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Inmunidad entrenada
Inmunidad entrenada, un concepto esencial en tiempos de pandemia
Jorge Domínguez, farmacéutico e investigador de la Universidad Radboud, en Nimega (Países Bajos), ha explicado este concepto, que, sin ser la solución a la covid-19, puede ser un complemento hasta que llegue la vacuna específica y eficaz.
“La inmunidad entrenada no es la solución frente a la covid-19 pero sí puede ser una gran ayuda en la lucha contra esta enfermedad”, ha declarado Jorge Domínguez, farmacéutico e investigador del Departamento de Medicina Interna del Centro Médico de la Universidad Radboud, en Nimega (Países Bajos), en un acto on line organizado este miércoles por Cantabria Labs (que cuenta entre sus productos con Inmunoferon), para hablar de cómo actúa y cómo mantener un correcto funcionamiento del sistema inmunitario.
Pero, ¿qué es la inmunidad entrenada? Para responder a esta pregunta, el experto ha explicado que el sistema inmunológico actúa de una forma muy compleja y, ante la agresión que supone la entrada en el organismo de un patógeno, actúa a dos niveles. Así, en una primera línea de defensa actúa el llamado sistema inmunológico inmediato y en una segunda, el adaptativo.
“El innato constituye la primera línea barrera de defensa del organismo y es congénita, nacemos con ella, y no necesita del aprendizaje que se precisa tras entrar en contacto con el invasor. Las células del sistema inmunológico innato reconocen un número limitado de moléculas de identificación, que actúan como antígenos, que están presentes en muchos tipos de invasores diferentes, de forma que estas células, con una serie de receptores, son capaces de reconocer a muchos tipos distintos de patógenos. En cambio, el adaptativo se desarrolla a medida que estamos expuestos a otros patógenos y a otras sustancias potencialmente dañinas a lo largo de la vida. Esta defensa es adquirida con el tiempo, por eso también se llama sistema inmunológico adquirido“, ha especificado Domínguez.
Según el experto, una de las propiedades más importantes que tiene el sistema inmunológico es la memoria, es decir, “la capacidad de recordar estímulos antiguos a los que nos enfrentamos en el pasado para, así, reconocerlos y eliminarlos rápidamente”, ha aclarado.
Como ha recordado el ponente, “las teorías clásicas asocian exclusivamente la memoria inmunológica con el sistema adaptativo, que son los linfocitos B y T, y que el innato olvidaba sus encuentros previos con agentes infecciosos, que no aprendía de ello. Con esta visión, se puede decir que el sistema innato usa la fuerza para dar respuestas rápidas, potentes e inespecíficas, en cambio, el adaptativo usa la maña, tardando más en aprender la primera vez, pero siendo más letal en encuentros posteriores con el mismo patógeno, aportando respuestas específicas”.
Así, “las respuestas adaptativas y específicas son la base de las vacunas, que nos ponen en contacto con una parte de un patógeno, con un antígeno, de tal manera que cuando entramos en contacto con un patógeno real, nuestro sistema inmunológico ya es capaz de reconocerlo y eliminarlo, pero a ese patógeno en concreto”.
Efectos no específicos de las vacunas
Pero no todas las vacunas son iguales. De hecho, hay unas concretas que son capaces de proteger frente a distintos tipos de infecciones, no solo frente a uno, sino frente a más”.
En este punto, ha recordado el trabajo realizado por dos investigadores daneses, Peter Aaby y Christine Been, que han estado décadas desarrollando proyectos relacionados con vacunación en Guinea Bisau. Así, durante años han seguido los hábitos de 200.000 personas visitando sus casas, registrando sus vacunas, sus visitas al centro de salud, hospitalizaciones… y todas las muertes que ocurrieron en el área de estudio, incluyendo las muertes en niños. “Y con esta información hicieron algo nuevo, evaluaron el efecto de las vacunas sobre la salud general, no sobre una enfermedad determinada, sino sobre todas, que es algo que no se suele hacer”. Lo que descubrieron, ha continuado relatando, es que “algunas vacunas tienen un efecto mucho mayor sobre la salud general de lo que se puede predecir en base a su efecto protector específico; de forma que se dieron cuenta que algunas vacunas también son capaces de afectar al riesgo de sufrir otras enfermedades. Descubrieron lo que denominaron efectos no específicos de las vacunas”.
Datos aportados por Dominguez sobre los datos obtenidos entonces mostraban que los niños vacunados contra el sarampión en Guinea Bisau y en otros países en vías de desarrollo tenían una mortalidad aproximadamente un 70% menor que los niños no vacunados, a pesar de que el sarampión en esa zona solamente causaba del 10 al 15% de las muertes, de forma que el resto de prevención tenía que estar causado por la protección frente a otras enfermedades.
Más datos. “En África occidental y en otros lugares vieron que la vacunación con BCG frente a tuberculosis, la más usada en el mundo, es capaz de proteger a las personas frente a un amplio espectro de infecciones”.
Vacunas vivas
Como ha apuntado el investigador, el tipo de vacunas que producen estos efectos no específicos son las vacunas vivas, que contienen al patógeno vivo debilitado, creando una infección natural en el cuerpo que normalmente es tan suave que no causa síntomas.
En su opinión, estas vacunas son muy buenas para estimular el sistema inmunológico, son muy potentes y en general solo se necesita una inyección para conseguir la protección adecuada. “Las no vivas -ha dicho- contienen al patógeno o fragmento del mismo totalmente inactivado, por lo que se precisan de varias dosis para conseguir protección”.
