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La diabetes se asocia a un microbioma intestinal más ‘pobre’
La diabetes se asocia a un microbioma intestinal más ‘pobre’
Las poblaciones bacterianas intestinales de las personas con diabetes son menos variadas y con menos capacidad de producir butirato, según apunta un nuevo estudio.
La influencia de la composición del microbioma intestinal se investiga en múltiples enfermedades.
Diario Médico Vie, 18/10/2024 – 11:51
Un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) profundiza en el conocimiento sobre las implicaciones del microbioma intestinal en el desarrollo y tratamiento de la diabetes. El trabajo, publicado recientemente la revista de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes, Diabetologia, señala el potencial del microbioma como herramienta para combatir una de las enfermedades metabólicas más extendidas en el mundo.
La investigación realiza una exhaustiva revisión de estudios epidemiológicos recientes de grandes cohortes de sujetos, incluyendo análisis metagenómicos y estudios en modelos experimentales, entre sus conclusiones, enfatiza la necesidad de continuar con las implicaciones del microbioma intestinal en el desarrollo y tratamiento de la diabetes como línea de investigación.
Uno de los principales hallazgos de estos científicos, entre los que se encuentra Yolanda Sanz, profesora de investigación del CSIC en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC), señala que las personas que presentan diabetes tienen una microbiota intestinal menos diversa en especies bacterianas y con menor capacidad para producir butirato, un ácido graso de cadena corta que generan las bacterias intestinales especializadas en la fermentación de la fibra de la dieta.
Un metabolito que genera disfunción metabólica
El metabolito reduce la inflamación intestinal asociada a la ingesta de dietas hipercalóricas y poco saludables, que produce disfunción metabólica, y estimula la producción de hormonas enteroendocrinas, como por ejemplo la hormona GLP-1; como es sabido, la hormona mejora la secreción y sensibilidad a la insulina y el metabolismo de la glucosa y reduce el apetito.
En el trabajo también se reseña que la diabetes se asocia a un aumento de potenciales patógenos, como la bacteria Ruminococcus gnavus, y otros metabolitos bacterianos implicados en la resistencia a la insulina.
Yolanda Sanz, del Grupo Microbioma e Innovación en Nutrición y Salud del IATA, explica que “entender cómo el microbioma influye en las enfermedades no es una tarea sencilla, ya que varía mucho entre personas debido a factores como la edad, el sexo, el peso, la medicación y el estilo de vida. Para identificar patrones consistentes, se necesitan estudios de gran tamaño poblacional y utilizar técnicas de análisis avanzadas en estudios longitudinales que incluyan varios tiempos de muestreo, lo que nos permitiría diferenciar entre variaciones normales y aquellas que puedan contribuir a la enfermedad”.
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El interés por el microbioma no se limita a su posible papel en el diagnóstico o pronóstico de la diabetes. La investigación en el área se centra en saber si la modulación del microbioma, a través de dietas saludables ricas en fibra, el uso de bacterias intestinales en forma, por ejemplo, de probióticos o incluso el trasplante de microbiota fecal, podría ayudar a mejorar el control del azúcar en sangre. “Aunque algunos ensayos han mostrado resultados prometedores, aún es necesario realizar más investigaciones para confirmar su eficacia clínica y avanzar en su potencial aplicación”, destaca la científica del IATA-CSIC.
Potencial del microbioma en los tratamientos
Yolanda Sanz insiste en la importancia de comprender cómo interactúan todas las variables del individuo, entre ellas, la genética o eventuales morbilidades; el ambiente (dieta, actividad física, medicación) y los componentes del microbioma y su impacto en la salud humana para avanzar hacia tratamientos más holísticos y personalizados que aprovechen el potencial del microbioma para mejorar la eficacia de los tratamientos.
El trabajo publicado indica que, además de las bacterias, existen otros tipos de microorganismos del intestino, como virus y hongos, que podrían influir en el microbioma y deberían ser investigados por su posible impacto en el desarrollo de la diabetes. “También es necesario investigar la influencia de los fármacos en la microbiota intestinal, ya que, en algunos casos, como en los antidiabéticos, se producen interacciones que puede modificar su eficacia. Si se tienen en cuenta todos estos factores, se podrán diseñar terapias e incluso fármacos más efectivos”, concluye Sanz
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