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La importancia del sueño
El sueño, el guardián de las neuronas
Investigadores de la Universidad Bar-Ilan en Israel descubren que dormir permite a los cromosomas reparar el ADN de las células
¿Qué tal has dormido? Que levante la mano quien haya contestado alguna vez a esa pregunta. ¿Por qué has dormido? Si nunca te lo han preguntado, sigue leyendo.
La privación del sueño se llama «tortura blanca» y, además de afectar a las capacidades cognitivas de una persona y causar alucinaciones, también puede ser mortal. Animales y humanos no pueden vivir sin dormir pero, ¿por qué? Es algo que se preguntan los científicos durante años. ¿Qué necesidad hay de perder la consciencia voluntariamente todos los días? Con todos los peligros que conlleva un estado tan vulnerable, más bien podría considerarse un deporte de riesgo. Pero no importa. Llevamos la siesta por bandera.
La evolución nos ha quitado parte del pelo, fuerza en la mandíbula y la posición encorvada, entre otras cosas, pero no la necesidad de dormir. El sueño se ha mantenido universal y esencial para todos los organismos con un sistema nervioso, desde las diminutas moscas de la fruta hasta las ballenas azules. Un nuevo estudio ha descubierto una función novedosa e inesperada del sueño que podría ser la razón por la que los animales, incluyendo los humanos, duermen.
Ya se conocía que el sueño posee multitud de beneficios. Ayuda a descansar, a tener mejor memoria, a procesar los recuerdos o a mantener las relaciones sociales, pero el trabajo desarrollado por investigadores de la Universidad Bar-Ilan en Israel y publicado recientemente en la revista ‘Nature Communications’ podría explicar, además, cómo el sueño afecta al rendimiento cognitivo, al envejecimiento y a diversos trastornos cerebrales.
«Los animales, desde los peces cebra hasta los humanos, tienen que dormir para permitir que sus neuronas realicen un mantenimiento eficiente del ADN»
El método de estudio ha consistido en analizar imágenes de lapso de tiempo en tres dimensiones de un pez cebra vivo, cuya transparencia corporal y su cerebro similar al de los humanos lo convierte en un organismo perfecto para estudiar las células. Así, utilizando un microscopio de alta resolución, los investigadores pudieron observar el movimiento del ADN y las proteínas nucleares dentro de las células del animal mientras este dormía o estaba despierto. Fue entonces cuando, para su sorpresa, descubrieron que los cromosomas -estructuras formadas por ADN y proteínas que se encuentran en el núcleo de las células- son más activos cuando el cuerpo descansa, y este aumento de su actividad les permite reparar el daño que la actividad diaria ha provocado en el ADN de cada neurona.
Este daño puede ser causado por muchos motivos: radiación, estrés oxidativo e incluso la propia actividad neuronal. El novedoso estudio muestra que durante la vigilia (al estar despierto), la actividad de los cromosomas baja y el daño en el ADN se acumula, por ello, dormir es necesario para estimular a estas estructuras a que lo corrijan. Es decir, «al igual que las carreteras acumulan desgaste, especialmente durante las horas pico del día, y es más conveniente y eficiente repararlas por la noche, cuando hay poco tráfico, con las neuronas pasa lo mismo», explica el profesor Lior Appelbaum, del Centro de Investigación Cerebral Multidisciplinario Gina (Goldschmied) de la Universidad de Bar-Ilan, Mina y Everard Goodman, quien dirigió el estudio.
«Hemos encontrado un vínculo causal entre el sueño, la dinámica de los cromosomas, la actividad neuronal y el daño y la reparación del ADN con una relevancia fisiológica directa para todo el organismo», expresa Appelbaum. «A pesar del riesgo de una menor conciencia del medio ambiente, los animales, desde los peces cebra hasta los humanos, tienen que dormir para permitir que sus neuronas realicen un mantenimiento eficiente del ADN, y posiblemente esta sea la razón por la que el sueño ha evolucionado y se conserva en el reino animal», agrega.
