.Enfermedades relacionadas con la Obesidad
Diabetes tipo 2 y la enfermedad renal crónica
Diabetes tipo 2 y la enfermedad renal crónica: no hay tiempo que perder en el manejo multidisciplinar
1 de cada 7 españoles sufre Enfermedad Renal Crónica (ERC). Una dolencia especialmente significativa para los pacientes con Diabetes tipo 2, ya que se estima que 1 de cada 3 diabéticos desarrollará ERC. Esta situación no solo tiene un gran impacto en la vida de los pacientes y las personas, sino también supone un elevado coste socioeconómico para el sistema, tanto en tratamientos como en bajas laborales, entre otros.
Publicado en Diario médico el Mié, 20/11/2024 – 10:26
Ante un reto de esta complejidad, es esencial el abordaje multidisciplinar de los pacientes, para mejorar su calidad de vida y reforzar la eficiencia del sistema sanitario.
Algunos grupos de expertos ya están trabajando en esta línea. Es el caso de Cartagena donde el día 27 de noviembre se va a celebrar un evento en el que se discutirá precisamente la relevancia de este abordaje multidisciplinar y la importancia de una colaboración continua entre profesionales para lograr una atención integral, que permita optimizar tanto el diagnóstico como el tratamiento de estas condiciones crónicas y complejas.
El rol esencial de la Atención Primaria
Ana Cebrián, médica de familia en el Centro de Salud Cartagena Casco, enfatiza con convicción el papel clave que desempeñan los médicos de familia en la gestión integral de la diabetes tipo 2 y la enfermedad renal crónica. Al ser los primeros en recibir y evaluar a los pacientes, los médicos de atención primaria no solo identifican los primeros signos de estas enfermedades, sino que también coordinan el cuidado continuo y derivan a especialistas cuando el caso lo requiere. Para Cebrián, esta posición de primer contacto con el paciente convierte a la atención primaria en un pilar fundamental en el diagnóstico precoz y la prevención de complicaciones mayores.
“El abordaje multidisciplinar es crucial en la patología crónica; en la enfermedad renal crónica no puede ser menos”, señala Cebrián, destacando que la complejidad de estas enfermedades exige una colaboración sólida y fluida entre distintas especialidades. “Los médicos de familia somos expertos en muchas cosas, pero en pacientes complejos necesitamos ese abordaje multidisciplinar y una buena comunicación entre niveles”. Según ella, el médico de familia es quien “aglutina” las diversas perspectivas y tratamientos necesarios para el cuidado integral de cada paciente.
Cebrián considera que una comunicación constante y estructurada con especialidades como nefrología y endocrinología es vital para garantizar un tratamiento efectivo, y subraya que la atención primaria debe estar empoderada con los conocimientos y herramientas necesarias para abordar de manera temprana estas patologías. «Es relevante que tengamos los flujos bien definidos, que sean útiles y rápidos», insistió, ya que solo así se puede optimizar el manejo del paciente y responder de manera ágil y eficaz a sus necesidades.
Asimismo, destacó que el médico de atención primaria no solo tiene la misión de coordinar el tratamiento, sino también de involucrar al paciente en su propio cuidado. Este enfoque de medicina preventiva y de educación del paciente permite al médico de familia actuar como guía, ayudando al paciente a adoptar hábitos saludables y a ser consciente de la importancia de seguir un plan de tratamiento adecuado. «Nuestro papel es crucial; somos los que tenemos que diagnosticar e intervenir en las fases iniciales y evitar que el paciente llegue a estadios finales”, subraya Cebrián, reafirmando que el médico de familia debe hacer todo lo posible por mantener al paciente en las etapas iniciales de la enfermedad y evitar que la progresión conduzca a intervenciones más invasivas.
Endocrinología y el control de factores metabólicos
Por su parte, Enrique Hernández, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Santa Lucía, destaca la importancia de un enfoque integrado entre endocrinología, nefrología y atención primaria, argumentando que “las enfermedades no son compartimentos estancos, sino que debemos tener un enfoque pluridisciplinar”. Este enfoque permite una evaluación integral del paciente, considerando que cada especialidad aporta una perspectiva única. El control adecuado de la diabetes y la prevención de las complicaciones renales y cardiovasculares requiere que los endocrinólogos trabajen en coordinación con los médicos de familia, quienes se encargan de la primera línea de diagnóstico y seguimiento, y con los nefrólogos, especialmente en casos avanzados.
En cuanto a la frecuencia de pruebas como la albuminuria, Hernández sugiere realizar un examen cada seis meses en pacientes con complicaciones renales y al menos una vez al año en pacientes sin daño renal evidente. “La adherencia a esta prueba es vital y debe fomentarse a través de la educación del paciente, quien debe ser consciente de su importancia en el seguimiento de su enfermedad y en la prevención de complicaciones a largo plazo”, añadió.
La importancia del diagnóstico temprano y manejo de la progresión
Manuel Molina, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Santa Lucía, enfatizó por su parte que un diagnóstico temprano de la enfermedad renal crónica en pacientes con diabetes tipo 2 es crucial para mejorar su pronóstico. «La enfermedad renal crónica es una causa cada día más frecuente de mortalidad. El diagnóstico temprano nos facilitaría poner todos los instrumentos necesarios para disminuir el riesgo cardiovascular”. Según Molina, los pacientes con enfermedad renal crónica avanzada enfrentan una alta probabilidad de eventos cardiovasculares graves antes de llegar a la fase de diálisis, lo que hace esencial detectar y tratar la enfermedad en etapas tempranas para mejorar su expectativa de vida.
La albuminuria, para Molina, es un marcador crítico tanto de progresión de la enfermedad renal como de riesgo cardiovascular. «La albuminuria es un marcador específico de progresión de enfermedad renal y de mortalidad cardiovascular”, explica, añadiendo que, aunque existen protocolos que recomiendan esta evaluación anual, ha podido observar que en la práctica no siempre se sigue de manera consistente esta recomendación. Destaca, por tanto, la necesidad de sensibilizar a los profesionales de atención primaria sobre la importancia de esta prueba, para asegurar su aplicación regular y la identificación temprana de pacientes en riesgo.
Además, Molina habla sobre la colaboración con atención primaria mediante interconsultas electrónicas, lo que facilita una comunicación rápida y eficiente. «El médico de atención primaria es el propietario del paciente, nosotros, los especialistas, nos dedicamos a una parte concreta», mencionó, subrayando la importancia de respetar el rol coordinador del médico de familia en el manejo integral del paciente.
La colaboración, un factor clave
Enrique Hernández, por su parte, señala que, aunque los canales de comunicación entre endocrinología, nefrología y atención primaria son buenos, la escasez de recursos humanos es un reto que limita la atención adecuada de una población en crecimiento. «La diabetes tipo 2 es una pandemia junto con la obesidad. Es necesario fortalecer los equipos de atención en estas áreas para poder responder a la creciente demanda de servicios”.
Desde la nefrología, Molina subraya la importancia de fomentar la autonomía del paciente y su participación en el manejo de su enfermedad, incluyendo la toma de decisiones informadas sobre su tratamiento y cuidado. “Es necesaria la relación con muchas especialidades y yo creo que eso en nuestro medio por lo menos se cumple bastante bien. El próximo paso debería ser empoderar al paciente para que valore y siga las recomendaciones médicas de manera consistente”.
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