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¿El pan engorda?
9 de cada 10 españoles afirma comer pan a diario.
Ya sea por tradición, por gusto, por acompañar a las comidas o por cultura, la realidad es que en España se consume mucho pan.
Los españoles ingieren 35 kilos al año de media, según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. En 2016, se consumieron en total 1.521 millones de kilos de pan, un 3 por ciento menos que en 2015, y este año, según datos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), consumiremos un 2 por ciento menos que en 2017.
A pesar de que el descenso en volumen es evidente, la verdad es que «9 de cada 10 españoles afirma consumir pan a diario, lo que equivale al 92 por ciento de la población«, indica a CuídatePlus Andrea Marqués, del IMEO. En gran medida este descenso en el consumo se debe a que el pan es uno de los primeros alimentos que tanto nutricionistas como endocrinos eliminan o restringen a las personas que quieren hacer dieta para adelgazar.
Esto es porque el pan, tal y como describe Marqués, «es un alimento compuesto por harina, levadura y sal, por lo que está constituido fundamentalmente por hidratos de carbono, más una pequeña cantidad de proteínas procedentes de la proteína vegetal del cereal (gluten)».
Pero además, en el caso del pan blanco (el más consumido en España, ya que el 75 por ciento lo prefiere por encima de otros como el integral, por su sabor), éste «es de elevado índice glucémico por lo que la absorción de la glucosa es muy rápida, siendo más fácil que el exceso se almacene en forma de glucógeno y, posteriormente, en grasa», señala Marqués.
Aunque no hay que generalizar ni «contraindicar su consumo» -porque todo dependerá de la cantidad que se coma, de la actividad diaria que se haga y del resto de alimentos que se coman- todo apunta a que sí, lamentándolo mucho, el pan engorda, sobre todo el pan blanco. Ésta es la mala noticia, pero la buena es que hay otras opciones más saludables que pueden ser un buen sustituto.
Pan blanco y pan de molde ¿sí o no?
Lo más recomendable es «evitar los panes blancos refinados«, indica Marqués ya que «al refinar el pan se le quita gran parte del valor nutricional y pierde fibra, vitaminas y minerales presentes en el grano», explica. Sobre el pan de molde, éste se debería eliminar de la dieta, «ya que es más procesado y contiene grasas añadidas en su composición, que suelen ser grasas trans y conservantes artificiales».
Sobre la cantidad recomendada, Marqués recuerda que «no se debería generalizar ya que dependerá del paciente (peso, actividad física, diabetes, síndrome metabólico, paciente sano, etc.), pero, en general, se puede aconsejar un consumo de unos 100 gramos de pan (mejor integral), repartidos en 2 ó 3 raciones al o largo del día«.
A este consejo, la nutricionista aconseja hacerlo en la primera mitad del día y acompañarlo de proteína siempre que se pueda. En pacientes con patologías «se recomienda que sigan las recomendaciones del nutricionista o especialista».
Así, según esta indicación, se deberá escoger el pan menos procesado posible. «Hoy en día, el mercado dispone de múltiples opciones de calidad, panes de masa madre, grano completo, etc. y dentro de esta variedad se puede elegir el cereal que más nos guste o el más adecuado para nuestro tránsito intestinal como la avena, el centeno, el trigo o la espelta«.
A continuación, Estefanía Ramo, nutricionista del IMEO, explica las características de los tipos de pan más consumidos o que están más de moda en la actualidad para que cada persona eleja el que mejor se adapte a sus necesidades:
Pan integral
El pan integral se elabora con grano de cereal completo, incluyendo su cáscara y salvado. «Esto mejora su valor nutricional respecto al pan blanco ya que conserva la fibra y sus vitaminas y minerales intactos».
De esta forma, destaca por sus beneficios para el estreñimiento y la salud del tránsito intestinal, es «algo menos calórico que el pan blanco y, sobre todo, ayuda a mejorar la saciedad», indica. Por este motivo, se aconseja en pacientes con diabetes ya que «no produce los picos de glucemia tan altos como el pan blanco«.
Para saber que el pan es integral: «Debemos buscar su etiquetado y ver que especifíque que está elaborado con harina integral o grano completo. Si no es cien por cien integral siempre se debe indicar entre paréntesis el porcentaje de harina integral que lleva».
Pan de centeno
El pan de centeno tiene un alto contenido en hidratos de carbono complejos de absorción lenta, por lo que también es una buena opción para la diabetes y para mantener el índice glucémico bajo.
Además, «presenta un elevado aporte en fibra, por lo que mejora el tránsito intestinal; tiene bajos niveles de grasa, alto contenido en minerales y ácidos grasos saludables, lo que lo convierte en un alimento recomendable en casos de hipertensión y enfermedades cardiovasculares; y elevado contenido en vitaminas, en especial del grupo B (B1, B2, B3, B5 y B9)», indica Ramo.
