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El enfrentamiento entre Consumo y Agricultura
Agricultura se enfrenta a Consumo por Nutri-Score: “Va en contra de la dieta mediterránea”
El departamento de Alberto Garzón mantiene que el semáforo nutricional se aprobará porque se recoge en el Acuerdo de Gobierno
MIGUEL ÁNGEL MEDINA, publicado en el País el 25 OCT 2021 –
El Ministerio de Agricultura se enfrenta al de Consumo por Nutri-Score, el futuro etiquetado voluntario para los alimentos. El departamento de Luis Planas (PSOE) considera que algunos aspectos del semáforo nutricional “pueden orientar a los consumidores a pautas de consumo alejadas de la dieta mediterránea” y aboga por no aprobarlo hasta que la Comisión Europea tome una decisión sobre su idoneidad, algo en principio previsto para finales de 2022. Mientras, el de Alberto Garzón (Unidas Podemos) sigue decidido a instaurarlo: “Figura en el Acuerdo de Coalición y estamos seguros de que se va a cumplir”, dicen desde Consumo. La batalla entre ambas facciones del Gobierno hace complicado que el etiquetado llegue este año, como había prometido Garzón.
Nutri-Score es un semáforo nutricional —que no sustituye a la etiqueta actual— que califica los alimentos de más a menos saludables (de la A a la E y del verde al rojo) y lo plasma en un sencillo etiquetado frontal, que se ve de un vistazo al elegir el producto. El algoritmo —elaborado en Oxford y adaptado por el Consejo Superior de Salud Pública de Francia— valora como negativo que un alimento tenga muchas calorías, azúcares, grasas saturadas y sal, mientras que ve positivo el porcentaje de frutas, verduras, fibra, proteínas, y aceites de oliva, colza o nuez (por ser los tres ricos en ácido oleico), y hace una nota media.
Numerosos científicos han pedido que se aplique cuanto antes para ayudar a los consumidores a elegir productos más sanos, aunque muchos nutricionistas critican que la industria alimentaria puede “trucar” el algoritmo para obtener mejores calificaciones (por ejemplo, añadiendo fibra o proteínas a alimentos insanos). Además, no mide el grado de procesamiento, por lo que hay ultraprocesados con buenas notas. Pero, sobre todo, el semáforo nutricional ha enervado al sector olivarero, que considera una estafa que el aceite de oliva virgen extra obtenga la misma nota (C) que los de nuez y colza, y a otros sectores como el jamón y los embutidos ibéricos y los quesos tradicionales, todos ellos con malas notas por su alto contenido en grasas. La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), el grupo de presión de la industria alimentaria, tampoco es favorable a esta regulación hasta que no haya consenso europeo.
Planas ha hecho varias declaraciones criticando Nutri-Score, pero ahora el ministerio hace suyas estas reivindicaciones y las convierte en su postura oficial. “Algunos aspectos de Nutri-Score pueden orientar a los consumidores a pautas de consumo alejados de la dieta mediterránea, que es un referente mundial de dieta saludable, moderada, equilibrada, variada y sostenible”, explica a EL PAÍS un portavoz de Agricultura. “Numerosos estudios relacionan esta dieta con una menor prevalencia de distintas enfermedades y con una mayor longevidad y calidad de vida”, añade.
Así, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación apuesta por retrasar su aplicación a la espera de que la Comisión Europea elabore una propuesta legislativa sobre el etiquetado frontal voluntario (denominado FOPNL), que podría ser Nutri-Score u otro de los disponibles, o incluso continuar sin regularlo. Se espera una decisión durante 2022, probablemente a finales de año. “Una vez presentada la propuesta realizada por la Comisión, España podrá elegir el modelo más conveniente, en función de su contenido, y podrá defender que se tengan en cuenta las características específicas de la dieta mediterránea”, prosigue el portavoz de Agricultura. El PP, que en mayo de 2020 exigió en el Senado instaurar Nutri-Score en tres meses, ha cambiado su postura y ahora defiende lo mismo que Planas.
“Hay que cumplir los compromisos”
A pesar de esta oposición, Consumo sigue adelante con la norma. “Hace dos años se firmó un acuerdo de gobierno para esta legislatura y los compromisos hay que cumplirlos. Estamos seguros de que se va a hacer, no barajamos otra posibilidad”, confirma un portavoz ministerial. El acuerdo señala: “Reduciremos el impacto de la comida basura, al establecer obligaciones claras en el etiquetado, que deberá reflejar la calidad de los productos conforme al modelo del semáforo nutricional”.
