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El ejercicio físico reduce la grasa visceral en niños con sobrepeso y obesidad
El ejercicio físico reduce la grasa visceral en niños con sobrepeso y obesidad
Así se ha demostrado en un estudio publicado en ‘JAMA Network Open’ y realizado por la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y la de Granada.
El ejercicio físico disminuye el tejido adiposo visceral, el subcutáneo abdominal y el intermuscular en los niños.
Gema Suárez Mellado. , publicado en Diario Médico el Vie, 23/12/2022 – 13:24
Investigadores de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y la de Granada han realizado un estudio en el que han demostrado que incorporar el ejercicio físico a un programa de estilos de vida saludable en familia de 22 semanas de duración contribuye a reducir sustancialmente la grasa visceral en niños con sobrepeso u obesidad.
El trabajo, que se ha publicado en JAMA Network Open, también muestra que la disminución de los depósitos de grasa visceral da lugar a una reducción clínicamente relevante de la resistencia a la insulina, antesala de la diabetes, en este grupo de población.
El estudio se ha realizado a partir de un grupo control, que seguía un programa de estilo de vida familiar y psicoeducación, y otro intervención, que participaba en el mismo programa al que se añadió un régimen de ejercicio físico supervisado.
Los niños y sus familias fueron reclutados en la Unidad de Endocrinología Pediátrica del Hospital Universitario de Álava y en consultas de atención primaria en Vitoria-Gasteiz. Los menores tenían entre 8 a 12 años y presentaban sobrepeso u obesidad, pero no otra condición médica que limitara su actividad física. En total, participaron 116 niños: 57, en el grupo control y 59, en el intervención.
Cómo se trabajó con los niños
Como se detalla en la publicación científica donde se recogen los detalles de la investigación, el programa del grupo control consistía en dos sesiones de 45 minutos al mes durante 22 semanas, que se centraban en la promoción de tres hábitos de vida: alimentación saludable, actividad física e higiene del sueño. A esto se añadían dos sesiones de 45 minutos al mes durante 22 semanas en las que se trabajaban las habilidades necesarias para el manejo de emociones y sentimientos y mejorar el bienestar psicológico.
El programa del grupo intervención consistía en todo lo anterior más un programa añadido de ejercicio físico basado en la realización de 90 minutos de entrenamiento físico supervisado y monitorizado tres veces por semana durante 22 semanas. En este tiempo se llevaban a cabo actividades y juegos aeróbicos y de fortalecimiento muscular y óseo.
Para obtener datos, los investigadores realizaron evaluaciones clínicas al inicio y en la semana 22 de la intervención. Cada evaluación consistió en tres visitas separadas: la primera para registrar un historial médico y recolectar muestras de sangre en ayunas; la segunda, para resonancia magnética nuclear (RMN), y la tercera para evaluaciones antropométricas y de condición física.
Resultados
Tras el análisis de los registros, los autores observaron que incorporar ejercicio físico a un programa de psicoeducación y estilo de vida basado en la familia durante 22 semanas se asocia con reducciones mayores, y de hecho clínicamente significativas, en tejido adiposo visceral, en el tejido adiposo subcutáneo abdominal y en el tejido adiposo intermuscular. Además, la reducción del área del tejido adiposo visceral podría mediar en la mejora registrada en la sensibilidad a la insulina, destacando la importancia de orientar las terapias contra la obesidad infantil para este depósito de grasa.
La importancia de este trabajo
Los autores contextualizan la importancia de la labor que han realizado. Y es que, aseguran que “las guías pediátricas actuales subrayan la efectividad de las intervenciones para el control de peso basadas en componentes múltiples, como la dieta, la actividad física y componentes conductuales, así como la necesidad de que participen las familias en ellas”. Sin embargo, dicen que “estas pautas no brindan instrucciones específicas ni información metodológica sobre cómo deben implementarse, y, además, se enfocan en reducir el índice de masa corporal o la circunferencia de la cintura”. Por tanto, defienden que el presente ensayo “va más allá de este formato al centrarse en un amplio conjunto de depósitos de grasa, al utilizar métodos de medición de alta calidad y al detallar un procedimiento de intervención eficaz“.
Como conclusión, los firmantes exponen que “es importante tratar y reducir la obesidad en la infancia porque se ha demostrado que el período prepuberal (es decir, antes de los 13 años) es fundamental para reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2″. Y destacan la importancia de diseñar programas de intervención multicomponente en los que participe la familia, en los que se aborden aspectos dietéticos y psicológicos y que incluyan ejercicio físico para tratar la obesidad infantil y prevenir la diabetes.
Idoia Labayen, de la UPNA, especifica que el tejido adiposo visceral, en particular, es uno de los depósitos grasos más perjudiciales para la salud. “Se calcula que la acumulación de grasa visceral aumenta el riesgo de mortalidad por todas las causas entre un 36% y un 86%. Además, el incremento de grasa visceral es un factor determinante en el desarrollo de resistencia a la insulina y de otros desórdenes metabólicos. Por eso, es una diana terapéutica principal en las intervenciones de estilo de vida cuyo objetivo es la prevención de la diabetes”, concluye la investigadora.
Los investigadores
Además de Labayen, en este trabajo ha colaborado un equipo multidisciplinar que incluye a especialistas en ejercicio físico (Cristina Cadenas-Sánchez, María Medrano Echeverría, Jonatan Ruiz y Francisco Ortega, las dos primeras, de la UPNA), fisiología y nutrición (Maddi Osés, Lide Arenaza y Labayen, de la UPNA y del instituto IS-FOOD), radiología (Fernando Idoate) e ingeniería biomédica (Aritz Sanz, Arantxa Villanueva y Rafael Cabeza, de la UPNA y los dos últimos, además, del ISC).
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