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Alimentos fraudulentos
Candidatos al Premio al Producto Alimenticio más Fraudulento del Año 2019
Foodwatch Países Bajos ha presentado a los nominados al Premio al Producto Alimenticio más Fraudulento del Año 2019 (Het Gouden windei 2019), se trata de ocho productos que se consideran un engaño al consumidor por su etiquetado, composición testimonial de ingredientes destacados en la publicidad, etc.
A primeros de noviembre se presentaban los candidatos al Premio a la Mentira Publicitaria más Insolente del Año 2019 de Alemania, se trata de cinco productos alimenticios que son una pequeña representación de las tácticas y artimañas de la industria alimentaria para confundir, engañar y embaucar a los consumidores. Los productos están sujetos a una votación online y a principios de diciembre se dará a conocer al ganador del Premio a la Mentira Publicitaria más Insolente del Año.
El caso es que desde hace unos años, un concurso prácticamente idéntico se lleva a cabo en los Países Bajos y también lo organiza Foodwatch, se trata del Premio al Producto Alimenticio más Fraudulento del Año 2019 (Golden Wind Egg 2019). Así que ya se han presentado los ocho productos alimenticios que son candidatos a este premio que, por supuesto, ninguna empresa alimentaria quiere recoger, pero eso no evita que se ponga en marcha una puesta en escena en la que se realiza una entrega simbólica del premio, dándose a conocer a los medios de comunicación.
Como en cada edición, Foodwatch Países Bajos recuerda que a lo largo del año, algunas empresas alimentarias utilizan estrategias de marketing publicitario con las que se burlan y engañan a los consumidores, el premio es una oportunidad para poner al descubierto a estas empresas y las prácticas fraudulentas que llevan a cabo y que cuestionan su honorabilidad y honestidad, siendo, además, un modo de forzarlas a que cambien su proceder y actúen de un modo honesto y transparente. Como ya hemos comentado en muchas ocasiones, sería interesante llevar a cabo en nuestro país un concurso similar, seguramente contribuiría a forzar cambios en la industria alimentaria, que serían beneficiosos para los consumidores.
Dicho esto, los candidatos al premio en esta nueva edición son los siguientes: un queso de cabra para untar de la cadena de supermercados holandesa Albert Heijn, la crema de cacahuetes de la marca Bongo, el agua ecológica enlatada de CanOwater, una confitura de frutos del bosque de Damhert, unas supuestas verduras de temporada de la cadena de supermercados Albert Heijn, una crema de chocolate para bebés elaborada por De Kleine Keuken, las barritas Kellogg’s Coco Pops de Kellogg’s, y la bebida Lipton de Té Matcha de Lipton.
El queso de cabra de untar de Albert Heijn ha sido nominado por destacar un ingrediente que resulta minoritario, el producto sólo contiene un 9% de queso de cabra, siendo el queso de vaca el mayoritario con un 45%. Si el consumidor no lee el etiquetado y se guía simplemente por la publicidad del envase, creerá que está disfrutando de un queso de cabra, claro, que como ya hemos comentado en otras ocasiones, son muchas las empresas alimentarias que utilizan un ingrediente absolutamente minoritario como protagonista en la presentación de un producto, práctica que la legislación comunitaria actual permite. No es la primera vez que un ingrediente cuya presencia puede llegar a ser prácticamente testimonial sale destacado en un producto, de ello hablábamos aquí.
El agua ecológica enlatada de CanOwater se nomina precisamente por su envase, sabemos que el plástico es la peor opción, pero, lamentablemente, en el mundo se compran un millón de botellas de plástico por minuto, la mayoría se han elaborado con tereftalato de polietileno (Pet), un material que a pesar de ser muy reciclable, el 91% de los envases no son reciclados porque a la industria no le interesa trabajar con RPet (Pet reciclado). Para Foodwatch, reemplazar el plástico por las latas no es una buena opción, tanto por la composición de metales (se utiliza estaño) como por el coste energético, además, una buena parte de las latas vacías acaban en el medio ambiente. No tiene sentido que se presente este formato como una alternativa a la contaminación plástica, intentando vender la idea de que son más respetuosas con el medioambiente y destacando que se trata de agua ecológica.
