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El desperdicio de alimentos
LA DONACIÓN Y OTRAS FORMAS DE PLANTAR BATALLA AL DESPERDICIO
Fundación Alimerka y Vips cuentan cómo gestionar el sobrante ahora que se tramita una proposición de ley para promover y facilitar las donaciones de excedentes. El debate está entre si se adapta el modelo italiano, que incentiva la donación; o el francés, que penaliza el excedente
La batalla contra el excedente alimentario se libra en varios frentes. El consumidor desde casa, responsable del 42 por ciento de lo que se pierde; la industria en sus fábricas culpable del 39 por ciento; la hostelería en sus restaurantes del 14 por ciento y la distribución en sus supermercados, autora del 5 por ciento. El estado de la contienda es dispar. El consumidor redujo un 5,7 por ciento el pasado año sus desperdicios -que se calcula le cuestan 250 euros al año-. Y desde la asociación de fabricantes y distribuidores, Aecoc, señalan que las empresas participantes en su proyecto contra el desperdicio alimentario disminuyeron en un 30 por ciento la cantidad de producto desperdiciado en siete años e incrementaron en un 13 por ciento la cantidad de producto donado a entidades benéficas.
En breve habrá nuevas armas para la lucha ya que está en trámite una proposición de ley para promover y facilitar este tipo de donaciones. El debate está entre si se debe adaptar el modelo italiano, que incentiva la donación; o el francés que penaliza el excedente. Donar alimentos es una de las soluciones más utilizadas en la lucha contra el excedente en la alimentación. Una fórmula en la que sirve de ejemplo lo que hace la Fundación Alimerka para la gestión de los excedentes que se producen en la red de Supermercados de Alimerka. La entidad cuenta con el programa Alimentos sin Desperdicio que desarrolla en tres líneas. “La primera es la donación, encontrar a las entidades sociales próximas a los puntos de venta que puedan recoger excedente. La segunda es la educación nutricional para dar formación a estas entidades. La tercera pata es la sensibilización de la opinión pública”, explica su director, Antonio Blanco.
Un total de 98 supermercados de los 173 que forman la red de Alimerka cooperan en este programa. “Participan todos aquellos a los que conseguimos encontrar una entidad social próxima que recoja el excedente”, señala Blanco. La Fundación tiene intención de aumentar el número de centros adheridos al programa. Algo que tampoco es fácil: “Las entidades tienen que tener instalaciones para mantener la cadena de frío, furgonetas para el reparto, una red de voluntarios que nos asegure que esos excedentes se reparten antes de caducidad, hay muchas que quieren, pero no pueden porque no cumplen con todos los requisitos”. Su programa llega a 66 entidades en la actualidad, que realizan reparto a familias, a viviendas tuteladas, residencias de mayores, hogares de menores, bancos de alimentos, conventos, comunidades terapéuticas y comedores sociales.
La cercanía al entorno en el que se trabaja es fundamental para conocer las necesidades que pueden cubrir estos excedentes. Por ejemplo, el organismo dona la parte de los residuos cárnicos no aptos para el consumo humano que genera para alimentar a los buitres que cuida el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas). A lo largo de 2017, la Fundación Alimerka repartió 2,187 millones de unidades de panadería y bollería, 112.145 unidades de refrigerados y 66 toneladas de alimentos fueron entregadas a la cocina económica de Oviedo. Un ejemplo en restauración es Vips. El grupo dona todo el excedente no perecedero de sus almacenes a entidades sociales cada vez que se produce un cambio de campaña o de carta en sus marcas. Así, durante 2018 donó más de dos millones de toneladas de producto envasado o seco desde sus almacenes, por un valor de más de 9.000 euros, asumiendo también el traslado hasta las diferentes entidades sociales. También este año la compañía ha activado dos proyectos piloto de gestión de excedente fresco envasado con Starbucks que han resultado premiados en la IV edición de los premios anuales de Marcas de Restauración. El primero de ellos se ha creado en colaboración con Hope Food, un proyecto de emprendimiento de base social, para donar el excedente de los establecimientos de Starbucks a entidades sociales. Hope Food es un proyecto social que nace con el objetivo de convertir la pérdida alimentaria en un proceso de reabastecimiento para aquellos estratos sociales que más lo necesitan y por otro lado, reducir la presión sobre los recursos naturales. En este proyecto participan 27 locales de Starbucks. La firma de cafeterías ha iniciado en Barcelona un proyecto piloto para la colaboración con la app weSAVEeat, la aplicación móvil donde los usuarios pueden adquirir al final del día y a mitad del precio habitual, los excedentes frescos de las tiendas. A través de ella, los restaurantes de Starbucks ponen cada día a la venta un lote de alimentos compuesto por tres productos cada uno y los usuarios pueden adquirirlos por un precio de 4 euros y recogerlos en la propia tienda durante la hora de apertura al público.
Existen ya numerosas aplicaciones móviles que buscan una solución al desperdicio de comida, como To Good to go o Eat you Later. Muchas de ellas lo que hacen es poner en contacto al restaurante o supermercado que tiene un excedente con consumidores que busquen productos a bajo coste. Otra de las líneas para reducir el excedente alimentario es la investigación para darle un uso alternativo, en la mayoría de los casos destinados a la generación de energía. La Fundación Alimerka trabaja con la Universidad de Oviedo en este sentido. Si bien, además de energía, los excedentes pueden servir también para crear nuevos productos. La empresa dedicada a la comercialización de mangos y aguacates Reyes Gutiérrez recicla toda la fruta madura y la convierte en salsas naturales, creando la línea Freshmix de su filial Avomix. Casi la mitad del desperdicio es culpa del consumidor. Otra de las iniciativas se basa en nuestra concienciación como compradores. Es la que recientemente han puesto en marcha Carrefour y Barrilla.
La empresa italiana, en colaboración con el equipo de la Cátedra de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad Autónoma de Madrid, ha desarrollado 30 recetas con un perfil nutricional sano y un impacto medioambiental bajo, que pueden elaborarse con ingredientes sobrantes de otras elaboraciones culinarias o con alimentos o partes de ellos que se suelen desechar y no utilizar en la cocina. Barilla ha trasladado esta iniciativa a más de 150 centros de Carrefour, donde se ofrecerán consejos a los consumidores sobre la importancia de alargar la vida y dar cabida a los subproductos alimentarios más comunes, incorporando consejos sobre la conservación de los mismos. MARÍA CUPEIRO. Revista Alimentación 16-10-18
El excedente en los hogares
1.229 millones de Kg-l En 2017 se tiraron a la basura, en los hogares españoles, 1.229 millones de kg-l de alimentos y bebidas, de los que 1.075 millones correspondieron a productos sin utilizar y 154 millones a alimentos cocinados. Estos datos muestran una reducción del 5,7% del volumen de alimentos desperdiciados. ■ Al fondo del frigorífico La mayor parte del desperdicio, el 87,5% del total, se debe al desecho de alimentos tal y como se compraron, los cuales se tiran por deterioro o caducidad sin haberse llegado a utilizar. Una de las causas es la mala colocación de los alimentos en el frigo, ya que se colocan delante las últimas compras acumulando al fondo los que deben ser consumidos antes. ■ Tasa total de desperdicio El ratio entre el total de alimentos desechados y el de alimentos comprados es del 4,3 por ciento. ■ Fruta Es la categoría que genera más volumen de desperdicios, 351,2 millones de kg en 2017, lo que supone el 32,7% de los kg desperdiciados. Le siguen verduras y lácteos.
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