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El alcohol causa casi tres millones de muertes cada año, según la OMS
El alcohol causa casi tres millones de muertes cada año, según la OMS
El nuevo informe de la institución sanitaria señala que 2,6 millones de fallecimientos anuales se deben al consumo de esta sustancia, cifra que representa el 4,7 % del total. En el caso de las drogas psicoactivas, los decesos se sitúan en 0,6 millones.
Publicado en SINC el 1/7/2024 10:00 CEST
El alcohol sigue siendo la droga con mayor prevalencia de uso en España, y su consumo de riesgo es uno de los problemas más importantes de salud pública. / Pixabay
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha presentado su nuevo informe Estado mundial sobre el alcohol y la salud y tratamiento de los trastornos por consumo de sustancias.
Los datos, que proporcionan una actualización basada en datos de 2019 sobre el impacto en la salud pública, revelan que 2,6 millones de muertes anuales se atribuyen al consumo de alcohol, lo que representa el 4,7 % del total. Los fallecimientos debido a drogas psicoactivas se sitúan en 0,6 millones.
Según el dosier, se estima que 400 millones de personas vivían con disfunciones por consumo de drogas en el mundo. De estos, 209 millones de personas tenían dependencia al alcohol.
«El consumo de sustancias perjudica gravemente la salud individual, aumentando el riesgo de enfermedades crónicas, trastornos mentales y, trágicamente, resultando en millones de muertes prevenibles cada año”, declara Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. “Coloca una pesada carga sobre las familias y comunidades, y aumenta la exposición a accidentes, lesiones y violencia», añade.
«Para construir una sociedad más saludable y equitativa, debemos comprometernos urgentemente a tomar acciones audaces que reduzcan las consecuencias negativas para la salud y la sociedad del consumo de alcohol”, continúa el director general. El director de la OMS señala también la importancia de que los tratamientos sean accesibles para todos.
Efectos del alcoholismo
La memoria resalta que, a pesar de cierta reducción en las tasas de mortalidad relacionadas con el alcohol desde 2010, el número total de muertes continúa alto y asciende a 2,6 millones en 2019. Las cifras más elevadas se encuentra en la Región Europea y en la Región Africana y la mayor proporción (13 %) de fallecimientos atribuibles a esta sustancia en 2019 se dio entre jóvenes de entre 20 y 39 años.
En los países de bajos ingresos la tasa de mortalidad es mayor que en los países de altos ingresos, según la OMS. Por otro lado, el informe también señala que los accidentes de tráfico producidos por conducir tras haber bebido, así como autolesiones o violencia interpersonal, representan casi un tercio de los fallecimientos causados por el alcohol. Otras 284000 muertes estuvieron vinculadas a enfermedades transmisibles.
Tendencias asociadas
El nivel de consumo de alcohol per cápita entre los bebedores asciende en promedio a 27 gramos de alcohol puro por día, aproximadamente equivalente a dos copas de vino, dos botellas de cerveza (33 cl) o dos porciones de licores (4 cl). Este nivel y frecuencia está asociado con un aumento en los riesgos de numerosas condiciones de salud.
En 2019, el 38 % de los bebedores actuales se había involucrado en episodios de consumo excesivo, definido como beber al menos 60 g de alcohol puro en una o más ocasiones en el mes anterior, aproximadamente equivalente a cuatro o cinco copas de vino, botellas de cerveza o porciones de licores. El consumo continuo excesivo fue más prevalente entre los hombres.
Desigualdad en el acceso
Existen opciones de tratamiento efectivas para los trastornos por consumo de sustancias, pero la cobertura del tratamiento continúa en niveles bajos. La proporción de personas en contacto con esta clase de servicios osciló entre menos del 1 % y no más del 35 % en 2019 (en los países que proporcionaron estos datos).
