.Actividad Física
La actividad física en los supervivientes de cáncer
El ejercicio iguala la esperanza de vida de los supervivientes de cáncer de colon con la población general
Un estudio en ‘CANCER’ indica que un mayor nivel de actividad física puede reducir e incluso eliminar las disparidades de supervivencia tras superar un cáncer colorrectal.
- Moreno, Diario Médico Lun, 24/02/2025 – 14:00
Crecen las evidencias sobre el impacto positivo del ejercicio físico en el contexto de la enfermedad oncológica. Un influjo que no se detiene en la prevención ni durante el tratamiento, sino que prosigue una vez se ha superado el proceso terapéutico.
Los beneficios del ejercicio físico en la prevención del cáncer son harto conocidos. Según datos aportados por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) mantenerse activo puede reducir hasta un 30% el riesgo de cáncer de mama, colon, vejiga urinaria, endometrio, esófago y estómago. Incluso hay estimaciones que indican que casi el 20% el riesgo de mortalidad específica por cáncer puede evitarse manteniendo una vida activa. Sin embargo, no está tan estudiado el papel de la actividad física durante el tratamiento y, aún menos, una vez ha finalizado.
Los datos publicados hoy lunes en CANCER (la revista de la Sociedad Americana del Cáncer) proceden de un estudio observacional, realizado por científicos del Centro de Investigación Biomédica Pennington, en Luisiana, donde se muestra que la actividad física puede ayudar a los supervivientes de cáncer de colon a alcanzar tasas de supervivencia a largo plazo similares a las de las personas de la población general.
En general, las personas con cáncer de colon se enfrentan a tasas de mortalidad prematura superiores a las de la población general con características similares, como la edad y el sexo.
Un equipo de investigadores quiso evaluar si el ejercicio podría reducir esa disparidad. Para ello, analizaron los datos de dos ensayos posteriores al tratamiento en pacientes con cáncer de colon en estadio III; un total de 2.875 pacientes declararon haber realizado actividad física después de la cirugía oncológica y la quimioterapia. Además, examinaron los datos de una población general emparejada, procedentes del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias.
El trabajo utilizó como medida de la actividad física la unidad metabólica de reposo o MET (por sus siglas en inglés); en fisiología del ejercicio, las MET cuantifican la cantidad de energía que se consume en las actividades físicas. La unidad muestra la cantidad de calorías que el cuerpo quema mientras se encuentra en un estado de completa inactividad. Practicar un ejercicio de 5 MET indica una intensidad cinco veces mayor que la del reposo. Las directrices sanitarias recomiendan 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana, lo que equivale aproximadamente a 8 MET-hora/semana.
Mejores tasas de supervivencia
Tras analizar a los 1.908 pacientes que seguían vivos tres años después del tratamiento y no habían sufrido recidiva, los que registraban menos de 3 MET-hora/semana presentaron unas tasas de supervivencia global a los 3 años un 3,1% más bajas que la población general emparejada. En cambio, aquellos que presentaban 18 MET o más, tenían una tasa de supervivencia un 2,9% más alta.
Por lo tanto, los supervivientes de cáncer que estaban libres de tumor al tercer año y hacían ejercicio con regularidad alcanzaron tasas de supervivencia posteriores incluso mejores que las observadas en la población general emparejada.
Una investigación poco habitual
Los autores del trabajo destacan como un valor de la investigación que “actividad física no suele medirse en grandes conjuntos de datos del mundo real”. Los dos ensayos utilizados para este trabajo les permitieron “estudiar a los pacientes durante casi dos décadas”, escriben en su trabajo.
Para Justin C. Brown, del Centro de Investigación Biomédica Pennington y del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad Estatal de Luisiana, autor principal del estudio, los datos aportados “pueden ayudar a los pacientes con cáncer de colon a entender cómo los factores que pueden controlar -sus niveles de actividad física- pueden tener un impacto significativo en su pronóstico a largo plazo”.
Y de cara a los médicos y los responsables de salud pública “cuantificar cómo la actividad física puede permitir a un paciente con cáncer de colon tener una experiencia de supervivencia que se aproxime a la de sus amigos y familiares sin cáncer podría ser una información sencilla pero poderosa que se aproveche para ayudar a todo el mundo a comprender los beneficios de la actividad física para la salud”.
Mecanismos biológicos
No hay muchos estudios que hayan analizado los beneficios del ejercicio en las etapas posteriores al diagnóstico del cáncer. Uno de los tumores más investigado en ese aspecto es el cáncer de mama, donde un estudio randomizado pionero que combinaba ejercicio aeróbico y de fuerza demostró beneficio en la supervivencia de pacientes que estaban recibiendo el tratamiento.
Las rutas moleculares (cross-talk) por las que el ejercicio físico impacta de forma positiva en el cáncer son hoy objeto de investigación. “Los mecanismos biológicos por los que la actividad física reduce la recidiva tumoral, mejora la supervivencia global y permite a los pacientes con cáncer de colon alcanzar una supervivencia a largo plazo que se aproxima a la población general siguen estando incompletamente caracterizados”, señalan los autores del estudio en CANCER. “Esto se debe a los efectos pleiotrópicos de la actividad física, que afectan a todas las células y tejidos para producir beneficios para la salud”.
Entre los elementos investigados se encuentra la acción de la contracción muscular que genera sustancias en la sangre activadoras de las células del sistema inmune y por ende su acción antitumoral; también las vías de resistencia insulínica o las que actúan sobre factores de crecimiento que con la reducción de ejercicio físico se ven afectadas y pueden influir en la proliferación tumoral.
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