.Hábitos de vida
Dependencia del móvil
Dependencia al móvil, ¿causa o efecto de la depresión en adolescentes?
Un estudio de la Universidad de Arizona vincula el abuso de los ‘smartphones’ con el desarrollo de síntomas depresivos
¿Los jóvenes que sufren depresión son más propensos a hacerse adictos al uso de los ‘smartphones’ o la llamada nomofobia -el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil– predice el desarrollo de estos síntomas? Un equipo de investigadores de la Universidad de Arizona ha centrado su último estudio en responder esta pregunta y ha llegado a la conclusión de que «la dependencia del teléfono inteligente predice directamente los síntomas depresivos posteriores», según ha expresado Matthew Lapierre, uno de los autores principales de la investigación y profesor asistente en el Departamento de Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales y del Comportamiento. Según el experto, la dependencia que tienen estas personas de sus móviles, actúa en detrimento de su salud, llegando a sentir ansiedad si no los tienen a mano.
El método utilizado se ha basado en el análisis de las respuestas de 346 jóvenes de entre 18 y 20 años, sobre el uso que hacen de estos dispositivos y los sentimientos que estos generan en ellos.
Este grupo de edad fue escogido por dos motivos principales según los expertos: porque crecieron, en gran medida, con los teléfonos inteligentes y porque se encuentran en una etapa de la vida de transición en la que son más vulnerables a las enfermedades mentales como la depresión.
La depresión en cifras según la OMS
- Se calcula que más de 300 millones de personas en el mundo sufren depresión
- La depresión afecta más a las mujeres (5,1%) que a los hombres (3,6%) en todo el mundo. En España su impacto es más del doble en mujeres (9,2%) que en hombres (4%).
- España es el cuarto país de Europa con más casos de depresión, llegando a afectar a más de 2 millones de personas, solo por detrás de Alemania (4 millones), Italia (3 millones) y Francia (casi 3 millones).
- En población infantil mundial un 2% de los niños de 6 a 12 años sufre depresión, y en el caso de los preadolescentes de 12 a 14 años oscila entre el 4% y el 6%.
Los investigadores calcularon la dependencia de los ‘smartphones’ pidiéndoles a los participantes que usaran una escala de cuatro puntos para calificar una serie de declaraciones como: «Me da pánico cuando no puedo usar mi teléfono inteligente». Además, les sometieron a una serie de cuestionarios diseñados para medir la soledad, los síntomas depresivos y su uso diario de teléfonos inteligentes. Los jóvenes respondieron a las preguntas al comienzo del estudio y nuevamente tres o cuatro meses después.
Poner límites
Dados los posibles efectos negativos de la dependencia de los teléfonos inteligentes, los investigadores proponen que las personas evalúen su relación con sus dispositivos y se impongan límites si es necesario. «Si la depresión y la soledad conducen a la dependencia del ‘smartphone’, deberíamos reducir dicha dependencia mejorando la salud mental de las personas», ha dicho Pengfei Zhao, coautor del estudio. «Pero si esta dependencia precede a la depresión y la soledad, que es lo que hemos detectado, debemos reducir la dependencia del teléfono inteligente para mantener o mejorar el bienestar», ha agregado.
En el estudio, que se publicará en la revista ‘Adolescent Health’, los autores se han centrado en la dependencia psicológica de una persona en un dispositivo, en lugar de en el uso general que se puede hacer de este, que consideran que puede ser positivo y e incluso beneficioso.
«La investigación surge de mi preocupación porque hay demasiado énfasis en el uso general de los teléfonos inteligentes», ha confesado Lapierre. «Los ‘smartphones’ pueden ser útiles, nos ayudan a conectarnos con los demás, por eso realmente nos hemos querido centrar en la idea de que son la dependencia y el uso problemático de los móviles los impulsores de estos problemas psicológicos».
Obsesión por el ‘like’ y las ‘views’
En España, ocho de cada diez internautas entre 16 y 65 años usan redes sociales, lo que representa un total de 25,5 millones de usuarios, de los cuales el 31% tienen entre 16 y 30 años, el colectivo más vulnerable.
Un informe realizado este verano por el hospital universitario Sainte-Justine de Montreal (Canadá) investigó los hábitos de 4.000 adolescentes de entre 12 y 16 años y reveló que «el uso excesivo de ciertos medios digitales en un año puede asociarse a síntomas depresivos».
La imagen distorsionada de la realidad que se proyecta en plataformas como Facebook, Instagram, YouTube o Twitter es la culpable de estos episodios de depresión, según los expertos.
Para paliar este efecto, algunas de estas webs están intentando reducir la obsesión de los adolescentes a los ‘likes’ y las ‘views’ de las redes sociales con distintas estrategias como, por ejemplo, no mostrar el número de likes en las publicaciones ni el número de reproducciones en los videos, como propuso hace poco Instagram, que desde julio está probando esta medida en siete países; o no mostrar el número exacto de suscriptores para evitar la batalla por cada nuevo seguidor, un cambio implementado en septiembre por Youtube. ELENA MARTÍN LÓPEZ Jueves, 3 octubre 2019,
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