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El ayuno intermitente y las dietas “yo-yo”
Ayuno intermitente y dietas ‘yo-yo’, sospechosos de riesgo cardiovascular
Un estudio sugiere que restringir las comidas a una ventana de 8 horas puede dañar la salud cardiovascular; otro ve ese riesgo asociado a las fluctuaciones del peso.
El ayuno intermitente está bajo estudio.
Por Sonia Moreno, publicado en Diario Médico el Sáb, 23/03/2024 – 08:00
¿Es el ayuno intermitente una práctica saludable a largo plazo? ¿Qué efectos tiene estar “siempre” a dieta, perdiendo y ganando peso? Son preguntas habituales entre la población general para las que esta semana dos estudios aportan respuestas, aunque (atención, spoiler) no son definitivas.
Un trabajo concluye que restringir el tiempo para alimentarse en 8 horas (una práctica de ayuno intermitente que sigue el esquema 16:8) se asocia a más riesgo de mortalidad cardiovascular.
El estudio se presentó esta semana en una comunicación oral dentro de la reunión científica de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA) sobre Epidemiología y Prevención.
“Restringir el tiempo de alimentación diario a un período corto, como 8 horas por día, ha ganado popularidad en los últimos años como una forma de perder peso y mejorar la salud del corazón”, afirma en una comunicación sobre el estudio su autor principal, Victor Wenze Zhong, de la Universidad Jiao Tong de Shanghai.
Con el propósito de conocer los efectos a largo plazo de la práctica del ayuno intermitente llevaron a cabo un trabajo observacional, con datos de la cohorte NHANES (Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición) de 2003 a 2018, sobre 20.078 estadounidenses con una edad media de 49 años. El seguimiento medio fue de 8 años.
NO PROLONGA LA LONGEVIDAD
“Nos sorprendió descubrir que las personas que seguían un horario de alimentación restringido a 8 horas tenían más probabilidades de morir de enfermedades cardiovasculares. Aunque este tipo de dieta ha sido popular debido a sus posibles beneficios a corto plazo, nuestra investigación muestra claramente que, en comparación con un intervalo de tiempo típico para comer de 12 a 16 horas por día, una duración más corta de la comida no se asoció con una vida más larga”, expone Zhong.
No obstante, el estudio tiene las limitaciones propias de un trabajo observacional, que refleja el propio investigador: “Aunque el estudio identificó una asociación entre un período de alimentación de 8 horas y la muerte cardiovascular, esto no significa que comer con un tiempo restringido cause muerte cardiovascular”.
PERDER Y GANAR PESO
Otro estudio aporta resultados más sólidos sobre una cuestión recurrente en plena temporada de torrijas: ¿hasta qué punto es dañino engordar y luego adelgazar, y así sucesivamente?
Es bien sabido que no son recomendables las llamadas dietas yo-yo, aquellas que consiguen importantes reducciones en el índice de masa corporal (IMC) pero que suelen abandonarse, con el consiguiente aumento de peso.
Lo confirma ahora un grupo de investigadores, dirigido por Yan V. Sun, de la Universidad de Emory, en Atlanta, que además concluye que la fluctuación de peso es especialmente perjudicial para la salud cardiovascular.
Según describen en JAMA Network Open, cuanto mayor es la variación del IMC, peor es el efecto en la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la glucemia. El aumento de esa fluctuación se tradujo en más infartos, ictus y muertes cardiovasculares.
Esta asociación se ha establecido tras analizar más de 157.000 registros de una cohorte de veteranos, validado con datos del Biobanco británico, para que hubiese una adecuada representación de la población femenina.
NO INFLUYE TENER UN IMC ALTO
“La variabilidad del IMC a lo largo del tiempo se asoció significativamente con eventos cardiovasculares adversos independientemente del IMC general medio y su puntuación de riesgo genético”, escriben los investigadores.
No obstante, el trabajo no explica la causa que enlaza la variabilidad con el riesgo cardiovascular; por lo que los investigadores instan a que se realicen más estudios que ayuden a comprender los trastornos metabólicos provocados por la variación del IMC.
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