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¿El ejercicio o la dieta?
¿Qué es más importante para no recuperar el peso perdido, el ejercicio o la dieta?
Recuperar el peso perdido (a veces, con creces) tras someterse a un régimen de adelgazamiento es la gran pesadilla de los que, tras semanas de muchos sacrificios en la mesa y en el gimnasio, logran por fin acariciar su sueño de quitarse los kilos de más. El conocido popularmente como ‘efecto yo-yo’ describe una realidad tan dolorosa como frustrante: una mala planificación tirará por tierra, antes o después, cualquier esfuerzo. ¿Qué podemos hacer para evitar este desastre? ¿Qué es más importante, vigilar lo que comemos o movernos más para no fastidiarla? Pues bien, según un estudio publicado por especialistas Centro de Salud y Bienestar de CU Anschutz de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) el pasado 29 de marzo, la actividad física desempeña un papel más importante que la dieta en la complicada misión de mantener el peso perdido.
«En esta investigación hemos abordado la difícil pregunta de por qué tantas personas tienen que luchar para mantener su peso ideal en el tiempo, llegando a la evidencia de que aquellos que lo lograron destacaron por haber aumentado su actividad física en lugar de por restringir su ingesta calórica«, asegura Danielle Ostendorf, coautora del citado informe en ‘Science Daily’.
PASOS DIARIOS
Para llegar a esta conclusión, compararon los datos obtenidos por aquellos que habían conseguido vencer su batalla contra la báscula con los de otros dos grupos de personas: unos atesoraban un peso normal y los otros, obesidad o sobrepeso. De esta forma, observaron que el total de calorías diarias quemadas (y consumidas) por los que no habían recuperado los kilos perdidos era significativamente mayor (300 kcal/día) al de los individuos en su peso ideal, una diferencia que no resultaba tan llamativa al cotejarla con las que combustionaban los que padecían sobrepeso u obesidad (‘obligados’ a realizar un gasto de energía superior para mover una masa corporal mayor). También llegaron a la conclusión de que los primeros, los vencedores de la contienda contra la báscula, acreditaban un mayor número de pasos al día (12.000) que con los segundos (9.000) y los terceros (6.500).
Para averiguar la quema de calorías producida diariamente, los investigadores del Centro de Salud y Bienestar de CU Anschutz emplearon un método muy poco utilizado: el del agua doblemente etiquetada. Este sistema permite determinar con precisión el gasto energético a través de la recolección de muestras de orina durante un periodo de entre una y dos semanas. Durante ese tiempo, los individuos objeto de estudio consumieron dosis de agua doblemente etiquetada (en las que tanto el hidrógeno como los átomos de oxígeno fueron reemplazados con un isótopo poco común de estos elementos para facilitar el rastreo.
Así que ya sabes, si no quieres tirar por la borda el enorme sacrificio que implica bajar de peso, muévete más o te lamentarás. El Mundo. Miércoles, 10 abril 2019 – 02:16
¿Cuántas calorías deberíamos tomar al día para no engordar?
Se cierne sobre nosotros el momento de volver a ponernos el traje de baño y, como cada año en estas fechas, nos entran las prisas por adelgazar. Obsesionados por quitarnos los kilos de más, nos ponemos a contar calorías como locos y a pensar en cómo quemarlas sin tener claro conceptos tan básicos como cuál es (si es que la hay) la cantidad específica que deberíamos ingerir para estar bien. Pues bien, si fuéramos estadounidenses y siguiéramos los consejos recogidos por el Departamento de Salud en ‘La Guía de la Dieta 2015-2020’ se supone que tendríamos que consumir unas 2.500, en el caso de los varones, y 2.000, en el de las mujeres. Ésa es la teoría porque, como en todo, la práctica nos dice otra cosa. «Cada persona es un mundo. Depende del sexo, la edad, la condición física o incluso del estado de ánimo o las necesidades de cada día porque hay jornadas en las que estamos más activos y motivados, hacemos más deporte y otras, por el motivo que sea, en las que apenas nos movemos», explica Guillermo V. Rodríguez, vicedecano del Colegio de Nutricionistas de Madrid.
Basar la alimentación en los gramajes o el número de calorías es, a su juicio, «un gran error». El gran secreto para determinar hasta qué punto comemos lo que necesitamos para vivir o nos hemos pasado de la raya radicaría, a su entender, en aprender «a distinguir entre la saciedad fisiológica y la emocional«. Es decir, en lugar de pasarnos la vida anotando calorías deberíamos aplicar el sentido común sobre la mesa y tener en cuenta que lo que dinamita nuestra dieta es «toda esa comida que seguimos ingiriendo, una vez hemos aplacado el hambre, por gula, ansiedad, aburrimiento o nerviosismo», aclara.
SENSATEZ NUTRICIONAL
Más allá de esa sensatez nutricional que tanto cuesta alcanzar, aquí van algunos consejos para poner algo de orden a nuestra dieta:
Desayunar como reyes, comer como príncipes y cenar como mendigos. No hay mejor manera de arrancar la jornada que con un buen desayuno, rico en proteínas y grasas saludables (aguacate, frutos secos, etc). Legumbres y verduras serían la mejor carga de hidratos en el almuerzo y, para la cena, proteínas (nada como un buen pescado rico en Omega 3).
Cinco veces al día. Ésa es la cifra mágica de comidas que debemos hacer para mantener a tope de rendimiento a nuestro metabolismo. Tres de ellas serían las principales y las otras dos, ‘snacks’ saludables (alguna pieza de fruta o frutos secos).
No saltarnos las comidas. Además de pasarlo fatal, nos resultará imposible controlar las ganas de comérnoslo todo en la siguiente ingesta.
Olvidarnos del azúcar. Eliminarlo de nuestra dieta no es tan difícil como parece. El gran problema es saber detectarlo en los productos que consumimos. ¿Cómo? Fácil, leyendo siempre las etiquetas para saber los ingredientes.
Beber mucha agua. No hay mejor opción. Como mucho, las infusiones. Las bebidas carbonatadas, por mucho que nos gusten, nos hinchan la tripa (es lo que hay).
Movernos más. No hay mejor manera de activar nuestro sistema metabólico. Caminar, subir escaleras, jugar con nuestros hijos o dar largos paseos con el perro son actividades físicas cotidianas que nos reportan un gran beneficio. GEMA GARCÍA MARCOS Viernes, El Mundo 12 abril 2019
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