Este ministerio defiende que el sistema es el que cuenta con más apoyo por parte de científicos, asociaciones de consumidores y especialistas en nutrición, y que todos los cambios en el algoritmo (como el que mejoró la nota del aceite de oliva de D a C) están basados en la ciencia y la salud pública. Garzón se comprometió a aprobar Nutri-Score en 2020, y luego retrasó la promesa a finales de 2021. Sin embargo, quedan poco más de dos meses para final de año y no se atisba el decreto que debe regularlo.
Para complicar más la situación, ya hay empresas en España que muestran su nota de Nutri-Score en sus productos, como los supermercados Eroski, Caprabo, Carrefour, Alcampo, Lidl o Aldi o las marcas Danone y Nestlé —que son partidarias de su aplicación—. Dado que no hay una regulación, las empresas pueden decidir ponerlo en algunos productos y no hacerlo en otros (los más insanos). Consumo defiende que, si se regulara, las empresas que decidieran usarlo tendrían que ponerlo en todos sus productos. Además, no se está planteando que este etiquetado sea obligatorio —algo que solo podría decidir la Comisión—, por lo que las empresas siempre pueden optar por no ponerlo.
Diferentes etiquetados frontales
Nutri-Score se aplica ya voluntariamente en Francia, Alemania, Bélgica y Suiza, mientras que España, Luxemburgo, los Países Bajos y Austria pretenden hacerlo próximamente. Además, hay países que apuestan por otros etiquetados frontales, como Italia y Grecia con Nutrinform Battery; Dinamarca, Suecia y Noruega, donde se utiliza un logotipo en forma de cerradura de color verde para indicar cuáles son los productos más saludables; o Chile, México, Perú y Uruguay, que muestran un sistema de alertas (por ejemplo, “exceso de grasas”). Además, el sistema Nova clasifica el procesamiento de los alimentos. Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad -es un apasionado de la bicicleta-, consumo y urbanismo. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha ganado los premios Pobre el que no cambia su mirada y Semana Española de la Movilidad Sostenible. Ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’.
“Está bien prohibir la publicidad, pero hay que vetar también el aval de las sociedades médicas a alimentos no saludables”
La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria celebra la prohibición de publicidad de dulces dirigidos a niños, pero pide también actuar sobre los precios.
Consumo prohibirá la publicidad de alimentos no saludables dirigida a menores
Por Laura G. Ibañes, publicado en Diario Médico el Vie, 29/10/2021
Prohibir la publicidad de chocolates, galletas, helados y dulces es un muy buen primer paso para combatir la obesidad infantil, pero no es suficiente. La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) ha acogido con buenos ojos el anuncio realizado este jueves por el ministro de Consumo Alberto Garzón, que ha prometido un real decreto inminente que prohibirá la publicidad dirigida a niños de alimentos poco saludables. Sin embargo, desde Sespas se advierte ya que todavía quedan por implantar otras medidas imprescindibles para mejorar los hábitos alimenticios y combatir la obesidad infantil, encabezadas por las políticas de precios o el veto legal a los avales y sellos que conceden las sociedades científicas y médicas a productos no saludables.
“La regulación de la publicidad a niños era una demanda muy antigua de las sociedades y de las organizaciones sanitarias, con la Organización Mundial de la Salud a la cabeza, así que nos parece muy acertado el anuncio de Consumo”, explica Miguel Ángel Royo presidente de la Asociación Madrileña de Salud Pública (Amasap) y portavoz de Sespas en al Alianza por una Alimentación Saludable.
Sin embargo, ésa no es la única medida necesaria: “Nosotros habíamos propuesto 5 medidas. La más urgente era la regulación de la publicidad porque “se estima que un niño, entre televisión e internet, puede recibir 1.000 impactos al mes animándole a consumir productos no saludables y eso tiene un enorme impacto. Se ha visto en múltiples estudios: esa publicidad aumenta la ingesta inmediata de productos no saludables mientras se está viendo la televisión inmediatamente después y también a largo plazo”.
Sin embargo, también es necesario en su opinión “y era una de las demandas que presentamos hace ya tiempo que se prohíban legalmente los avales o sellos de las sociedades científicas y médicas a esta clase de productos no saludables. Lamentablemente nuestra Ley de Seguridad Alimentaria permite que una sociedad científica a cambio de dinero avale o dé su sello a un producto con un perfil no saludable. Ésta es una de las reivindicaciones que hacemos desde hace tiempo, la revisión del artículo 44 de la ley para evitar la utilización de estos avales”. Hace ahora precisamente cinco años precisamente que se desató la polémica por el sello de sociedades científicas como la Asociación Española de Pediatría que figuraban en los envases de galletas y productos no saludables, con alto contenido de azúcar o aceites de palma.
