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Consecuencias del lesivo para la salud botellón
El ‘botellón’, caracterizado por un consumo intermitente y elevado de alcohol, el más lesivo para el cerebro adolescente
Reduce redes perineuronales relacionadas con el aprendizaje y la memoria, con gran efecto neurotóxico en una tapa cerebral especialmente vulnerable como la adolescencia.
Raquel Serrano publicado en Diario Médico el Jue, 15/08/2024 – 08:00
Investigadores del grupo de Neurofarmacología de las Adicciones y los Trastornos Degenerativos (Neurofan) de la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo, en Madrid, que dirige el profesor Gonzalo Herradón, han descrito por primera vez -en colaboración con investigadores de la Universidad Miguel Hernández, en Elche, Alicante-, una alteración fundamental que genera el alcohol en el cerebro adolescente.
Concretamente, el equipo ha observado que el consumo intermitente de alcohol durante la adolescencia -el que se lleva a cabo en el llamado ‘botellón’– produce un marcado descenso de las redes perineuronales en el hipocampo, un área cerebral fundamental en procesos de memoria y aprendizaje.
“Estas redes constituyen la matriz que rodea neuronas y que las protege de diversos daños, como la exposición a un tóxico como el alcohol”, explica Herradón. En este sentido, precisa que la investigación ha demostrado también que la modulación farmacológica de una proteína clave para el anclaje de esas redes perineuronales “regula estos efectos del alcohol y previene el daño que produce esta droga sobre los progenitores neuronales del hipocampo”.
Este trabajo se torna más importante, si cabe, tras las últimos datos emitidos por el Ministerio de Sanidad a principios de este mes de agosto, dentro del documento Monografía sobre alcohol 2024: Consumo y consecuencias, en el que se pone de manifiesto que el 30% de los menores de 12 y 13 años reconoce haber tomado alcohol al menos una vez en el último año.
Más preocupante es que el 28,2% de los estudiantes entre 14 y 18 años reconoce haber realizado un consumo en ‘atracón o ‘binge drink’: beber cinco o más copas, vasos o cañas de alcohol en un tiempo aproximado de dos horas.
El trabajo, publicado en Neuropharmacology, reúne las evidencias que llevaron a los investigadores a demostrar, en modelo animal, que este consumo intermitente de alcohol reduce significativamente las redes perineuronales en el hipocampo.
“Sin la matriz que envuelve a las neuronas, pueden ser más vulnerables a los efectos neurotóxicos del alcohol. Esto podría ser la causa de la gran pérdida de neuronas inmaduras en el hipocampo adolescente tras el consumo de grandes cantidades de alcohol, lo cual se ha relacionado con problemas cognitivos a corto y largo plazo, y un aumento del riesgo de sufrir demencia u otras enfermedades neurodegenerativas de forma precoz”, señala el profesor.
Consumir alcohol en la adolescencia se relaciona con problemas cognitivos a corto y largo plazo, así como con aumento del riesgo de demencia y neurodegeración de forma precoz
Herradón, Decano de la Facultad de Farmacia y Catedrático de Farmacología de la citada universidad, explica a DM que los principales efectos neurotóxicos del alcohol ocurren sobre los progenitores neuronales que se encuentran en determinados nichos en el cerebro, en espera de diferenciarse a neuronas cuando sea necesario. Esto forma parte de nuestro mecanismo de defensa cerebral ante procesos fisiológicos, como el envejecimiento, o patológicos , como trauma, isquemia o exposición a toxinas, entre otros. Un nicho importante de estas células es el hipocampo, área muy importante en los procesos de memoria y aprendizaje.
“El alcohol provoca un descenso muy marcado de estos progenitores neuronales en el hipocampo, lo cual podría contribuir a los problemas cognitivos a largo plazo que se observan tras la ingesta de alcohol durante la adolescencia. No debemos olvidar que el consumo de alcohol es ya, en adultos, la primera causa prevenible de deterioro cognitivo y demencias, por lo que parece razonable pensar que todo esto se acelerará cuando el consumo se produce en una etapa cerebral especialmente vulnerable como la adolescencia”.
Más daño a menor edad y a mayor cantidad
En cuanto a las edades de comienzo de consumo de alcohol y cantidades ingeridas se consideran más peligrosas, el especialista es tajante: “En general, cuanto más joven, la ingesta de alcohol va a provocar mayores efectos neurotóxicos en el cerebro hasta que se consuma el desarrollo completo de este órgano, lo cual ocurre entre los 21 y 24 años de edad”.
Lo mismo ocurre con la cantidad: el daño será proporcional a la cantidad ingerida y los niveles de alcohol en sangre alcanzados. “Para entendernos, un episodio de atracón -en este caso ‘botellón’- se define como 5 unidades de alcohol en hombres y 4 en mujeres en el intervalo de 2 horas, siendo la unidad en torno a 100 ml de vino o 250-300 ml de cerveza”.
