividad, establecer metas, controlar los síntomas y encontrar el equilibrio adecuado entre descanso y actividad.
Para ello, una de las herramientas que utiliza este profesional son las escalas de medida, entre las que cabe citar la escala de esfuerzo percibido, que determina la intensidad del trabajo que puede hacer cada persona. También se usan escalas de dolor, que sirven para decidir el tipo de actividad que se puede hacer cuando el nivel de molestia es reducido y los ejercicios que conviene evitar cuando el dolor es elevado.
Al final, el objetivo es que el paciente con artritis pueda realizar ejercicio físico de forma autónoma. “Lo ideal es que el paciente sea capaz de autocuidarse y nosotros podamos hacer un seguimiento, ver cómo evoluciona y, a partir de ahí, su autonomía es lo más importante”, concluye el fisioterapeuta.
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