Impuestos sobre lo no saludable y bonos para comprar fruta y verdura
Junto a estas medidas, el portavoz de Sespas recuerda que hay que actuar también con políticas sobre los precios, “tanto aumentando el precio de los alimentos no saludables como reduciendo el de los saludables o estableciendo bonos para colectivos más desfavorecidos para que accedan a fruta y verdura”.
Otras de las medidas pendientes de acometer “sería regular la oferta de alimentos en espacios públicos porque actualmente vemos muchos espacios públicos, incluidos hospitales, donde la oferta alimentaria no es saludable o hay una gran oferta de productos no saludables; es fundamental que se regule esa oferta de alimentos en centros deportivos, hospitales, centros escolares”.
«La oferta de alimentos en espacios públicos, incluidos hospitales, no es sana»
Pese al anuncio a bombo y platillo hace tres años de la entonces ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, de la implantación del sistema Nutriscore como etiquetado de alimentos que sirviera de semáforo nutricional para orientar al consumidor, España sigue sin adoptar un etiquetado de estas características. Y esa es precisamente la cuarta demanda que plantea Sespas como imprescindible para combatir la obesidad “un etiquetado que ayude a entender mejor qué aporta el producto: Nutriscore es una opción, pero hay otras muchas. Lo que ha demostrado ser más eficaz son los sellos de advertencia sobre un alto contenido en azúcar, por ejemplo, que los han implantado Chile, México o Perú. Nutriscore es una opción razonable también, tiene algunos problemas, pero es mejor que lo que hay ahora. Todas estas políticas pueden ayudar además a la industria a reorientar la formulación de sus productos para hacerlos más saludables y mejorar su clasificación en el semáforo”, detalla Royo.
Y finalmente, el portavoz de Sespas, apuesta en conjunto por reorientar el consumo a productos frescos y mínimamente procesados. “Desgraciadamente lo que nos dicen las tendencias de los últimos años es al revés, cada vez hay más productos ultraprocesados en la cesta de la compra de los españoles. Es decir, hay que incentivar a la industria y a la ciudadanía hacia ese consumo predominantemente de productos frescos de origen vegetal, concluye el presidente de AMASAP y portavoz de Sespas en la Alianza por una Salud Alimentaria.
Sobre la prohibición de la publicidad como medida inminente anunciada por Garzón, Royo detalla que “para regular o clasificar los productos cuya publicidad debería ser prohibida hay diferentes sistemas, pero la base es la misma, deben ser productos altamente energéticos pero pobres en nutrientes esenciales, es decir que tienen muchas calorías, grasas saturadas, aceites y sal. La forma más sencilla para describir qué productos deberían tener restringida la publicidad es utilizar algún perfil ya diseñado para ello, como es el de la Región Europea de la OMS, que es el que parece que se va a utilizar en la nueva norma.
Esa herramienta puesta en marcha por la Región Europea de la OMS está específicamente diseñada para regular la publicidad infantil de alimentos”.
Se trata de regulaciones que están funcionando bien en otros países donde se han implantado como Chile y que están ya en marcha también en países como Reino Unido, los países nórdicos o Portugal.
Prohibida la publicidad de chocolates, zumos, bollos y helados
Según detalló Garzón este jueves, la nueva norma se ha hecho necesaria ante la ineficacia para combatir la obesidad que ha demostrado de Código PAOS, un código ético que rige desde 2005 y al que adhieren voluntariamente las compañías de alimentación para autorregular la publicidad de alimentos dirigida a niños.
Según Garzón, «en España el exceso de sobrepeso es del 23,3 por ciento y la obesidad del 17,3 por ciento” o que implica que “la suma supera el 40 por ciento para los niños de entre 6 y 9 años. Son cifras alarmantes y preocupantes».
Ante esta situación Consumo ha anunciado en concreto que el trabajo para la redacción de la nueva norma está ya hecho: ”tenemos los informes pertinentes para adaptar los perfiles nutricionales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al sistema de regulación y ya se ha hablado con la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia», ha dicho Garzón anunciando la inminencia del nuevo real decreto, que entraría en vigor el próximo año.
El nuevo sistema de control de la publicidad se basará concretamente en la herramienta definida por la Organización Mundial de la Salud expresamente para el control de la publicidad dirigida a niños, que establece diferentes perfiles nutricionales y, en función de ellos, prohíbe por completo la publicidad o sólo le pone ciertos límites.
