Noticias. Enfermedades relacionadas con la Obesidad, Noticias. Obesidad y sobrepeso
El sobrepeso a partir de los 20 años afecta a la salud cardiaca al llegar a los 60
El sobrepeso a partir de los 20 años afecta a la salud cardiaca al llegar a los 60
La obesidad afecta a largo plazo aunque después se adelgace. La buena noticia es que si se pierde peso los parámetros de la función cardiaca también mejoran y se normalizan.
Los análogos del GLP-1 están revolucionando el tratamiento médico de la obesidad.
Por R. García-Abadillo publicado en Diario médico el Mié, 17/07/2024 –
Cada vez está más claro que lo que hacemos hoy a nivel salud tiene consecuencias mañana, tanto en lo positivo como puede ser el ejercicio físico, como en lo negativo, por ejemplo, tener sobrepeso a partir de los 20 años, algo que, aunque luego se pueda adelgazar, tiene efectos negativos sobre el corazón al llegar a los 60 años, según un nuevo estudio que se publica este miércoles en European Heart Journal, la revista de la Sociedad Europea de Cardiología.
El equipo dirigido por Alun Hughes, profesor de Fisiología y Farmacología Cardiovascular de la University College London (Reino Unido), encontró relación entre el aumento de peso en adultos jóvenes y de mediana edad y corazones agrandados que bombean peor la sangre -al margen del efecto del sobrepeso en años posteriores-.
«Sabemos que el sobrepeso se asocia con una peor salud cardíaca, pero sabemos poco sobre la relación a largo plazo entre el sobrepeso en la vida adulta y la salud cardíaca posterior. Queríamos observar si el sobrepeso en etapas tempranas de la vida adulta mostraba asociaciones duraderas con una peor salud cardíaca, independientemente del peso de las personas en etapas posteriores de la vida», señala Hughes.
Los investigadores examinaron datos de 1.690 personas que forman parte de la cohorte de nacimientos de la Encuesta Nacional de Salud y Desarrollo del Consejo Británico de Investigación Médica [un importante estudio que lleva monitorizando la salud de más de 5.000 personas nacidas en Inglaterra, Escocia y Gales en 1946, habiendo sido seguidos más de 20 veces desde el nacimiento y determinando su índice de masa corporal (IMC) a los 20, 26, 36, 43 y 53 años].
A lo largo de su vida adulta, además de medirles el IMC y la relación cintura-cadera, también se les realizaron ecocardiogramas que gracias al ultrasonido permiten investigar la estructura y función del corazón.
IMC ELEVADO Y MASA VENTRICULAR IZQUIERDA
Los investigadores estaban particularmente interesados en una medición llamada masa ventricular izquierda porque, cuando es mayor de lo esperado, indica una mayor cantidad de tejido cardíaco. Este es un indicador confiable de mala salud cardíaca y de un mayor riesgo de muerte por enfermedad cardíaca.
Los datos mostraron que las personas cuyo IMC estuvo elevado en cualquier momento a partir de los 20 años tenían una mayor masa ventricular izquierda a los 60 años (con independencia del IMC a los 60 años, que también fue tenido en cuenta por los investigadores). Por ejemplo, para una persona promedio de 43 años, un IMC cinco unidades más alto correspondía con un aumento del 15% o 27 gramos en la masa del ventrículo izquierdo. «Esto sugiere que el aumento de peso, incluso a una edad temprana, provoca daños cardíacos que van más allá de los efectos del sobrepeso en una etapa posterior de la vida», explica Hughes.
«Es probable que mantener un peso saludable sea importante para las personas incluso en la edad adulta temprana, y si queremos mejorar la salud del corazón a largo plazo debemos prevenir el aumento de peso en personas de todas las edades. Esto significa desarrollar políticas que reduzcan la actual epidemia de obesidad».