Además, la investigación introduce un factor novedoso y a tener en cuenta: aunque el consumo de alcohol sea intermitente -como sucede en el caso del ‘botellón’ que suelen practicar los adolescentes los fines de semana, mayoritariamente-, el daño cerebral es muy sólido y evidente. De hecho, “es el consumo más dañino que existe, y por eso es el que se utiliza en modelos animales para estudiar el daño que produce el alcohol en el cerebro adolescente. Es decir, el consumo por atracón que comentábamos antes, un par de veces por semana, es muchísimo más dañino para el cerebro adolescente que tomar una o dos cervezas al día, sin que esto quiera decir que esté exento de riesgo”, subraya Herradón.
El consumo intermitente, por ‘atracón’, es el más dañino que existe. El daño cerebral es muy sólido y evidente
Los resultados de la investigación indican un descenso de ciertas redes neuronales que influyen en la memoria y el aprendizaje. Si esta reducción podría revertirse con algún tipo de estrategia es, precisamente, el punto de partida en el que se centran actualmente numerosos grupos de investigación mundial con el objetivo de prevenir el deterioro cognitivo y las demencias en estadios tempranos de la vida.
“A día de hoy, lo que conocemos nos permite sugerir que es posible prevenirlo o atenuarlo, pero no revertirlo completamente. Sin embargo, se trata de un estudio basado en el conocimiento de la neurogénesis en cerebros de otros mamíferos, porque en el cerebro humano es muy difícil estudiarlo al depender mucho de cuándo se realiza el estudio, cómo se ha conservado el tejido, entre otros”.
Precisamente, la investigación del grupo Neurofan -perteneciente a la Red de Investigación en Atención Primaria de Adicciones (RIAPAd)-, ha demostrado también que la modulación farmacológica de una proteína clave para el anclaje de esas redes perineuronales regula estos efectos del alcohol y previene el daño que produce esta droga sobre los progenitores neuronales del hipocampo
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El hallazgo, fruto de un proyecto de investigación del Plan Nacional Sobre Drogas concedido en 2019, describe cómo la modulación farmacológica de la proteína PTPRZ, que juega un papel clave en esa matriz que envuelve las neuronas, puede prevenir los efectos del alcohol en el hipocampo adolescente.
De esta forma, la modulación farmacológica de PTPRZ se alza como una potencial estrategia para prevenir el daño causado por el ‘botellón’, ya que el equipo ha demostrado que la inhibición farmacológica de PTPRZ, con un compuesto alcanzado tras un programa de diseño de fármacos, es capaz de prevenir totalmente la perdida de neurogénesis que provoca el alcohol en el hipocampo adolescente en modelos de ratones. “Es decir, la administración del compuesto una hora antes de cada sesión de bebida de alcohol voluntaria, ejerce efectos neuroprotectores sobre los progenitores neuronales del hipocampo que ya no son dañados por el alcohol”.
En estos momentos, y según adelanta Herradón, el grupo Neurofan está centrado, precisamente, en estudiar si es posible revertir esos efectos neurotóxicos ‘a posteriori’’, después de la ingesta de alcohol, lo cual “tendría una traslación clínica más clara que la terapia preventiva“.
Un compuesto que inhibe la proteína PTPRZ puede prevenir la pérdida de neurogénesis, ya que ejerce efectos neuroprotectores
Y el camino investigador sigue, ya que los investigadores han iniciado un nuevo proyecto centrado en descubrir porqué la inhibición de PTPRZ resulta neuroprotectora en este este contexto. “Resultados preliminares nos han llevado a descubrir las redes perineuronales, una especie de matriz que recubre las neuronas, como nueva diana terapéutica para prevenir los daños del alcohol en cerebro. El consumo de alcohol cambia radicalmente la composición de estas redes y creemos que eso está detrás de las demencias relacionadas con el consumo excesivo de alcohol. Si somos capaces de parar esos cambios, sería un gran avance”.
Durante los últimos años, un hito significativo para el grupo ha sido el desarrollo de nuevos compuestos reguladores de la actividad de PTPRZ gracias a la colaboración con los grupos de investigación Proligar y Gestobes de la Universidad CEU San Pablo. El compuesto líder, MY10, ha demostrado su eficacia bloqueando los efectos neurotóxicos del alcohol en el cerebro adolescente.
“Estos resultados marcan el origen del descubrimiento de nuevos fármacos activos en el tratamiento del trastorno por consumo de alcohol y en la prevención del daño cerebral causado por esta sustancia, incluyendo el deterioro cognitivo a largo plazo y el desarrollo de demencias prematuras”, detalla Herradón.
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