Calidad mejor que cantidad
¿Y si duermes mal? El sueño de calidad es aquel que «es reparador y continuado a lo largo de la noche, haciendo que el despertar no sea costoso y colmando al individuo de la energía suficiente como para desarrollar su actividad diaria sin signos de somnolencia», aclara Carles Gaig, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología. Conseguirlo no debería ser difícil para la mayoría, el problema es: «En la sociedad que vivimos, queremos hacer tantas cosas que terminamos quitándole tiempo a nuestras horas de sueño». Aun así, la calidad va por delante de la cantidad.
La dificultad para conciliar el sueño, el despertar precoz, tener múltiples despertares durante la noche, el movimiento excesivo, la somnolencia diurna o la fatiga son signos que determinan una mala calidad del sueño. «La higiene del sueño es fundamental para mejorar esta situación», advierte la doctora Lina Agudelo, colaboradora especialista en Neurología del Instituto del Sueño. Esto incluye «integrar horarios regulares para irse a dormir, contar con un ambiente adecuado para el descanso (temperatura de la habitación, cama y almohada cómoda), evitar la sobrecarga de estímulos a la hora de dormir como ruido, luz, exceso de comida, alcohol y cafeína; y adquirir un estilo de vida saludable que evite el estrés e integre la actividad física y una alimentación equilibrada».
«Dormir bien es uno de los pilares de la salud» Carles gaig
Todo ello puede alterar los mecanismos fisiológicos que motivan el sueño. Así, a nivel inmediato, aparecerán signos de somnolencia, menor concentración, problemas de memoria o bajo rendimiento cognitivo. Mientras que, a largo plazo, puede ser un factor de riesgo para padecer otras enfermedades de tipo cardiovascular (embolia), endocrinológicas (diabetes), neurológicas (depresión, ansiedad), así como aumentar el riesgo de desarrollar cáncer o alzhéimer en personas predispuestas.
Sabiendo esto, sobra decir que el móvil, la tableta, el ordenador, la televisión o la radio, cuanto más lejos del dormitorio, mejor. «La tecnología de retroiluminación de las pantallas estimula la retina, que transforma la luz en impulsos nerviosos al cerebro de manera similar o incluso mayor que la luz del día, y esto altera nuestro ‘reloj biológico’», destaca Agudelo.
Obsesión por el sueño
Y hablando de relojes, no está de más hacer una pequeña mención a los dispositivos inteligentes que hoy en día están tan de moda y que cuentan con sofisticadas funciones para monitorizar la calidad del sueño. Estos relojes o pulseras son capaces de saber el tiempo total que se ha dormido, el ritmo cardíaco que se ha tenido durante la noche, el número de veces que se ha interrumpido el sueño o si este ha sido profundo o no, entre otras cosas. ¿Es realmente útil conocer toda esta información o nos estamos obsesionando?
Estos dispositivos «son útiles como criba inicial, es decir, son un mapeo general de los horarios y fases del sueño alcanzadas, registrando parámetros que pueden ayudarnos a analizar los problemas que influyen en nuestro descanso, pero no reemplazan de ninguna manera la entrevista clínica con el especialista», opina la doctora Agudelo. «Existen muchos dispositivos actualmente, pero su fiabilidad depende de múltiples elementos como pueden ser el tipo de tecnología que utilizan, los estímulos externos, la distancia de alcance, etc.; por lo que no es aconsejable el uso de estos dispositivos como único indicador para diagnosticar o tratar un problema del sueño», continúa.
Por su parte, Gaig considera que «no hace falta obsesionarse con estas herramientas, pues lo más importante es cómo se encuentre cada uno. Si te levantas bien, descansado y con energía, tu sueño habrá sido de calidad diga lo que diga tu reloj o tu pulsera inteligente. Del mismo modo, si te levantas cansado y consideras que has dormido mal, tu móvil ya puede decir que has dormido a cuerpo de rey o como una reina», explica. Elena Martín López. El Diario. 15-03-19
La falta de sueño lleva al «suicidio biológico»
Más de la mitad de los españoles no duerme bien e intenta compensar el fin de semana.