La mayoría de los 145 países que ofrecieron información no tenían una partida presupuestaria específica o datos sobre los gastos gubernamentales para el tratamiento de estas dolencias. Aunque los grupos de ayuda mutua y apoyo entre pares son recursos útiles para los pacientes, casi la mitad de los países que respondieron señalaron que no ofrecen tales grupos de apoyo para las afecciones por consumo de sustancias.
Fuente: OMS
Alcohol, una sustancia de consumo generalizado con riesgos para la salud
El consumo de alcohol está tan interiorizado que es omnipresente en muchos aspectos de nuestra vida. ¿Somos conscientes de sus enormes riesgos para la salud y de que ninguna cantidad es segura?
Por Adam Martín Skilton, publicado en Consumer el 2 de julio de 2024
A pesar de la abrumadora evidencia científica sobre los efectos perjudiciales del alcohol en cualquier dosis, su consumo está normalizado en casi todo el mundo. No escuchamos las advertencias de las personas expertas ni queremos hacerlo, porque nuestra experiencia con el alcohol es tan rutinaria, tan cotidiana y está tan arraigada en nuestra cultura que siempre disponemos de una coartada perfecta para pedir otra caña. Mucha gente puede pensar que tampoco es para tanto, pero los datos indican lo contrario.
Alcohol, la droga que más se consume
El alcohol es la droga con mayor prevalencia de consumo en España, uno de los problemas de salud pública más importantes y que genera más consecuencias sociales, mucho más que otras drogas como el tabaco, la cocaína o la heroína, por citar algunos ejemplos que sí nos escandalizan, pero cuyo impacto —aunque muy grave— es sensiblemente menor.
Un ejemplo: según el informe ‘Monografía Alcohol 2021. Consumo y consecuencias’, elaborado por el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, es la sustancia psicoactiva legal relacionada con el mayor número de episodios de urgencias y, en 2019, estuvo presente en el 40,3 % de las urgencias relacionadas con el consumo de drogas.
“El alcohol es la droga más presente, la que más gente consume y la que más gente mata”, explica el doctor Joan Ramón Villalbí, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre las Drogas. “Cada año mueren en España 14.000 personas a causa del alcohol y es la sustancia que lleva a más gente a los centros de tratamiento de adicciones; casi 30.000 personas empiezan un tratamiento de desintoxicación por el alcohol cada año”.
“Cuando hablamos de drogas, tenemos claro que también hablamos de alcohol”, aclara la psiquiatra Mercè Balcells, jefa de la Unidad de Conductas Adictivas del Hospital Clínic de Barcelona. Y en su libro ‘Beber sin sed’, el nutricionista Julio Basulto y el pediatra Carlos Casabona abundan en ello: “Las bebidas alcohólicas contienen etanol, sustancia tóxica, adictiva, cancerígena y teratogénica (produce malformaciones en el feto)”.
Según la ‘Encuesta sobre alcohol y drogas en población general en España’, EDADES 2023, el consumo de alcohol está muy extendido desde los 15 a los 64 años: el 93 % de los españoles ha tomado alcohol alguna vez en su vida y, entre las sustancias más consumidas en los últimos 12 meses, se encuentran el alcohol (76,4 %), el tabaco (39,0 %), los hipnosedantes (13,1 %), el cannabis (10,6 %) y la cocaína (2,4 %).
Una de las razones que explican la prevalencia del consumo de alcohol es lo que se suele conocer como “la cultura de la bebida”, expresión acuñada en 2016 por el doctor Michael Savic, investigador de sustancias adictivas de la Universidad de Monash de Melbourne (Australia).
🥃 El contexto social
Hasta hace relativamente poco, los estudios —y las políticas públicas que se basaban en ellos— analizaban el consumo de alcohol en términos individuales, menospreciando la importancia del contexto social. Pero si el consumo de alcohol está tan normalizado es, en buena medida, porque se encuentra en todas partes y porque, al tratarse de una droga legal, el acceso a esta sustancia es muy sencillo: según el informe del Ministerio de Sanidad ‘Monografía Alcohol 2021‘, el 94,9 % de los estudiantes de 14 a 18 años no tuvo ninguna dificultad para conseguir bebidas alcohólicas.
