W. Noticias. Varias
La dieta citogénica no es saludable a largo plazo
Aparte de ser inefectiva, está relacionada con un mayor riesgo de cáncer, enfermedades crónicas y muerte
Es una de las tendencias más populares entre las nuevas dietas. Su mantra: reducir al máximo el consumo de carbohidratos, eliminando tanto los alimentos azucarados como los que contienen almidón, como el pan, la pasta, el arroz o las patatas.
Llámese Atkis, Dukan o Paleo, lo que se pretende mediante una dieta de este tipo es que el cuerpo genere un estado de hambre controlado que favorezca la oxidación de grasas y la formación de cuerpos cetónicos.
Los cuerpos cetónicos son un subproducto del metabolismo de los ácidos grasos en el hígado: nuestro cuerpo los genera cuando el sistema principal de producción de energía, la glucosa, se agota. Por ejemplo, cuando dormimos; esto explica por qué, al despertamos, nuestro aliento emana un olor similar al de la manzana: es acetona, un tipo de cuerpo cetónico.
Las dietas citogénicas pretenden, por tanto, producir un cambio en el metabolismo de nuestro cuerpo, de forma que la vía alternativa se convierta en habitual: que nuestro cuerpo funcione durante todo el día como funciona cuando nos encontramos durmiendo o en ayuno. No parece muy natural o sano, ¿verdad? Eso es porque no lo es.
Lo que dice la ciencia
Lo más sano es lo que sabemos desde hace mucho tiempo y que los médicos no se cansan de repetir: la dieta más saludable es una variada, rica en frutas y verduras, granos enteros -trigo, maíz, cebada, arroz-, legumbres y grasas saludables, sin abusar de la carne y los lácteos y tratando de evitar en lo posible los alimentos procesados y, sobre todo, los ultraprocesados. Si a esto le sumamos un estilo de vida sana y la práctica de ejercicio, no podríamos estar haciéndolo mejor.
De todo lo que incluya soluciones milagrosas u originales, hay que sospechar. Por mucho que oigamos aquello de que a no sé qué conocido le funcionó. Porque lo que la evidencia científica tiene que decir, a día de hoy, es que las dietas citogénicas no solo son difíciles de aplicar, sino agresivas y perjudiciales para nuestro cuerpo.
Dietas restringidas en carbohidratos (SIphotography)
“El escaso aporte de vitaminas, minerales y fibra –se restringe notablemente el consumo de frutas y vegetales para lograr el estado de cetosis–, el desarrollo de estreñimiento, la frecuencia con que se sufre de mal aliento o halitosis dada la elevada producción de cuerpos cetónicos, o la presencia de cansancio o fatiga debido a la escasez de hidratos” son algunos de los efectos perjudiciales que esta dieta puede tener en nuestra salud, como explica la dietista-nutricionista Nélida Fernández Puertas.
Los estudios no solo han puesto en duda su efectividad al haber desmontado la idea de que un mayor consumo de carbohidratos tenga un efecto fisiológico sobre la grasa corporal, sino que también han probado que una dieta de este tipo está relacionada con un mayor riesgo de cáncer y enfermedades crónicas. Las dietas bajas en carbohidratos también están relacionadas con un mayor riesgo de muerte.
Dietas restringidas en carbohidratos (Sorajack / Getty Images/iStockphoto)
Los carbohidratos son necesarios para nuestro cuerpo y le aportan múltiples beneficios: reducen el riesgo de enfermedad cardiovascular y cáncer, aportan energía a los músculos y el cerebro, son bajos en calorías, materia grasa y sodio y constituyen una buena fuente de fibra.
La fibra es fundamental para la salud y este tipo de dietas limitan su consumo, ya que algunos de los alimentos con mayor contenido de fibra también tienen un alto contenido de carbohidratos, como las legumbres o las frutas.
“Si buscamos adelgazar, las dietas cetogénicas no son la opción más valiosa y aconsejable, sino que siempre logrará mayor eficacia a largo plazo una dieta sostenible en el tiempo, adecuada a cada persona y en la cual no falten nutrientes y grupos alimenticios importantes como sí sucede en las dietas cetogénicas”, explica Fernández Puertas.
La experta concluye que la mejor opción es siempre una dieta de pérdida de peso que podamos mantener de forma sencilla y que nos ayude a adquirir hábitos que podamos mantener en el tiempo para que cuando finalicemos la dieta de pérdida de peso no recuperemos todo el peso perdido. Lo dicho: ante la duda, sentido común, sin duda. Claudia Loring, La Vanguardia. 2-11-18
Leave a reply