“Todas las vacunas vivas, como la del sarampión, la polio, BCG, tienen efectos frente a otras infecciones, mejorando la salud mucho más de lo que se podría esperar -ha continuado-. Hasta hace pocos años no se sabía por qué. Ahora sabemos que estas vacunas vivas producen una respuesta de memoria en las células del sistema inmunológico innato, que es lo que se ha denominado inmunidad entrenada“.
Y es que, como ha detallado, que las células del sistema inmunológico innato son capaces de responder frente a distintos tipos de estímulos, no solo frente a uno, y esta es la clave, del tipo de respuestas. “La activación a largo plazo de estos mecanismos de las células del sistema inmunológico innato permiten que seamos más capaces de responder frente a distintos tipos de amenazas de una forma más potente, aunque nunca hayamos tenido contacto con ese patógeno en concreto. Y esto tiene que ver con la activación a largo plazo de la capacidad metabólica de las células del sistema inmunológico innato que consigue cambios a largo plazo en la capacidad de expresión génica de estas células, de forma que cuando un virus, una bacteria o un protozoo entra en el organismo, el sistema inmunológico rápidamente lanza una respuesta defensiva para detener esa infección. Si nuestro sistema inmune innato en esta primera barrera de defensa ya está preactivado, es capaz de exprimir su metabolismo y tener energía de forma más eficiente y rápida para facilitar una respuesta inmunológica rápida y potente para eliminar la infección más rápidamente y evitar la transmisión de enfermedades a aquellas personas que están alrededor”.
El farmacéutico ha declarado que ahora se sabe que, además de activar nuestras defensas específicas frente a distintos tipos de patógenos a través de vacunas concretas se puede modular la capacidad de respuesta general innata del sistema inmunológico gracias a estos compuestos que inducen inmunidad entrenada, como las vacunas vivas o compuestos derivados de hongos, como los glucanos y los mananos, y que incluso sufrir algunas infecciones anteriormente puede activar nuestro sistema inmunológico a largo plazo y protegernos frente a infecciones en el futuro.
Respuesta adecuada
Para el profesor de la Universidad Radboud, tener una respuesta inmunológica adecuada es muy importante para evitar la transmisión de enfermedades y disminuir la mortalidad y la morbilidad a nivel global. “A día de hoy todavía entre 10 y 20 millones de personas mueren en el mundo por enfermedades infecciosas. La tuberculosis sigue matando a millón y medio de personas, las enfermedades causadas por hongos, las neumonías bacterianas matan a millones de personas en el mundo”.
En su opinión, este es un problema real, como pasa ahora con la covid-19, que se está cebando con poblaciones de riesgo y que tienen una respuesta inmunológica debilitada y no pueden hacer frente a la infección. Por eso, en este escenario, es fundamental contar con todas las herramientas de las que disponemos para modular las respuestas inmunológicas adecuada de cualquier personas susceptible de sufrir enfermedades”.
Amplio campo de investigación
Por todo lo anterior, ha afirmado que este es un campo prometedor para la investigación: “Que la inducción y la modulación de la inmunidad entrenada se pueda utilizar como estrategia terapéutica para modular los problemas de salud asociados al funcionamiento inadecuado del sistema inmunológico y, así, luchar frente a múltiples enfermedades, como las inflamatorias, autoinmunes, ciertos tipos de cáncer, alergias, ateroesclerosis, diabetes y, por supuesto, enfermedades infecciosas“.
En este sentido, cree que los mecanismos de inmunidad entrenada pueden ser una aproximación eficaz para tratar a pacientes con enfermedades infecciosas severas, como covid-19. “Ahora hay más de diez ensayos clínicos en el mundo estudiando el potencial de las vacunas vivas a través de la inmunidad entrenada para favorecer las respuestas inmunológicas frente a la covid-19 en trabajadores sanitarios y en ancianos. Hace una semanas publicamos un estudio, en el que vimos que en pacientes mayores de 65 la administración de BCG disminuye la incidencia general de enfermedades respiratorias, y en base a esto hemos iniciado un estudio con 7.000 ancianos en Países Bajos en el que esperamos obtener resultados positivos”.
Con esto, el experto ha querido aclarar que él no está diciendo que la inmunidad entrenada sea la solución definitiva a la covid-19, “sino un complemento y una forma de proteger a poblaciones vulnerables en situaciones como la actual hasta que una vacuna específica totalmente eficaz esté disponible”.
Sistema inmunitario entrenado
El experto ha aprovechado para dar una serie de consejos que sirven para entrenar el sistema inmunológico, más allá de las vacunas: realizar ejercicio físico diario durante 30 minutos, dormir bien, tener una dieta equilibrada, beber agua en cantidades suficientes y desterrar el estrés. “Aunque parece obvio, una gran parte de la población lo ignora”.
También ha aclarado que tener un sistema inmunológico poco activado es tan malo como tenerlo muy activado. “La salud es un equilibrio, porque si tenemos un sistema inmunológico deficientemente activado tenemos riesgo de sufrir infecciones, pero si está demasiado activado, tendremos más riesgo de sufrir enfermedades autoinmunes e inflamatorias, como ateroesclerosis, artritis, gota…”. Gema Suárez Mellado. Diario Médico. Mié, 30/09/2020
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