🥃 La omnipresencia
Antes de asumir su cargo en el ministerio, el doctor Villalbí, entre otras cosas, estudiaba el impacto del alcohol en la sociedad. En 2016 participó en un estudio de la Agencia de Salud Pública de Barcelona y la Universidad Pompeu Fabra que analizó la presencia de alcohol en el entorno urbano de Barcelona.
“Con este estudio pusimos de manifiesto que la ciudad está llena de guiños para consumir alcohol. Una parte es publicidad, pero también hay muchas otras cosas más sutiles, como los parasoles de las terrazas, los ceniceros, los servilleteros… todo son vehículos para el marketing. Al final, la calle se convierte en un estímulo muy potente”. El estudio concluyó que la capital catalana cuenta con una media de 8,18 lugares en los que comprar alcohol por cada 1.000 habitantes.
Adolescentes más vulnerables
Los datos de consumo de alcohol entre adolescentes en España son preocupantes. Según datos del Ministerio de Sanidad, el 75,1 % de los adolescentes de 14 a 18 años ha consumido alcohol alguna vez en su vida y uno de cada tres lo ha hecho en los últimos 30 días. El consumo de alcohol suele iniciarse en España alrededor de los 13-14 años. “Nos preocupa. La frecuencia, de repetición y la intensidad favorecen la adicción, y lo que hacen los adolescentes tiene mucha importancia”, analiza Villalbí.
Según Mercè Balcells, uno de los problemas añadidos es que los adolescentes usen el alcohol para resolver problemas de índole emocional. Además, el alcohol es un tóxico neuronal, especialmente en cantidades agudas. “El cerebro de los adolescentes es muy plástico, y está haciendo muchas conexiones y está madurando”, explica.
La baja percepción del riesgo, añadida a la facilidad para comprar alcohol a cualquier edad en cualquier lugar y el bajo precio de los productos alcohólicos, así como la situación actual de buena parte de los adolescentes, que viven su futuro con mucha ansiedad, solo añaden gasolina a un fuego que lleva demasiado tiempo ardiendo.
Para acabar de rizar el rizo, en algunas franjas de edad, las mujeres jóvenes consumen más alcohol que los hombres, “lo que a la larga va a ser un problema”, señala Balcells. “Lo estamos viendo en otros países. En Estados Unidos las cirrosis a causa del alcohol empiezan a ser superiores en mujeres que en hombres. Las mujeres metabolizan peor el alcohol por una serie de factores biológicos”, cuenta.
Cómo afecta el alcohol a nuestra salud
Los datos no sirven para nada si la población no sabe cuáles son exactamente los problemas que genera el alcohol. Durante décadas, los estudios científicos sugerían que el consumo moderado era mejor para la salud de la mayoría que no beber en absoluto, y que incluso podía alargar la esperanza de vida, porque los datos así lo demostraban. Pero cuando se analizan esos estudios, los errores metodológicos son de bulto. Por ejemplo, un estudio publicado en Jama en 2023, que analizaba 40 años de artículos sobre los efectos del alcohol en la salud, explicaba el sesgo que había en los estudios.
Como señalan Basulto y Casabona en su libro, las personas abstemias tenían peor salud que las que bebían de manera moderada porque, por lo general, no bebían porque tenían una enfermedad previa que les impedía consumir alcohol y, de hecho, en muchas ocasiones, habían sido grandes bebedores o incluso alcohólicos. Además, las personas que consumen alcohol de manera moderada suelen serlo en todos los sentidos: hacen más ejercicio, siguen una dieta más sana o tienen menos probabilidades de padecer obesidad.