Para saber que el pan es de centeno: «Según la normativa actual, para que pueda denominarse un pan de centeno, el porcentaje de este cereal debe ser mayor del 50 por ciento y tiene que aparecer en la etiqueta».
Pan de espelta
El pan de espelta es una variedad del pan de trigo. «Tiene alto contenido en fibra, por lo que es ideal para regular el tránsito intestinal«, afirma la nutricionista. También contiene «más minerales y vitaminas que el de trigo común, especialmente las del grupo B, y vitamina E».
Esta tipología de pan contiene los ocho aminoácidos esenciales y, «en especial, es rico en triptófano, que contribuye al bienestar emocional y mental, y por ello, es muy buena fuente de proteínas«. Es rico en ácidos grasos esenciales, «de gran importancia para el funcionamiento cerebral».
Para saber que el pan es de espelta: «Según la normativa actual, para que pueda denominarse un pan de espelta, el porcentaje de este cereal debe de ser mayor al 50 por ciento y tiene que aparecer en la etiqueta».
Pan de malta
La malta es un alimento energético que se obtiene de la cebada. «Tiene un elevado aporte de carbohidratos, proteínas y vitaminas, lo que ayuda a una buena nutrición», informa. Según la experta del IMEO, «la malta se obtiene de la transformación de la cebada, tras un proceso de germinación que da lugar a un cereal de mejor digestibilidad al que se agregan azúcares de fácil asimilación, como glucosa y fructosa«.
El pan de malta tiene mejor digestibilidad, es más nutritivo y energético y aporta proteínas vegetales, vitamina B, ácido fólico, aminoácidos, como la lisina y el ácido glutámico, y minerales, como el hierro y el calcio, «todos ellos importantes para los adolescentes», destaca.
Para saber si un pan es de malta: «Según la normativa actual, para que pueda denominarse un pan de malta, el porcentaje de harina de cebada ha de ser mayor o igual al 20 por ciento que debe aparecer en la etiqueta«.
Pan multicereal
El pan multicereal posee un gran número de cereales ya que se elabora con harinas integrales de trigo, avena y centeno. «A diferencia de otros panes integrales, éste se compone de más granos, lo que aporta muchas vitaminas y minerales«, destaca. Entre los granos más comunes destacan la avena, el trigo, la cebada, maíz, soja, lino, pipas, sésamo, etc. Todo esto hace que «tenga un alto contenido en fibra, lo que es ideal para regular el tránsito intestinal», y de vitaminas del grupo B, sobre todo B1″.
Este aporte de vitamina B1 «es fundamental para el estado de ánimo gracias a su efecto beneficioso sobre el sistema nervioso y la actividad mental». También incluye B2 que «es eficaz para prevenir dolores de cabeza, cataratas, cáncer y para mejorar la piel, el cabello y el sistema inmunológico», y B6, que es «fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro cerebro y nuestro sistema inmunológico», explica Ramo.
Para saber si el pan es multicereal: «Hay que intentar que el porcentaje de harina integral sea del cien por cien o lo más cercano a él, pero como esto a veces no es posible, se recomienda que no baje del 75 por ciento de harina integral«.
Pan Kamut
El pan de kamut es muy rico en hidratos de carbono complejos, fibra y proteínas lo que le convierten en un alimento muy saciante. También es rico en grasas poliinsaturadas, vitaminas y minerales (antioxidantes). «Estas características hacen que tenga efecto beneficioso sobre el corazón, la hipertensión y el colesterol», asegura Ramo. «Tiene un sabor mantecoso y dulce«.
Para saber si un pan es Kamut: «Según la normativa actual, para que pueda denominarse un pan de kamut, el porcentaje de este cereal debe ser mayor al 50 por ciento y aparecer así en la etiqueta«.
Pan de wasa
El pan de wasa se compone de trigo integral, harina de centeno, avena, germen de trigo y semillas de sésamo. «Tiene un alto aporte en hidratos de carbono complejos, además de ser rico en fibra, por lo que es muy saciante y facilita el tránsito intestinal».
También aporta alto contenido en proteínas lo que «contribuye a la saciedad y también tiene buena cantidad de vitaminas y minerales, que ayuda a reducir el colesterol y a regular el azúcar en la sangre».
Para saber si un pan es de wasa: «Según el etiquetado debe figurar en los ingredientes, al menos harina de un 88 por ciento de trigo, un 10 por ciento de semillas de sésamo y levadura«. Joanna Guillén Valera Cuidate Plus 11 de Diciembre de 2018
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