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La dieta vegetariana: beneficios y advertencias
Cada vez más personas optan por erradicar los alimentos derivados de animales de su dieta.
La ciencia se ha ocupado de investigar los efectos que este tipo de alimentación tiene sobre la salud humana.
Hay quienes se convierten en vegetarianos y otros que nacen. Porque en la actualidad existen niños que son alimentados en base a este tipo de dieta desde su nacimiento. Algo que ha obligado a los pediatras del mundo a advertir sobre los riesgos y a la ciencia a estudiar los efectos.
Aunque el vegetarianismo, es decir la dieta basada exclusivamente en alimentos provenientes de plantas, tiene algunas variantes -están los que incluyen lácteos o los que incluyen huevos, o ambos-, en general se distingue entre dos grandes grupos: los vegetarianos (que no comen carne roja, blanca ni pescados o mariscos pero suelen incluir huevos, lácteos o derivados de animales como la miel) y los veganos, que son más estrictos, ya que excluyen cualquier producto de origen animal, incluidos lácteos, huevos y derivados, sin excepciones de ningún tipo y que excluyen además en su vida diaria el uso de productos que hayan implicado para su fabricación o producción la explotación o el sufrimiento de algún animal.
Ambos patrones de alimentación han sido objeto de estudio para determinar cuáles son sus consecuencias sobre la salud. En ese sentido, el Instituto Federal de Evaluación de Riesgos de Alemania (BfR, por sus siglas en alemán) publicó en 2017 los hallazgos de un proyecto de investigación sobre los factores de influencia a nivel individual y social, que motivan a las personas a adoptar y mantener en el tiempo la dieta vegana.
Uno de los aspectos que quedó claro a partir de este proyecto fue que una comunicación efectiva de los riesgos debe necesariamente partir de la base de las convicciones existentes de los veganos.
«La deficiencia de nutrientes, como la vitamina B12 o el hierro, puede darse en aquellas personas que se abstienen por completo de comer alimentos de origen animal, en particular, en el caso de embarazadas y niños», advirtió el profesor y presidente del BfR, doctor Andreas Hensel. «Pero si queremos que la información sobre los potenciales riesgos llegue al grupo objetivo, es esencial que sepamos sobre sus actitudes», añadió.
Según destacó Hensel, algunos estudios muestran que la dieta vegana puede tener un impacto positivo sobre la salud, al disminuir los niveles de colesterol o reducir el riesgo de diabetes tipo 2 pero, al mismo tiempo, una dieta puramente vegana puede resultar en riesgos potenciales para la salud, dado que una alimentación basada en plantas hace más difícil garantizar un aporte adecuado de algunos nutrientes específicos. «Además de la vitamina B12, hay diversos minerales, ciertos aminoácidos y ácidos grasos omega-3 de cadena larga que son vistos como nutrientes potencialmente críticos», detalló. Esto aplica, en particular, a grupos especialmente vulnerables de la población tales como las embarazadas y los niños.
En 2016, la Sociedad Alemana de Nutrición (DGE) adoptó una postura frente a la dieta vegana, basándose en la última literatura científica, y llegó a la conclusión de que «no recomienda la dieta vegana para embarazadas o las mujeres que están amantando, ni para los niños y adolescentes».
Luego, el BfR decidió enfocarse en este tema para desarrollar estrategias adecuadas de comunicación de riesgos. Para ello, realizó un proyecto de investigación en el que un total de 42 veganos fueron preguntados sobre sus actitudes en entrevistas de grupos focales que permitieron advertir marcadas diferencias en comparación con la población promedio.
De acuerdo con la encuesta, los veganos tienen niveles educativos por encima del promedio y un buen conocimiento de nutrición. Por ejemplo, 40 de los 42 encuestados estaban al tanto de que una dieta vegana puede resultar en una deficiencia de vitamina B12. La mayoría de los participantes dijeron, por consiguiente, que tomaban de manera regular un suplemento de esta vitamina. Sin embargo, hay también una necesidad de información. Por ejemplo, el conocimiento acerca de las fuentes de hierro en los alimentos era fragmentaria. No obstante, la mayoría era consciente de los riesgos de este tipo de dieta. Internet fue citada como la fuente de información más importante para las personas interesadas en la dieta vegana.
La encuesta también subrayó la uniformidad de las actitudes: la decisión a favor de una dieta vegana, en general, respondió a preocupaciones de índole ética y, mayormente, también implicó evitar los productos provenientes de animales en otras áreas, como la vestimenta.
La gran mayoría de los encuestados no podía imaginarse volviendo a una dieta omnívora que permite los productos animales, y -en gran medida- tampoco se mencionó un embarazo como una razón potencial para hacerlo.Durante el curso del estudio, los investigadores comprobaron que presentar una dieta vegana como «peligrosa» o «anormal» difícilmente alcance al ‘grupo objetivo’.