No dormir no es bueno. Esta afirmación cuenta con cientos de estudios científicos que no cesan en apuntar que la ausencia de descanso nocturno inhibe una serie de mecanismos de recuperación celular que se pierden al no producirse cuando toca y que lleva, como afirma el neumólogo Carlos Egea, director de la Unidad del Sueño del Hospital Vithas San José de Vitoria-Gasteiz, al «suicidio biológico». «No podemos pretender dejar de dormir entre semana y luego recuperarlo el sábado y el domingo en un intento de reparación del daño orgánico ya producido», afirma contundente.
Los datos de una nueva encuesta revelan que no sólo se duerme poco, sino también mal. Más de ocho de cada diez arrastran el sueño a lo largo del día al menos un par de veces entre semana, un 10% confiesa que le trae problemas al conducir y un 20% en sus actividades cotidianas.
Estos datos se extraen de la investigación titulada, «¿Cómo duermen los españoles?», realizada por Ipsos para Philips en colaboración de la Sociedad Española de Sueño (SES), a una muestra representativa de más de un millar de españoles. Desde la SES, su presidente, Alejandro Iranzo, manifiesta que «el sueño es un pilar fundamental y hay que concienciar a la población de que hay que priorizar y crear hábitos saludables para reducir el impacto negativo de un mal descanso en la salud».
Por eso, este experto subraya la importancia de buscar el origen de esa falta de descanso nocturno, «puede deberse a un depresión, piernas inquietas, amígdalas alteradas… Y, por todos estos motivos, según necesite se deriva al neurólogo, al psiquiatra, al otorrinolaringólogo», comenta Iranzo. Subrayar la importancia del sueño como un hábito que hay «que aprender a tomarse en serio, con unas rutinas saludables resulta imprescindible», comenta Egea.
Y por ello, desde la Sociedad Española de Neurología (SEN) insisten en que «el sueño cumple un papel muy importante en nuestro metabolismo, en el sistema inmunológico, en el estado de ánimo, en la memoria, en el aprendizaje,…. Por lo que no dormir adecuadamente puede conllevar a que surjan complicaciones endocrinas, metabólicas, psicológicas, inmunológicas, psicomotoras, además que cada vez más se considera el mal sueño como un desencadenante o riesgo para determinados trastornos neurológicos, como ictus, párkinson, alzhéimer o diversas enfermedades neuromusculares. En definitiva, no dormir adecuadamente es un problema de salud», señala Carles Gaig Ventura, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de SEN.
Mala calidadDormir poco resulta dañino, pero que además ese descanso sea de mala calidad también. Así, los datos de la encuesta de Ipsos ponen en relieve este hecho: el 75% de los españoles se despierta al menos una vez por la noche, y tres de cada diez afirman directamente que padecen insomnio. «Esto hay que tenerlo en cuenta e invitar a los ciudadanos a que busquen los porqués», subraya Iranzo.
En este sentido, los españoles consideran que el sueño constituye el segundo aspecto que afecta más a la salud (34%) después de la alimentación (39%) y por encima del ejercicio físico (27%). Además, dos de cada tres personas culpan al estrés y la preocupación de su mala calidad. Por ello, un 75% quiere mejorar la calidad de su sueño, para lo que una gran mayoría de los encuestados (92%) ha recurrido en alguna ocasión a medidas para resolverlo.
Los expertos destacan, entre las principales medidas para mejorar la calidad: no utilizar la cama para ver la televisión o dispositivos electrónicos, hacer ejercicio físico al aire libre y durante el día, tener rutinas de sueño, un dormitorio con un entorno agradable, ordenado y ventilado, cenas poco copiosas, o usar técnicas de relajación a la hora de ir a la cama. Pilar Pérez. La Razón 15-03-19
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