Sin categoría
Alteraciones persistentes de olfato y gusto tras el covid
27 millones de casos de covid siguen con alteraciones en olfato y gusto
La pérdida de olfato o gusto por la covid-19, que quedó en una anécdota para la mayoría, sigue afectando a millones de personas.
La hiposmia, anosmia y ageusia son síntomas característicos de la infección por SARS-CoV-2.
Pere Íñigo. Diario Médico Jue, 28/07/2022 –
La pérdida (parcial o total) del olfato y/o del gusto, síntomas característicos de la covid-19 en el inicio de la pandemia, sigue afectando a un buen número de personas infectadas, aunque no con tanta frecuencia con las nuevas variantes. Si bien en la mayoría de casos estas alteraciones remiten, un estudio desvela que en al menos 27 millones de las infecciones esas alteraciones perduran.
El trabajo, que se publica en The British Medical Journal (BMJ), revela que un 5% de las personas que se infectaron con el SARS-CoV-2 siguen con alguno de estos sentidos, o incluso ambos, mermado.
Estos investigadores, encabezados por Song Tar Toh, profesor de Otorrinolaringología y de Cirugía de Cabeza y Cuello en el Hospital General de Singapur, señalan que con más de 550 millones de covid-19 confirmados, al menos 15 y 12 millones de pacientes adultos presentan hoy alteraciones del olfato y del gusto, respectivamente.
La mayoría de los pacientes recuperan estos sentidos durante los primeros tres meses, indican los científicos. No obstante, en un grupo importante la disfunción permanece.
Esos pacientes requieren una identificación, tratamiento y seguimiento específicos, pues, debido al impacto nada desdeñable que la anosmia o la ageusia tienen en la calidad de vida, constituyen un destacado problema de salud pública, advierten los investigadores.
Mujeres y congestión nasal
Especialmente afectadas son las mujeres, concluye también este estudio, pues tienen menos probabilidades de recuperar el sentido del olfato y el gusto que los hombres. También tenían menos probabilidades de recuperar el sentido del olfato los pacientes con mayor gravedad inicial de anosmia y aquellos con congestión nasal.
Para llegar a estas conclusiones, los autores del trabajo analizaron 18 estudios observacionales (14 de ámbito hospitalario) en los que participaron 3.699 pacientes que cumplían criterios. Después, aplicaron una técnica matemática para estimar las tasas de recuperación del olfato y el gusto e identificar los factores clave asociados con la duración y la probabilidad de recuperación.
La pérdida del olfato (anosmia o hiposmia) puede persistir en el 5,6% de los pacientes, mientras que el 4,4% no recuperaba el sentido del gusto. A los 30 días después de la infección inicial, el 74% de los pacientes informaron recuperación del olfato y el 79% de los pacientes del gusto. Dichas tasas de recuperación crecían con cada mes que pasaba, alcanzando un pico del 96% para el olfato y del 98% para el gusto a los seis meses.
Una de los pacientes del estudio informó a los investigadores que no había recuperado el sentido del olfato, transcurridos 27 meses desde la infección inicial.
Variantes
Según la investigación, el tipo de variante el SARS-CoV-2 no parece asociarse con la mayor probabilidad de recuperación del olfato o del gusto.
No obstante, en otros trabajos publicados, como el estudio ZOE en The Lancet ( con Cristina Menni, del King’s College London, como primera autora), se constata que la prevalencia de alteraciones del olfato en pacientes infectados por la variante ómicron es del 17%, frente al 52% con la variante delta.
En cuanto al tratamiento, la rehabilitación olfativa, iniciada lo antes posible, “es la única intervención específica de la enfermedad con evidencia de eficacia para el tratamiento de la disfunción olfativa postinfecciosa”, señalan los expertos en un editorial que acompaña al estudio en BMJ.
Rehabilitación olfativa
El entrenamiento olfativo fue propuesto por primera vez por Thomas Hummel en 2009; explota las capacidades regenerativas únicas del neuroepitelio olfatorio -que en estudios se ha identificado como el objetivo principal del tratamiento para la anosmia poscovídica-, haciendo que los pacientes traten de identificar una secuencia de cuatro olores fuertes (generalmente, rosa, eucalipto, limón y clavo, durante 15 segundos dos veces al día en el transcurso de varios meses).
El editorial también destaca el uso de esteroides nasales, cuyo objetivo es resolver la inflamación por el SARS-CoV-2, entre los tratamientos que han mostrado algún beneficio, así como, de forma más marginal en pequeños estudios, la administración de vitamina A intranasal y suplementos de ácido alfa lipoico y ácidos grasos omega-3.
Leave a reply