.Curiosidades. Historia
Gemoterapia
Pseudociencia, el lado oscuro. Gemoterapia
En la gemoterapia, se atribuye a la ciertas piedras capacidades sobrenaturales de protección de la salud a su poseedor.
Emilio Molina. Vicepresidente de la Apetp
Diario Médico Sáb, 11/06/2022 –
«Yo lo que sé es que los diamantes, por ejemplo, aumentan el atractivo natural cuando son regalados a parejas de todo tipo.» (@DarwinDuck3). Si hay algo que lleva tiempo con nosotros, o más bien nosotros con él, es nuestro propio planeta y sus incontables piedras.
Con la querencia de nuestra especie a otorgar propiedades mágicas arbitrarias a cualquier cosa que se nos cruce, el haber convertido piedras y cristales en amuletos no es nada sorprendente. Sobre todo, dada la belleza y exotismo de sus caprichosas formas y colores, que facilitan la atribución de «magia por simpatía» de la que hemos hablado en varias ocasiones.
Vender piedras a precio de oro no es nada nuevo. De hecho, el propio oro es el ejemplo paradigmático de atribuir a un mineral un valor que va más allá de ninguna característica intrínseca del material, más allá de su exotismo o la escasez del recurso. Desde bien antiguo, valoramos piedras famosas como La Piedra Negra del Islam, armas blancas forjadas con meteoritos (aunque en este caso sí aportarían mejor resistencia por alguna característica física particular) y, por supuesto, joyas de todo tipo.
En la gemoterapia, no solo se busca revalorizar piedras que quizá tengan algún valor por su rareza, sino atribuyéndoles capacidades sobrenaturales de protección de la salud (y de otros ámbitos de la vida) a su poseedor, que caen por su propio peso a poco que se intente buscar el mecanismo por el cual esas piedras generarían esas presuntas influencias. Por poner un ejemplo extraído al azar, de la malaquita:
«Se dice que refuerza los ojos, ayuda a dormir, equilibra el cerebro y es excelente para aliviar dolores. Es un purificador del sistema digestivo, equilibra el azúcar en la sangre y los niveles de bilis, aumenta la cantidad de leche materna y equilibra los ciclos menstruales irregulares».
Más allá de que te pueda ayudar a dormir si te atizan con una con la suficiente fuerza, ¿cómo va un pedrusco a «purificar el sistema digestivo» por muy bonito que sea su tono verde? No se espera (ni lo recomendaría) que nadie se lo trague para conseguir tal fin.
En esta línea, en la cultura popular reciente, el epítome de esa querencia por el «poder de las piedras» se ha hecho especialmente popular recientemente con el «Guantelete de Thanos», donde una serie de joyas fantásticas albergaba poderes metafísicos sobre el Universo. En este caso, es claramente ficción y las explicaciones de su funcionamiento son totalmente místicas, aprovechándose de la complicidad de la «suspensión de la incredulidad» del espectador, pero, ¿cómo se intenta justificar la ficción de la gemoterapia para intentar hacerla pasar por real?
Las explicaciones que se suelen dar entroncan con el discurso New Age típico donde las palabras «energía», «vibración», «resonar», «equilibrar», «auras», «armonía» y similares aparecen por doquier. Las atribuciones, por cierto, son tan aleatorias que es raro encontrar dos listados que les pretendan las mismas características. De igual forma que, además, van inventándose nuevas propiedades según la conveniencia (y el exceso de stock, supongo), también se entremezclan sus usos con otros esoterismos o pseudoterapias, encontrándonos desde masajes con piedras hasta ponerlas sobre los «chakras».
A primera vista, más allá del ridículo de que alguien se ponga cuatro pedrolos en la espalda, ¿qué daño puede hacer? No me canso de repetirlo: la desinformación ya supone en sí un daño social, aunque sea abstracto y complicado de ver y valorar. Pero esa desinformación se plasma en daños concretos que van desde la mera estafa hasta daños por pérdida de oportunidad terapéutica al retrasar o rechazar un tratamiento necesario. Pero aún hay al menos un daño activo que la «gemoterapia» ha provocado: los populares «collares de ámbar» para calmar los dolores de la dentición infantil han causado tanto estrangulaciones como asfixias por la ingesta accidental de sus cuentas.
Lo único parecido a la gemoterapia que funciona es, quizá, la de los diamantes para mejorar el atractivo propio. O, mejor, seguir a Gemma del Caño para buenos consejos en salud.
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