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La bacteria intestinal Blautia “protege” de la adicción a la comida
La bacteria Blautia del microbioma intestinal “protege” de la adicción a la comida
Un estudio en ratones y humanos sugiere la utilidad de prevenir y tratar la conducta alimentaria compulsiva con prebióticos.
La adicción a la comida o pérdida de control sobre la ingesta de alimentos puede conducir a la obesidad. Foto: DM.
Por Carmen Fernández publicado en Diario Médico el Jue, 27/06/2024 –
Una investigación que se publica hoy en la revista Gut y se presenta también hoy en el Foro 2024 de la Federación de Sociedades Europeas de Neurociencia (FENS) en Viena, Austria, relaciona por primera vez, tanto en ratones como en humanos, bacterias específicas en el intestino (microbioma intestinal) con la adicción a la comida o pérdida de control sobre la ingesta de alimentos, que puede conducir a la obesidad.
Lo más interesante de la investigación es que demuestra que el cerebro y el intestino se comunican y que, además, identifica a la bacteria Blautia, del filo Bacillota, como “protectora” frente a la adicción a la comida, ha destacado a este diario la profesora Elena Martín-García, del Laboratorio de Neurofarmacología-NeuroPhar del Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), Barcelona, que ha liderado el estudio.
Martín-García y su equipo utilizaron la Escala de Adicción a la Comida de Yale (YFAS 2.0) para diagnosticar la adicción a la comida en ratones y humanos. Esta herramienta contiene 35 preguntas para que las respondan los humanos, y éstas también se pueden agrupar en tres criterios para su uso en ratones: búsqueda persistente de alimento, alta motivación para obtener alimento y comportamiento compulsivo.
También investigaron las bacterias intestinales en ratones adictos y no adictos a la comida y encontraron aumentadas las bacterias pertenecientes a un grupo llamado filo Proteobacteria y disminuidas las bacterias pertenecientes al filo Actinobacteria en los ratones adictos a la comida. En ese mismo grupo de ratones es en el que observaron la disminución en la cantidad de Blautia.
Los investigadores utilizaron el YFAS para clasificar asimismo a hasta 88 pacientes como adictos y no adictos a la comida y, de forma similar a los hallazgos en ratones, observaron disminuciones en el filo Actinobacteria y Blautia en los adictos y, también en ellos, aumentos en el filo Proteobacteria. Análisis adicionales confirmaron que los hallazgos en humanos se correlacionaban con los de ratones.
Según Martín-García, “los hallazgos tanto en ratones como en humanos sugirieron que una microbiota específica podría tener un efecto protector en la prevención de la adicción a la comida. En particular, las grandes similitudes en la cantidad de Blautia subrayaron los posibles efectos beneficiosos de esta bacteria intestinal en particular”.
De hecho, el equipo ha investigado en ratones los efectos protectores de la administración oral de lactulosa y ramnosa, que son carbohidratos no digeribles conocidos como prebióticos que pueden aumentar la cantidad de Blautia en el intestino. Y han descubierto que conduce a un aumento en la abundancia de Blautia en las heces en paralelo con mejoras dramáticas en la compulsividad. Además, han visto mejoras similares cuando les dieron a los ratones una especie de Blautia llamada Blautia wexlerae por vía oral.
Martín-García ha indicado que el nivel de Blautia se puede analizar en heces para diagnosticar la conducta compulsiva: “Tener un nivel reducido proporciona vulnerabilidad y lo contrario es beneficioso”. En caso de confirmarse el nivel reducido, se puede tratar con prebiótico para tratar de proteger de la conducta adictiva.
La científica cree que se podría verificar el potencial de la terapia en otros trastornos de la alimentación como, por ejemplo, la anorexia (en este caso el objetivo sería el contrario: que la persona coma más).
Martín-García también recuerda que el mecanismo que conduce a la obesidad es multifactorial; “habrá gente más vulnerable o más resistente”. La obesidad , a su vez, puede llevar a otros problemas de salud como la diabetes, enfermedad cardíaca y algunos cánceres. En ese contexto, las “bacterias” intestinales beneficiosas se postulan como tratamiento para conferir mayor protección.
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