.Hábitos de vida
Alcohol y cocaína, una asociación letal para la salud
Alcohol y cocaína, una asociación letal para la salud y que parece aumentar entre jóvenes
Sorprenden los diagnósticos cada vez más frecuentes de jóvenes que presentan a la vez cirrosis hepática, por el consumo de alcohol, y microcardiopatías, por el de cocaína.
Publicado en Diario Médico el Mié, 26/02/2025 – 12:21
Cómo afrontar la evolución de las enfermedades hepáticas, con una creciente prevalencia de la enfermedad hepática por alcohol y del esteatosis hepática metabólica, popularmente conocida como hígado graso, ha sido uno de los planteamientos que han expuesto los profesionales que participan en el 50 Congreso anual de la Asociación Española del Estudio del Hígado (AEEH) que se está celebrando en Madrid y en el que participan 1.000 especialistas.
La celebración de este encuentro científico, que este año llega a su cincuenta aniversario, coincide además con un hito importante: la celebración de diez años del Plan Estratégico para el abordaje de la Hepatitis C en el Sistema Nacional de Salud (PEAHC), que ha permitido curar y tratar a más de 170.000 pacientes en nuestro país. Se trata de la buena noticia en un escenario de clara evolución de las patologías hepáticas, con una tendencia decreciente de las de origen vírico, pero con un crecimiento exponencial de las vinculadas al alcohol y el hígado graso.
España es uno de los países europeos con mayor consumo de alcohol y tres de cada cuatro estudiantes de 14 a 18 años reconocen haber tomado alcohol alguna vez en el último año, unos datos que explican la creciente incidencia de las enfermedades del hígado en edades cada vez más tempranas. Además, un nuevo tóxico ha entrado en escena, complicando aún más la situación. Se trata de la cocaína. España es, tras el Reino Unido, el país del mundo en el que más jóvenes entre 18 y 34 años la consumen: más del 5%.
A los expertos les preocupa los resultados de esta suma, que, más que una suma, es una multiplicación de los daños para la salud, y además no suficientemente conocida. «Aunque se conocen bien los perjudiciales efectos para la salud de ambos tóxicos por separado, conocemos mucho peor el efecto conjunto de ambas sustancias», señala Ramón Bataller, director del Registro de Enfermedad Hepática por Alcohol (REHALC) de la AEEH.
Este hepatólogo que matiza que este desconocimiento se produce en parte por la propia metodología de la investigación médica, que siempre trata de aislar las causas de las enfermedades para precisar los efectos que provocan. La concurrencia del consumo de alcohol y cocaína y los cuadros que se empiezan a ver desde hace ya algún tiempo en personas cada vez más jóvenes que consumen ambos tóxicos invitan a realizar estudios de envergadura al respecto.
Retroalimentación al alza
Los hepatólogos sugieren un peligro doble. Por un lado, por las consecuencias de este consumo conjunto, que hay que investigar más, pero de la que ya se tienen algunas sospechas. Así, sorprenden los diagnósticos cada vez más frecuentes de jóvenes que presentan a la vez cirrosis hepática (asociada a consumo de alcohol) y microcardiopatías (asociada a consumo de cocaína). Del mismo modo, hay indicios para pensar que el consumo continuado de ambas sustancias pueda estar detrás de las muertes súbitas de personas jóvenes sin una explicación clara.
Pero es que, además, y por otro lado, entre el consumo de alcohol y cocaína hay una retroalimentación peligrosa. Quiere decirse que el consumo de uno favorece el de la otra y viceversa. En presencia de alcohol, jóvenes en principio reticentes se desinhiben y la prueban. Inversamente, la cocaína es un gran estimulante que produce euforia e invita a prolongar fiesta y seguir bebiendo más y más. Con lo que el consumo conjunto incrementa también los daños individuales que cada una de estas sustancias produce para la salud.
De la íntima asociación entre el consumo alcohol y cocaína hay además datos fehacientes. Entre los jóvenes de 18 y 34, en nueve de cada diez casos, el consumo de cocaína va ligado al alcohol, por lo que al daño que causa el primer tóxico se suma el del segundo, de forma aislada y en combinación con aquél. Y eso es un gran riesgo, pero no el único. El otro gran riesgo es que esta puerta que se cruza desde la cocaína al alcohol se cruce en sentido inverso. De modo que muchos jóvenes que ahora solo beben alcohol acaben consumiendo también cocaína.
Los especialistas piden por ello una acción potente de las administraciones y de las familias para alejar a los jóvenes de esta cultura tóxica. Para Bataller, «ningún joven está libre de la exposición a la cocaína y en presencia de alcohol lo está mucho menos», quien lamenta que el consumo de alcohol está «normalizado entre los jóvenes y el de la cocaína cada vez más».
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