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El efecto protector del ayuno frente al hígado graso
El efecto protector del ayuno frente al hígado graso podría imitarse con un fármaco
Una investigación en ‘Cell Metabolism’ indaga en el tipo de ayuno que más beneficiaría al hígado y apunta a un fármaco aprobado que puede imitar parcialmente ese efecto.
El ayuno es objeto de investigación en diferentes contextos por sus potenciales beneficios.
Por Sonia Moreno publicado en Diario Médico el Mié, 08/05/2024 – 16:13
En estudios experimentales y clínicos se ha observado un beneficio del ayuno en el síndrome metabólico y, en concreto, frente a parámetros como la esteatosis hepática metabólica, popularmente conocida como hígado graso. La acumulación de grasa en el hígado se produce así asociada a factores como la obesidad y la diabetes. Al cronificarse y sin tratamiento, puede aparecer dar lugar a una esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica (MASH) y esta a cirrosis hepática e incluso cáncer de hígado.
Un grupo de investigadores de Centro Alemán de Investigación Oncológica (DKFZ) y de la Universidad de Tubinga ha desvelado cómo el ayuno puede frenar esa alteración hepática.
El investigador principal, Mathias Heikenwälder, del DKFZ y la Universidad de Tubinga, ha desarrollado este trabajo para determinar si con “unos simples cambios en la dieta” se puede interrumpir ese círculo vicioso de “alimentación poco saludable, obesidad, inflamación hepática y cáncer de hígado”.
EL MÁS EFICAZ, 5:2
La respuesta es que sí, según han comprobado en experimentos con ratones. Las investigaciones se realizaron con diferentes fórmulas de ayuno, y como constataron, no todas son iguales en la protección del hígado: influye el número y la duración de los ciclos de ayuno, al igual que el tipo de alimentación.
El patrón de cinco días sin ayunar y dos días ayunando (5:2) funciona mejor que si solo se ayuna un día a la semana (6:1). Las fases de ayuno de 24 horas también fueron más beneficiosas que las de 12 horas.
En el experimento, algunos animales recibieron una dieta rica en azúcares y grasas, emulando a la típica forma de comer occidental. Un grupo de ellos tenían acceso constante a comida, lo que resultó, como era de esperar, en ganancia de peso y grasa corporal y en el desarrollo de una inflamación crónica del hígado.
MENOS CÁNCER DE HÍGADO
En cambio, a otro grupo se les sometió a un patrón de ayuno dos días por semana, lo que les protegió frente al daño hepático.
Los ratones que ayunaban presentaban mejores valores sanguíneos, menos hígado graso e inflamación hepática y desarrollaban menos cáncer de hígado.
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