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La esperanza de vida ‘pisa el freno’ en la mayoría de los países de Europa
La esperanza de vida ‘pisa el freno’ en la mayoría de los países de Europa desde 2011 por culpa de los hábitos de vida
Un análisis de los datos de una investigación publicada en ‘The Lancet Public Health’ subraya el estancamiento de los avances en la reducción de las muertes por las principales causas de enfermedades cardiovasculares y cáncer
Pilar Pérez. El Mundo Miércoles, 19 febrero 2025 – 01:42
No es la primera vez que se advierte que nos va a costar llegar a los 100 años. En nuestro país esta cifra la superaban a inicios de 2024, según el INE, más de 15.900 españoles. Sin embargo, desde 2011 hasta 2019, hemos dejado de sumar tanta cantidad de años como desde 1990 hasta la segunda década del siglo XXI. Esto es, en esos primeros 30 años se sumaron unos 5,5 pero en los últimos solo se han ganado 1,17.
Lo mismo les sucede a otros países europeos y es más pronunciada esta desaceleración en Reino Unido y Grecia. Solo se libran Noruega, Islandia, Bélgica, Dinamarca y Suecia. Un análisis publicado en The Lancet Public Health muestra que la mejora media anual de la esperanza de vida en 20 países del viejo continente cayó de 0,23 años de forma anual entre 1990-2011 a 0,15 años entre 2011-2019. También analiza la caída que supuso la pandemia, que ralentizó el aumento de la longevidad en muchos países europeos y muchos experimentaron descensos en este indicador durante la pandemia de covid-19 (2019-2021).
Nuestro país en este apartado se ha recuperado. «Sí, lo ha hecho porque las condiciones sociosanitarias previas a la pandemia eran buenas y se han mantenido», apunta Marta González Touya, portavoz de Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas). Esta valoración coincide con las conclusiones que se extraen de la investigación que utiliza datos del Global Burden of Diseases, Injuries, and Risk Factors 2021 Study (GBD2021).
La esperanza de vida se frena: no todos los que nazcan en este siglo superarán los cien años
El aumento de la esperanza de vida se ha ralentizado y, en la mayoría de los casos, ha disminuido en los países europeos incluidos entre 1990 y 2021. El estancamiento de los avances en la reducción de las muertes por las principales causas de enfermedades cardiovasculares y cáncer se atribuye a los cambios en la exposición de la población a factores de riesgo comunes: obesidad, diabetes, tabaquismo, sedentarismo, adicciones y a la contaminación. «Nuestros hábitos son distintos a las generaciones anteriores, como la alimentación y la exposición a tóxicos, e influyen a largo plazo en nuestra salud», señala González.
¿Qué frena el aumento de años en la longevidad?
Para la volver a pisar el acelerador de la longevidad, los autores exigen políticas gubernamentales más firmes para abordar el sobrepeso y la obesidad, mejorar los niveles de actividad física y garantizar el acceso a la atención sanitaria en países con estancamiento o reducción de la esperanza de vida para mejorar la salud de la población a largo plazo e invertir estas tendencias.
Al tiempo, denuncian la influencia de cuatro sectores industriales (tabaco, alimentos ultraprocesados, combustibles fósiles y alcohol) que son responsables de al menos un tercio de las muertes mundiales, y cómo sus lobbies tienden a impedir la aplicación de políticas eficaces para mitigar los riesgos.
Óscar Zurriaga asegura que «en este artículo se pone de manifiesto la desaceleración en los avances que se habían ido produciendo en la mejora de la esperanza de vida en la mayoría de los países incluidos en el estudio». El profesor titular del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Ciencias de la Alimentación, Toxicología y Medicina Legal de la Universidad de Valencia apunta a SMC «la importancia que tienen las intervenciones políticas«, porque «si incluyen el abordaje de los determinantes comerciales de la salud, la reducción de los riesgos alimentarios, la mejora de los niveles de actividad física y la garantía de acceso a una atención médica eficaz para la prevención y el tratamiento, pueden conseguir mejoras en la esperanza de vida».
Aquí los autores subrayan que las tendencias para ayudar a la longevidad de los países depende de importantes intervenciones políticas a largo plazo, lo que implica que «los gobiernos pueden influir sustancialmente en sumar años a su población«, como explica González, a través de opciones decisiones clave que deberían incluir «abordar los determinantes comerciales de la salud, reducir los riesgos dietéticos, mejorar los niveles de actividad física y garantizar el acceso a una atención sanitaria eficaz para la prevención y el tratamiento».
«El análisis también resalta los cambios en esperanza de vida al nacer durante la pandemia, lo cual ya conocíamos bien por otros estudios, así que realmente la mayor contribución es la conexión de estos cambios durante la pandemia con lo que vino antes: una ralentización de las mejoras en la mortalidad de la población europea en general», dice Usama Bilal, profesor asociado en el departamento de Epidemiología y Bioestadística y codirector del Urban Health Collaborative y del Centro de Investigación sobre Cambio Climático y Salud Urbana de la Escuela de Salud Pública Dornsife de la Universidad de Drexe. Al tiempo, advierte que la calidad de los datos «ayuda a tener un dibujo completo del perfil de mortalidad durante 32 años«, como recoge SMC.
Para Jesús Adrián Álvarez, actuario especializado en longevidad en ATP Fondo de Pensiones y miembro del consejo directivo de la Sociedad Demográfica Danesa, «aun así, no debemos perder de vista que las fluctuaciones en la longevidad son normales en el curso de la historia. Ha habido épocas de rápidos avances y otras de menor crecimiento. Esto no significa que la esperanza de vida no pueda volver a aumentar».
Este trabajo se une al análisis de datos que publicó hace unos meses el equipo de S. Jay Olshansky, profesor de Epidemiología y Bioestadística de la Universidad de Illinois de Chicago (EEUU) en Nature Aging, que concluía que el aumento de la esperanza de vida humana habría pisado el freno. Entonces estudiaban los datos de mortalidad de las nueve regiones con las mayores expectativas de vida actuales (entre ellas, Hong Kong, Japón, Corea del Sur, Australia, Francia, Italia, Suiza, Suecia y España) para compararlos con los de Estados Unidos entre 1990 y 2019.
Durante el siglo XX, las mejoras en la salud pública y la medicina llevaron a aumentos de la esperanza de vida humana de alrededor de tres años por década en las poblaciones longevas. Sin embargo, predecir cómo evolucionará la esperanza de vida durante este siglo ha sido un tema de debate. Algunas predicciones de la década de 1990 sugerían que las poblaciones longevas se estaban acercando a un límite superior de la esperanza de vida, pero otras predijeron que la mayoría de los niños nacidos en el siglo XXI vivirían hasta los 100 años o más.
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