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La adicción al móvil
Más de la mitad de los jóvenes entre 16 y 25 años sufren adicción al smartphone durante el verano
- La tendencia ha cambiado y ahora son más los chicos que sufren adicción que las mujeres
- La rotura o falta de cobertura aumenta el estrés en un 20%
- Mantener los horarios de sueño y limitar el tiempo de uso del móvil es fundamental
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Disfrutar con familia y amigos sin utilizar el móvil es el primer paso para evitar la nomofobia. Foto: Pixabay
Más de la mitad de la población es nomofóbica, una cifra que va en aumento, especialmente entre los jóvenes entre 16 y 25 años. Este grupo de edad sufre ansiedad por separación de su móvil, sobretodo durante las vacaciones de verano.
Según datos del centro psicológico Nascia entre sus pacientes, este trastorno, llamado nomofobia, deriva en episodios de estrés, ansiedad y miedo a salir de casa sin el teléfono móvil. Es durante las vacaciones de verano cuando más lo padecen los más jóvenes.
En verano, salimos de nuestro lugar habitual de residencia y en ocasiones los adolescentes viajan a lugares sin conexión a Internet o incluso cobertura. Esta falta de conexión se convierte en un auténtico drama para muchos jóvenes que temen perder el contacto con sus amigos para los que su móvil o tablet son primordiales. La falta de cobertura les ocasiona mucho más que un simple nerviosismo y les impide disfrutar del periodo vacacional en el 50% de los casos.
Por sexos, la tendencia antes eran las mujeres las más adictas al móvil pero esto ha cambiado. Si antes la adicción al móvil era cosa de mujeres por su mayor necesidad de comunicación, ahora, al menos en datos porcentuales la nomofobia afecta casi por igual a hombres que a mujeres, son los varones jóvenes los que sufren más ansiedad al verse primados de sus aplicaciones, el 55% de los hombres entre 16 años y 25 años describen síntomas claros de nomofobia en vacaciones. Sólo el 45% de las chicas sufren si se quedan si cobertura o el temido “apagón de la batería”. Claro que los niveles de estrés aumentan, para ambos sexos, hasta un 20% si se produce alguna avería o rotura de sus terminales, según explica el mismo estudio.
Otro de los factores que incrementa la sensación de dependencia del ‘smartphone’ durante el verano es la alteración de horarios y la falta de sueño.
Durante las semanas vacacionales se relajan y son muchos los que admiten quedarse hasta altas horas pegados al teléfono móvil. La falta de descanso provoca irritabilidad y cierto grado de desorientación que favorece la necesidad de estar conectado.
Durante el verano, los jóvenes se ven más presionados socialmente a demostrar que están disfrutando. Tal es el sentimiento de competición por idealizar el verano a través de las redes sociales que la idea de no disponer de un teléfono móvil y conexión a Internet se vuelve un verdadero drama y les genera un malestar real que pueden llegar a somatizar físicamente.
Los síntomas de sufrir nomofobia, miedo irracional a no poder utilizar tu teléfono móvil o salir de casa sin él, son nerviosismo que puede venir acompañado de calambres, taquicardia, hormigueo en las extremidades o incluso dolor de cabeza o estómago.
Además, de los síntomas físicos, están los psicológicos. Los nomofóbicos viven atormentados por pensamientos obsesivos sobre la cantidad de llamadas y mensajes que estarán perdiendo. Esto lleva al adicto a entrar en un círculo vicioso en el que los síntomas se acrecientan según más tiempo desconectado pasa. En muchos casos la adicción al teléfono móvil lleva al insomnio que es otro catalizador de los síntomas de la adicción.
Dejar la adicción
El verano potencia la angustia por estar permanentemente en contacto y compartir cada segundo en redes sociales pero también es una oportunidad única de desengancharse de los terminales inteligentes y disfrutar del tiempo de calidad con familia y amigos.
Solo requiere mentalizarse y poner fuerza de voluntad para establecer horarios para la utilización de teléfonos, tablets y pcs. Así como mantener una serie de hábitos básicos como los horarios de sueño y comidas, sin olvidar que estando de vacaciones no es necesario madrugar o puedes retrasar un poco la hora de la comida y la cena para alargar el tiempo de ocio.
En el caso de los jóvenes, una medida que pueden adoptar los padres es limitar el consumo de datos y potenciar las actividades al aire libre. Lo fundamental a la hora de evitar caer en la nomofobia o bien curarla es tener muy claro que la vida no es lo que se comparte o ve a través de las redes sociales o en un audio de whatsapp y más vale disfrutar el momento que compartirlo de manera virtual. AURORA ECHEVARRÍA Eco Diario. 1/08/2018
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