En ese sentido, los autores coincidieron en que una estrategia de comunicación de los riesgos efectiva debería más bien intentar recoger las convicciones existentes. «Esto podría incluir pautas concretas que los veganos puedan integrar con sus preferencias nutricionales. El objetivo es brindarles consejos concretos para la vida diaria que pueden combinarse con una dieta vegana», puntualizó Hensel.
ADVERTENCIA A LOS PADRES
Por otra parte, los niños que siguen una dieta vegana sin el consejo médico y de un nutricionista enfrentan el riesgo de una serie de deficiencias de nutrientes, que incluyen la vitamina B12, calcio, zinc y proteína de alta calidad, lo que puede tener potenciales efectos devastadores sobre la salud. Así lo advirtieron, el mismo año que se dio a conocer el estudio del BfR, expertos que participaron de la reunión anual de la Sociedad Europea de Gastroenterología Pediátrica, Hepatología y Nutrición (ESPGHAN, por sus siglas en inglés).
Los estudios han demostrado que los niños que siguen una dieta vegana son más delgados y con una contextura más pequeña que aquellos que consumen carne o que llevan una dieta vegetariana.
«Es difícil asegurar una dieta vegana saludable y balanceada en niños pequeños y los padres deben entender las serias consecuencias que implica el fallar en seguir los consejos relativos a la suplementación de la dieta. Los riesgos de hacerlo mal incluyen daño cognitivo irreversible y, en el extremo, la muerte. Nuestro consejo es que si los padres deciden seguir una dieta vegana para sus hijos, deben buscar el consejo médico y nutricional y seguirlo estrictamente para asegurarse de que el niño reciba la nutrición adecuada. Tanto la madre como el niño deben seguir el consejo relativo a la suplementación», aconsejó la profesora Mary Fewtrell, del comité de nutrición de ESPGHAN.
El mayor riesgo para los niños veganos es la deficiencia de vitamina B12. Los alimentos derivados de animales han demostrado ser la única fuente confiable de esta vitamina y su déficit puede tener efectos devastadores. La vitamina B12 es esencial para la creación de ADN, indispensable para el mantenimiento del sistema nervioso, y cuya falta puede resultar en trastornos hematológicos y neurológicos, causando daño en niños pequeños que pueden ser irreversibles.
«Cuanto más restringida es la dieta del niño, mayor es el riesgo de deficiencia y esto es por lejos mayor en niños veganos, pero el riesgo no termina ahí. Las madres veganas que amamantan, también deben ser conscientes de que sus hijos pueden desarrollar deficiencia de vitamina B12 entre los dos y 12 meses de edad debido a la falta de reservas en su organismo al nacer, incluso si la madre no muestra signo alguno de la deficiencia en sí misma», expresó la profesora Myriam Van Winckel.
Los niños veganos también están en riesgo de malnutrición de proteína y calcio, una situación que empeora porque los padres pueden ser engañados por los suplementos de leche. Las leches de arroz, almendras o soja sugieren que son sustitutos adecuados de la leche, pero los expertos aseguran que estas opciones deben ser etiquetadas como «bebidas», debido a que sus valores nutricionales no son comparables con los de la leche.
Mantener niveles saludables de calcio es importante para asegurar una densidad ósea normal de por vida, y se ha encontrado raquitismo en niños pequeños con una dieta deficiente en calcio que consumen grandes cantidades de bebidas de soja no suplementadas.
Sin embargo, a diferencia de las dietas veganas, las ovo lacto vegetarianas y las semi vegetarianas son generalmente seguras, ya que no muestran efectos perjudiciales en niños sino que se han hallado resultados beneficiosos para la salud en comparación con las dietas omnívoras, tales como un perfil lipídico favorable, mejor estatus antioxidante, mayor ingesta de fibra dietaria, al igual que una tendencia hacia un menor riesgo de sobrepeso.
EL LADO «V»
Otros estudios dados a conocer el año pasado en la reunión «Nutrition» de la Sociedad Americana de Nutrición, afirman que la alimentación basada principalmente en plantas se asocia con múltiples beneficios para la salud pero aclaran que no alcanza solo con ser vegetariano para alcanzar esos beneficios, ya que la calidad de los alimentos también importa. En concreto, un trabajo -realizado por Kim V.E. Braun, del Centro Médico de la Universidad Erasmus- detalla que comer más proteínas provenientes de plantas y menos proteínas derivadas de animales se asocia con un menor riesgo de enfermedad coronaria.
En la investigación, en la que participaron 6.000 personas que vivían en Países Bajos, aquellas que comían más proteínas vegetales que proteínas animales mostraron un menor riesgo de desarrollar enfermedad coronaria durante un promedio de seguimiento de más de 13 años.