La crema de cacahuetes Bongo destaca por su alto contenido en azúcares añadidos y grasas, sólo contiene un 51% de cacahuetes, el resto de ingredientes son dextrosa, grasa de palma y sal. De este modo, un producto que podría ser saludable, se convierte en manos de la industria alimentaria en un producto insano donde se ha sustituido la mitad de los cacahuetes por ingredientes más baratos y de mala calidad. Por ello, quizá la mejor opción es prepararnos nuestra propia crema de cacahuetes casera, algo que resulta muy sencillo siguiendo esta receta.
La confitura de frutos del bosque de Damhert es puro azúcar añadido, a pesar de que se anuncia como un producto elaborado únicamente con fruta entera, a no ser que la remolacha azucarera transformada se considere “pura fruta”. La mermelada contiene un 50% aproximadamente de frutas del bosque, el resto son otros ingredientes como el 32’6 gramos de azúcar por cada 100 gramos de producto, reguladores de la acidez como el ácido cítrico, el lactato de calcio, etc. No se debería anunciar como un producto elaborado únicamente con frutas, muchos consumidores no caerían en la trampa si leyeran las etiquetas.
Las verduras de temporada de la cadena de supermercados Albert Heijn son una tomadura de pelo, ¿cómo se puede presentar un producto de temporada estando fuera de temporada? Sencillo, porque el producto siempre está de temporada en otros países, en Perú siempre es temporada de espárragos, en Egipto siempre están en temporada de judías verdes, en Sudáfrica las sandías están presentes todo el año, y así una larga lista de frutas y verduras que ‘son de temporada’, pero en otros países del mundo. En su momento, Albert Heijn anunció que sólo comercializaría frutas y verduras de temporada, algo que fue bien recibido por los consumidores, ahora comercializa productos de otros países sin indicar su origen y presentándolo de un modo fraudulento.
La crema de chocolate para bebés De Kleine Keuken se recomienda para bebés a partir de 8 meses de edad, se anuncia como un producto saludable y natural para los más pequeños. La empresa comenta que tiene el sueño de que todos los niños crezcan sanos y con energía, sin embargo, en contra de los consejos nutricionales proporcionados por organizaciones como la OMS (Organización Mundial de la Salud), se presenta una crema de chocolate para untar, ideal para compaginar con la lactancia materna (entiéndase la ironía). El producto contiene un 30% de azúcares añadidos, esto es totalmente denunciable y juega en contra de la salud de los bebés.
Foodwatch comenta que las barritas Kellogg’s Coco Pops no son un producto saludable por su contenido en azúcares añadidos (27%), pero para anunciarlas como saludables la marca recurre a añadir vitaminas y minerales destacándolo en el envase. Esto nos recuerda a lo que ocurre en Estados Unidos, donde los alimentos con elevado contenido en azúcar incluyen declaraciones de propiedades saludables o nutritivas, una absoluta contradicción como comentábamos aquí.
Lipton de Té Matcha es otro ejemplo del uso de un ingrediente minoritario, prácticamente testimonial, que acapara todo el protagonismo del producto. La bebida contiene sólo un 0,007% de polvo de té matcha, un 0,14% de extracto de té verde, el resto es agua, aromas, colorantes, estabilizantes, etc. De acuerdo que es una bebida, pero si tuviera más té matcha, no harían falta aromas ni colorantes. La UE debe legislar sobre este tema y no permitir que un ingrediente minoritario, sea el protagonista haciendo creer a los consumidores que es mayoritario. Claro que esto ocurre con muchísimos productos alimenticios, en nuestro país podemos encontrar una crema de bogavante que sólo contiene un 0’5% del crustáceo, tortellini de trufa que contienen únicamente un 0’005% de trufa, etc.
Los candidatos han sido presentados y, como siempre, la organización de consumidores invita a los internautas a votar por el que consideran el Producto Alimenticio más Fraudulento del Año 2019, en unos 30 días se cerrará la votación y podremos conocer al ganador de este premio. Lo dicho, esperamos que alguna organización de consumidores ponga en marcha un premio similar, o que Foodwatch se instale en España como lo ha hecho en otros países y lleve a cabo la convocatoria del mencionado concurso. A través de la página oficial de esta organización, podréis conocer más detalles de los nominados. Gastronomía y Cía 28-11-2019
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