El propio Hughes apunta algunas debilidades del estudio. En primer lugar, incluyó principalmente a europeos blancos, por lo que quizá no puedan aplicarse los resultados a la población mundial. Además, «este tipo de estudio no puede probar de manera indiscutible que el aumento de peso temprano cause daño cardíaco, sólo que ambos aspectos están estrechamente relacionados. Tampoco nos dice cómo se relacionan entre sí, pero si el sobrepeso tiene efectos en el corazón que son irreversibles o sólo parcialmente reversibles, entonces podríamos esperar ver daños cardíacos que se acumulan y empeoran a lo largo de la vida», indica.
Por otro lado, Hughes recalca que este trabajo no podría haberse realizado «si los investigadores y los que lo han financiado no hubieran adoptado una visión a largo plazo y no hubieran apoyado la investigación desde el nacimiento y continuando a lo largo de toda la vida».
Los investigadores ahora quieren estudiar el papel de la diabetes y los niveles altos de azúcar en sangre para explicar el vínculo entre el aumento de peso y la salud del corazón. También planean estudiar el aumento de peso en la infancia y la adolescencia en relación con la salud del corazón.
NO TODO SON MALAS NOTICIAS
En un editorial que acompaña al estudio en la publicación, el profesor Leonardo Roever de la Red Brasileña de Salud Basada en Evidencia (Uberlândia, Brasil) y sus colegas escriben: «Este estudio resume de manera conmovedora la continuidad temporal y dimensional de la lesión cardíaca asociada con un IMC anormal, y proporciona evidencia convincente de que tener sobrepeso u obesidad, incluso a una edad más temprana, se traduce en un perfil de riesgo cardiovascular desfavorable».
Y agregan: «Es probable que las mejoras en el IMC a lo largo de varias décadas, como en un paciente que era obeso cuando era joven pero que ahora ha logrado perder peso gracias a la dieta y el ejercicio, puedan traducirse en importantes beneficios clínicos desde la prevención o en la reversión de lesiones o disfunciones cardíacas«.
Para Manuel Anguita, portavoz de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), «el estudio está muy bien hecho, por las variables que analiza y porque tiene un seguimiento muy largo. Es un estudio de la función miocárdica tanto desde el punto de vista estructural, ya que mide también masa, diámetro, etc., como también funcional: mide datos de contractilidad, de función sistólica, la fracción de eyección, y también de función diastólica del ventrículo izquierdo. Y luego analiza también distintos parámetros relacionados con la obesidad: el índice de masa corporal, que es el más importante, pero también analiza el perímetro de la cintura y otra serie de cosas. Yo creo que desde el punto de vista metodológico está muy bien hecho, por tanto las conclusiones que se obtienen creo que son bastante fiables y además reproducen las conclusiones de otros estudios que se han hecho».
Según Anguita, que también es jefe de Sección de Cardiología Clínica del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, este estudio demuestra que cuando hay mayor índice de masa corporal «evidentemente se alteran los parámetros de función cardiaca. Pero hay otra cosa importante: hay otros estudios también referidos en el editorial que dicen que cuando se pierde peso y, por tanto, disminuye la obesidad y la masa corporal, esos efectos negativos sobre la función ventricular mejoran, mejora la función ventricular. Es decir, que no es solamente que la obesidad empeora los parámetros de función ventricular y que si se mantiene durante mucho tiempo al final va a degenerar en complicaciones clínicas cardiacas, sino que también cuando por distintos métodos terapéuticos se controla la obesidad y disminuyen todos esos valores de peso, de masa corporal, etc., también los parámetros cardiacos regresan, incluso se pueden normalizar».
En ese sentido, Anguita explica que hay varios estudios «tanto con intervención mediante control de dieta y de ejercicio, como también con los nuevos fármacos antiobesidad que ahora están saliendo, donde mejoran esos parámetros de función cardiaca. Es verdad que todos estos estudios con estos fármacos son estudios que tienen un seguimiento mucho más corto, pero el efecto positivo de la pérdida de peso se ve muy rápidamente, en un año se ve que incluso hay una reducción del riesgo cardiovascular«.
Leave a reply