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La barriga cervecera
Desmitificando: la barriga cervecera
Para empezar aquí van algunos ejemplos, de aquí y de allá, del consumo de cerveza. En Alemania y en 2006, era, por persona, de 112 litros al año y, también en Alemania y en 2011, más del 70% de los adolescentes y del 50% de las adolescentes había consumido cerveza en los 30 días anteriores a la encuesta. Cerca de Alemania, también en Europa central, en Chequia, el 79% de los hombres y el 55% de las mujeres consumen cerveza habitualmente. En España y en 2017, según el informe de Cerveceros de España, el consumo de esta bebida fue de 48.3 litros al año. Ese año, el consumo en Alemania fue de 104 litros al año.
Este consumo ha llevado a la extendida creencia popular de que el consumo de cerveza es la causa de la llamada barriga cervecera o, en términos más técnicos, la obesidad abdominal, tal como cuentan Schütze y sus colegas, del Instituto Alemán de Nutrición Humana de Nuthetal. Pero ya veremos como hay estudios que apoyan esta relación y otros que la niegan e, incluso, hay algunos que concluyen, y es sorprendente, que la relación es negativa, es decir, que la cerveza adelgaza.
En el trabajo de Schütze, con el método epidemiológico, participan 7876 hombres y 12749 mujeres, de 35 a 65 años, y con un seguimiento del peso, circunferencia en las caderas y consumo de cerveza en mililitros por día al inicio del estudio y a los seis años y a los ocho años y medio.
Los resultados muestran que en el 57% de los hombres y el 67% de las mujeres aumenta el peso durante los años que dura el estudio. En cuanto al consumo de cerveza, en el 57% de los hombres y el 69% de las mujeres se mantiene estable, y en el 30% de los hombres y el 22% de las mujeres, disminuye. Por tanto, en el 13% de los hombres y el 9% de las mujeres, el consumo de cerveza crece.
En los hombres con consumo alto, el peso y la circunferencia de las caderas crecen. El resultado es una curva en U: con el consumo moderado, de menos de medio litro al día, no cambian peso y circunferencia; y en los que más aumentan ambos parámetros es en los abstemios y en los que consumen más de un litro al día. En las mujeres, hay aumento de peso y circunferencia en consumidoras de poca cerveza y, en cambio, disminuyen con un consumo moderado, de unos 250 mililitros al día.
Los autores concluyen que hay relación entre el consumo de cerveza, si es elevado, y el peso, aunque dudan si el cambio detectado se debe más a los cambios en la distribución de grasas en el cuerpo habituales con la edad. Por tanto, la creencia popular de la relación entre la cerveza y la barriga cervecera no queda probada con este estudio.
En el estudio epidemiológico de Chequia, con 891 hombres y 1098 mujeres y edades de 25 a 64 años, la media semanal de toma de cerveza es de 3.1 litros en los hombres y de 0.31 litros en mujeres. Es en este estudio donde los autores detectan, en mujeres, una pequeña relación negativa entre el consumo de cerveza y el Índice de Masa Corporal, es decir, que la cerveza adelgaza, poco pero lo hace. En conclusión, en Chequia no existe relación entre la obesidad abdominal y la ingestión de cerveza.
Por el contrario, en Brasil, el estudio de Paula Aballo Nunes Machado y Rosery Sichieri, de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro, encuentra relación entre la obesidad abdominal y la toma de cuatro o más copas al día, o sea, de casi litro y medio de cerveza. El estudio, epidemiológico, se hizo con 2441 voluntarios, el 57% mujeres, y edades de 20 a 60 años.
En un trabajo experimental, no epidemiológico, Javier Romeo y su grupo, del Instituto del Frío del CSIC, en Madrid, planificaron un experimento con 58 voluntarios, de ellos 27 mujeres, con una edad media de 36 años. Después de un mes de abstinencia alcohólica, los voluntarios consumieron, en el mes siguiente, 330 mililitros de cerveza al día las mujeres (lo que se llama un tercio o el contenido de una lata de cerveza) y 660 mililitros (dos latas) al día los hombres. Tras estudiar los datos, el grupo concluye que no hay relación entre el consumo de cerveza y cambios, ni positivos ni negativos, en el peso corporal, la circunferencia de las caderas o el Índice de Masa Corporal. Después de todo, una lata de cerveza supone unas 145 kilocalorías, algo más que un yogur con azúcar (o tres veces menos que una piña colada). No hay relación, en este estudio, entre cerveza y barriga cervecera.
En un meta-análisis sobre cerveza y obesidad publicado en 2013, Bendsen y sus colegas, de la Universidad de Copenhague, revisaron 35 estudios epidemiológicos con datos de peso y consumo de cerveza tomados de la población en general, con grupos de entre 317 y 44080 voluntarios y seguimientos de 3.7 a 10 años. También utilizaron doce estudios experimentales, con toma de cerveza y variaciones de peso. Consideraron que la ración estándar de cerveza es el tercio, o 330 mililitros, al día, y con 4.6 grados de alcohol.
Llegaron a varias conclusiones y, en primer lugar, los estudios epidemiológicos indican que consumir más de medio litro de cerveza al día está positivamente relacionado con la obesidad abdominal o, si se quiere decir así, con la barriga cervecera. En cambio, los estudios experimentales dan resultados diferentes. Seis de ellos indican que el consumo de cerveza por 21-126 días aumenta el peso una media de 0.73 kilogramos pero, sin embargo, otros cuatro estudios no demuestran aumentos de peso.
Según los autores y en general, aunque los datos publicados son de baja calidad, la conclusión final es que no hay evidencias de que el consumo moderado de cerveza, hasta medio litro al día, esté asociado a la obesidad abdominal. Pero el consumo por encima de estas cantidades parece que provoca la aparición de la barriga cervecera.
Por tanto, hay dudas sobre la existencia de la barriga cervecera, sobre todo para consumos moderados de cerveza, aunque, también es indiscutible, que la cerveza se bebe, a veces demasiada, y que la barriga, para muchos, existe, aunque, repito la relación entre ambas está en debate.
Referencias:
Bendsen, N.T. et al. 2013. Is beer consumption related to measures of abdominal and general obesity? A systematic review and meta-analysis. Nutrition Reviews 71: 67-87.
Bobak, M. et al. 2003. Beer and obesity: a cross-sectional study. European Journal of Clinical Nutrition 57: 1250-1253.
Cerveceros de España. 2018. Informe socioeconómico del sector de la cerveza en España. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Madrid. 56 pp.
Gaetano, C. de, et al. 2016. Effects of moderate beer consumption on health and disease: A consensus document. Nutrition, Metabolism & Cardiovascular Diseases doi: 10.1016/j.numecd.2016.03.007
Machado, P.A.N. & R. Sichieri. 2002. Relaçao cintura-quadril e fatores de dieta em adultos. Revista de Saùde Pública 36: 198-204.
Romeo, J. et al. 2007. ¿Influye la cerveza en el aumento de peso? Efectos de un consumo moderado de cerveza sobre la composición corporal. Nutrición Hospitalaria 22: 223-228.
Schütze, H. et al. 2009. Beer consumption and the “beer belly”: scientific basis or common belief? European Journal of Clinical Nutrition 63: 1143-1149.
Sobre el autor: Eduardo Angulo es doctor en biología, profesor de biología celular de la UPV/EHU retirado y divulgador científico. Ha publicado varios libros y es autor de La biología estupenda. Cuadernos de Cultura Ciéntifica. 29-01-19
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