Durante la misma reunión científica se presentó un segundo estudio, en el que participaron 4.500 brasileños adultos, que halló que las personas que consumían regularmente más proteínas provenientes de vegetales fueron casi 60 por ciento menos propensas que aquellas que consumían más proteínas animales a mostrar evidencia de placa en las arterias coronarias. Esta investigación estuvo liderada por Dirce Maria Marchioni, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de San Pablo.
Un tercer trabajo -liderado por Sameera Talegawkar de la Escuela de Salud Pública «Instituto Melken», de la Universidad George Washington- comprobó que la dieta vegetariana se asocia con menos factores de riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes. En el trabajo, en el que participaron asiáticos viviendo en Estados Unidos, se encontró que aquellos que seguían una dieta vegetariana presentaban un número menor de factores de riesgo para enfermedad cardiovascular y diabetes, incluyendo un menor índice de masa corporal, menor circunferencia abdominal y menos cantidad de grasa abdominal, menores niveles de colesterol y de glucosa en sangre en comparación con las personas del mismo grupo demográfico que comían carne.
En tanto, Ambika Satija, de la Escuela de Salud Pública de Harvard «T. H. Chan», presentó los resultados de una investigación en la que se puso de manifiesto que la calidad también importa, al hallar que comer alimentos saludables provenientes de vegetales se asocia con un menor aumento de peso.
El análisis de los cambios en el peso de más de 125.000 adultos durante periodos de cuatro años mostró que las dietas basadas en plantas (ricas en cereales integrales, frutas, vegetales y nueces) estuvieron asociadas con menor ganancia de peso, mientras que una mayor ingesta de alimentos derivados de plantas pero poco saludables (como dulces, granos refinados y frituras) se asoció con un aumento significativamente mayor de peso.
Otro estudio, que incluyó a 30.000 adultos, sumó evidencia de que una dieta de mayor calidad ayuda a ser más longevos y sugiere que la calidad de los alimentos provenientes de plantas es más importante que la calidad de los alimentos derivados de animales. En concreto, mejores elecciones de los componentes de una dieta basada en plantas disminuyeron la mortalidad un 30% mientras que la mejor calidad de los componentes de una dieta con productos animales tuvo poco efecto sobre la mortalidad. «Los efectos beneficiosos de los alimentos derivados de plantas de alta calidad fueron incluso más pronunciados entre las personas con enfermedades crónicas», aseguró
SALUD CARDIACA
Centrado en el impacto que las dietas basadas en plantas pueden tener sobre el corazón, un estudio publicado en mayo del año pasado en la revista «Progress in Cardiovascular Diseases», reveló que las dietas vegetarianas, y especialmente la vegana, están asociadas con mejor salud cardiovascular.
Tras analizar ensayos clínicos y estudios observacionales, los investigadores de la ONG estadounidense «Comité de Médicos por una Medicina Responsable», encontraron evidencia sólida y consistente de que los patrones dietarios basados en plantas pueden prevenir y revertir la ateroesclerosis y reducir otros marcadores de riesgo de enfermedad cardiovascular, incluyendo presión arterial, lípidos en sangre y peso.
La revision halló que una dieta basada en plantas:
*Reduce el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular en un 40%.
* Reduce el riesgo de enfermedad coronaria en un 40%.
* Abre las arterias bloqueadas, completa o parcialmente, en hasta un 91% de los pacientes.
* Reduce el riesgo de hipertensión en un 34%.
* Se asocia con 29 mg/dL y 23 mg/dL menos colesterol total y colesterol LDL, respectivamente, en comparación con dietas no vegetarianas.
* Se asocia con pérdida de peso.
«Una dieta basada en plantas tiene el poder no sólo de prevenir la enfermedad cardiovascular sino también controlarla -y a veces incluso revertirla-: algo que ningún fármaco nunca ha logrado», remarcó la autora del estudio Hana Kahleova, directora de investigación clínica del Comité de Médicos por una Medicina Responsable.
La revisión señala que una dieta y estilo de vida saludables reducen el riesgo de ataque cardíaco en un 81 a 94%, mientras que los medicamentos solo pueden reducir el riesgo entre un 20 y 30%.
Según detalló la investigadora, las dietas basadas en plantas benefician la salud cardiaca porque son ricas en fibras y fitonutrientes, tales como carotenoides, antocianinas y licopeno, que reducen la inflamación y el estrés oxidativo. «En cambio, los productos animales están cargados de grasas saturadas, colesterol, hierro hemo y contaminantes ambientales y pueden dañar la salud cardiovascular», finalizó Kahleova. Por Agustina Sucri. La Prensa. 11.08.2019
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