Ahora sabemos, sin ninguna duda, que el alcohol es una sustancia peligrosa. Una investigación de The Lancet de 2018 evaluó el impacto del consumo de alcohol en todo el mundo sobre 23 enfermedades y sobre el riesgo de mortalidad. Los datos son contundentes: el alcohol causó 2,8 millones de muertes en 2016 y fue la primera causa de mortalidad y discapacidad en personas de 15 a 49 años.
🥃 Adicción y riesgo de cáncer
Además de su potencial adictivo, el alcohol puede incrementar el riesgo de muchas otras enfermedades. Los últimos estudios demuestran que cualquier cantidad de alcohol, por pequeña que sea, incrementa el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer, como el colorrectal, de hígado, esófago, mama o intestino. Cuanto más alto sea el consumo, más se incrementa el riesgo, pero no existe ninguna cantidad libre de riesgo como se pensaba.
Un informe de 2018 del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer (WCRF) lo deja bien claro: “Teniendo en cuenta las evidencias relacionadas con el cáncer, deben evitarse incluso pequeñas cantidades de bebidas alcohólicas. Los datos no sugieren diferencias significativas en función del tipo de bebida, por lo tanto, esta recomendación cubre a todas, sean cervezas, vinos, licores u otras bebidas alcohólicas”.
🥃 Trastornos mentales
Además, el alcohol también puede ser causa y consecuencia de trastornos mentales, explica Mercè Balcells. Empezar a beber para reducir la ansiedad, la inseguridad o para encajar en el grupo puede generar adicción, pero es que además también puede enmascarar síntomas de un trastorno. “En muchos casos es una pescadilla que se muerde la cola”, dice la psiquiatra.
🥃 Riesgo para el feto durante el embarazo
Otro de los muchos problemas de salud relacionados directamente con el alcohol es su consumo durante el embarazo, lo que puede conducir al síndrome alcohólico fetal. Se cree que beber solo representa un riesgo para el feto durante la gestación cuando las madres consumen cantidades elevadas de alcohol o directamente son alcohólicas, pero no es cierto.
En la I Jornada sobre el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF) del País Vasco, promovida por la Asociación Síndrome Alcohólico Fetal de Euskadi (ASAFE) y celebrada este año, se explicó que no existe un nivel seguro de consumo de alcohol durante el embarazo y que el síndrome alcohólico fetal se puede producir cuando una embarazada consuma cualquier cantidad de alcohol, ya que este atraviesa la placenta y llega hasta el feto. Según el Ministerio de Sanidad, se estima que entre un 25 % y un 50 % de las mujeres en la Unión Europea continúan consumiendo alcohol durante la gestación.
¿Consumo responsable?
Como hemos leído, en ningún caso existe un consumo exento de riesgos y, por lo tanto, el consumo moderado, a la luz de lo que nos dicen la mayoría de expertos —oncólogos, psiquiatras expertos en adicciones y médicos en general, entre otros— conceptos como “consumo moderado” o “consumo responsable” no significan nada.
“Es un eslogan de la industria y una expresión deliberadamente ambigua. Nadie sabe qué significa. A muchos de los profesionales que trabajan con adicciones no les gusta nada. No tiene ningún efecto positivo ni preventivo, y lo que seguramente persigue es evitar que se pongan otras advertencias más basadas en la evidencia”, advierte Villalbí.
Mercè Balcells también es contundente: “¿Pasar la responsabilidad a las personas? Todos tenemos una responsabilidad que podemos asumir cuando tenemos buena información, pero si el concepto de consumo responsable no va asociado a alguna información clara sobre su toxicidad, no sirve de mucho. La responsabilidad es de toda la sociedad”.
En este sentido, los intentos de mejorar la información sobre la toxicidad del alcohol en las etiquetas, en la línea de los mensajes que aparecen en las cajetillas de tabaco, han caído siempre en saco roto. “El Parlamento Europeo ha desestimado poner información sobre la toxicidad del alcohol en las botellas”, comenta Balcells. “No hay transparencia y hay mucho miedo a dar la información a las personas”, concluye.
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