Según ha anunciado ya Consumo quedará prohibida en concreto toda la publicidad dirigida a menores de productos de confitería de chocolate y azúcar, las barritas energéticas, los productos de pastelería, los zumos azucarados y los helados. El resto de productos como bebidas, snacks, salsas sólo podrían anunciarse si no superan algunos límites fijados en os perfiles de la OMS (por ejemplo, según detalla Consumo, los aperitivos salados con azúcares añadidos o más de 0,1 gramos de sal por cada 100 gramos de producto.
Estas prohibiciones se aplicarán durante todo el día en los canales de televisión infantiles, en internet y redes sociales y aplicaciones de teléfonos móviles con contenidos para menores de 16 años y en cualquier medio impreso. En la televisión convencional la prohibición será en cierto horario.
El Gobierno prohibirá la publicidad de chocolate, pasteles, helados y zumos destinados a menores
Alberto Garzón quiere regular los productos «perjudiciales» que se anuncian en horario infantil y en canales para niños para frenar la obesidad.
Por Sara de Diego, publicado en el Español el 28-10-2021
El Ministerio de Consumo prohibirá la publicidad de «alimentos perjudiciales» para la salud de los menores en todos los medios de comunicación, incluidas redes sociales, cine, páginas web y aplicaciones.
Chocolates, productos de pastelería, bebidas energéticas, zumos y helados no podrán ser anunciados en televisión y otras plataformas con el objetivo de «defender» los intereses de niños y adolescentes «frente a la industria alimentaria» y frenar los altos índices de sobrepeso y obesidad infantil en España.
Así lo ha anunciado este jueves el departamento que dirige Alberto Garzón, que explica que la regulación de los productos que se pueden anunciar se hace ajustándose a los perfiles nutricionales de la Organización Mundial de la Salud, mucho más estrictos, y no a los de Nutri-Score, el semáforo nutricional que se aplica aquí en España, ni al Código Paos establecido por la propia industria alimentaria.
Salsas y snacks
La norma de Consumo, que se regulará vía real decreto, establece cinco categorías de productos que tienen prohibido publicitarse. El primero es el de confitería de chocolate y azúcar, barritas energéticas y coberturas dulces y postres. El segundo, el resto de productos pasteleros. Le siguen el de bebidas energéticas, los zumos y los helados.
Para el resto de categorías de productos se establece un límite de contenido en nutrientes por cada 100 gramos. Así, no se podrán anunciar bebidas, snacks o salsas con azúcares añadidos o preparados con más de 225 kcal por cada 100 gramos.
El Ministerio de Consumo alerta de que uno de cada tres niños sufre sobrepeso u obesidad en España y asegura que la publicidad es una de las causas de esta cifra.
Horario infantil y RRSS
Con esta regulación, Consumo prohíbe anunciar este tipo de productos en cualquier programa emitido en horario de protección reformada a menores. Es decir, de 8:00 a 9:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas de lunes a viernes, y sábados, domingos y festivos de 9:00 a 12:00.
Fuera de ese horario, no habrá anuncios de chocolates, galletas, zumos, bebidas energéticas y productos de pastelería en ningún canal infantil -Clan TV, Boing, Disney Channel…-, en radios y televisiones generalistas siempre y cuando haya una «elevada audiencia de menores de 16 años», y antes, durante y después de programas destinados al público infantil en la televisión online en abierto.
Tampoco se podrán ver estos anuncios en internet, redes sociales y aplicaciones con contenidos para menores de 16; ni en medios impresos o secciones dirigidas a este público.
En 2022
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha afirmado que este procedimiento será rápido y que se prevé para 2022. «El trabajo está hecho. Tenemos los informes pertinentes para adaptar estos perfiles nutricionales de la OMS, al sistema de regulación y ya se ha hablado con la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia».
«En España el exceso de sobrepeso es del 23,3% y la obesidad del 17, 3%. La suma supera el 40% para los niños de entre 6 y 9 años. Son cifras alarmantes y preocupantes«, ha alertado el ministro, y ha añadido que estas cifras son el doble entre las familias más humildes que entre las más adineradas, según el informe Aladino 2019.
Asimismo, ha constatado evidencias de que las distintas estrategias puestas en marcha desde hace más de una década para disminuir la obesidad y el sobrepeso infantil, como el Código de autoregulación Paos establecido por la propia industria alimentaria, ha sido algo «del todo insuficiente
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