.Alimentación y Nutrición
La ONU advierte de la desaparición de algunos alimentos en 2020
La ONU advierte del ‘apocalipsis alimentario’ ante la desaparición de algunos alimentos en 2050
- El trigo y el café, entre los alimentos con más riesgo de ‘extinción’
- La FAO propone alternativas como la cría de insectos y el cultivo masivo de algas
- Elena Garagui, PUBLICADO EN El Economista el 27/10/2024
El café, el plátano, la miel, el cacao… e incluso el vino. Estos serían algunos de los alimentos que podrían desaparecer dentro de 25 años, al menos tal y como los conocemos, según la Organización de las Naciones Unidas. Un ‘apocalipsis alimentario’ resultado de la combinación entre las consecuencias del cambio climático y el significativo aumento de la población mundial.
Durante este mismo año, la industria del cacao ya ha dado sus primeros avisos con cosechas deficitarias que han provocado que el chocolate haya incrementado su precio en los últimos meses en hasta un 70%, alcanzado así máximos históricos. Como origen, las variaciones del clima que han ocasionado cambios en los patrones de lluvia inundando las plantaciones de cacao, situación que afecta en gran medida a las producciones y además hace proliferar enfermedades en la planta. Se suma también el envejecimiento de los árboles de cacao que cada año reducen las cosechas. No obstante, los disparados precios del chocolate han sido consecuencia de igual manera de la alta demanda surgida desde hace unos años.
De la misma manera, los efectos del cambio climático irán afectando paulatinamente al suelo fértil del planeta. Así lo confirma la sección de Alimentación y Agricultura de la ONU (FAO), cuando incide en la necesidad de aplicar políticas de cambio reales, ya que «el principal problema al que tendremos que hacer frente es la degradación de nuestros suelos. La población mundial sigue aumentando mientras destruimos cada vez más tierra vegetal. Si se permite que esto continúe, no quedará suficiente tierra fértil para alimentar a una población mundial en aumento», por lo que resulta fundamental encontrar el camino hacia una alimentación sostenible.
Y es que las estimaciones hablan de un crecimiento de la población mundial de alrededor del 30% de cara a 2050, de los 7.000 millones de habitantes actuales a los casi 10.000 millones. FAO advierte: la producción alimentaria deberá entonces incrementarse entre un 50% y un 100% para abastecer a toda la población. ¿Será eso posible teniendo en cuenta el general desgaste de la tierra agrícola del planeta?
Al 16% del suelo fértil le queda menos de 100 años
La complejidad del suelo terrestre y sus diferentes propiedades no es homogéneo de todo el planeta; el clima, las precipitaciones, la erosión… son factores determinantes para considerar una tierra fértil o no. Lo que sí es común a todos los suelos ‘útiles’ es la capa superior que necesita cualquier cultivo para crecer, que es donde se almacenan los nutrientes y el agua. En condiciones normales, esta capa suele ocupar los primeros 30 centímetros del subsuelo, y por el uso puede aumentar su tamaño o volverse más fina. Y este segundo caso es el que más está afectando a las tierras agrícolas, con cosechas cada más más escasas y débiles.
Bien es cierto que a raíz de este fenómeno es posible calcular la vida útil de los suelos. Según un estudio publicado en 2020 y avalado por el Centro Medioambiental de la Universidad de Lancaster, en Reino Unido, al 16% de la tierra fértil le quedan menos de 100 años de utilidad, y otro 40% podría ser eficiente hasta los próximos 10.000 años.
Sin embargo, el fallo viene cuando la FAO revela que el 70% de los cereales y granos que se cultivan en naciones desarrolladas tiene como objetivo ser el alimento de los animales de granja, y de la misma manera el 50% de las plantas que se cultivan en EEUU también se destinan a tal uso. Así existe un riesgo importante de que se reduzca la producción agrícola, y en casos extremos que desaparezca totalmente, y en consecuencia se incrementen de manera sustancial algunos básicos de la cesta de la compra.
El futuro del trigo, café, chocolate y vino
Es el caso concreto del trigo, cuya producción es posible que se reduzca en un 25% en las próximas décadas. El mismo camino podrían tomar otros alimentos de primera necesidad como el arroz o el maíz, dada la costumbre actual por apostar por variantes de estas híbridas y mucho menos resistentes.
Aunque si hay un alimento que corre especial riesgo, ese es el café: el Instituto de Climatología de Australia advierte de su posible desaparición para 2080 dados los esperados futuros cambios climáticos que provocaran falta de lluvias y aumento de temperatura. El mismo organismo cree que todos estos elementos «climáticos extremos podrían ir erosionando progresivamente la calidad del café y, en consecuencia, aumentando los precios».
Mismos argumentos de la Universidad de California para explicar la falta de cacao más allá del 2060, quien además añade el efecto de un modelo de explotación en masa (como ocurre también por ejemplo con el aguacate) que ya está acabando con grandes terrenos del árbol del cacao, como ocurre en Costa de Marfil, donde ya han desaparecido el 80% de los bosques de la zona en los últimos 50 años.
Por su parte, la producción de vino también podría verse afectada por todos estos cambios climáticos que incidirían directamente en la biodiversidad de las denominaciones de origen a nivel mundial. Misma situación para el aceite, que, aunque no es de los alimentos con mayor riesgo de ‘extinción’, sí compromete su calidad al ir desplazándose poco a poco hacía climas mucho más frescos.
Incremento de la ganadería
Este futuro contexto agrícola provocará un efecto dominó en el sector primario. Así, la ONU también ha lanzado un aviso sobre la ganadería, advirtiendo que para dentro de 25 años crecerá la demanda de lácteos y productos cárnicos, por lo que aumentará de manera forzosa la inversión en esta. Es por eso por lo que la ONU también se plantea alternativas alimentarias para cubrir el posible desabastecimiento, como incrementar la cría de insectos comestibles, el cultivo masivo de microalgas o destinar más recursos en la oferta de carne artificial, ya que «son muy nutritivos y además son una fuente estupenda de zinc, hierro y grasas saludables».
Todas estas opciones son para evitar el aumento de la producción en el sector, ya que se trata de una de las áreas alimentarias que más contamina con unas emisiones de CO2 incomparables, e impedir que la temperatura media del planeta continúe creciendo. No así la cría de insectos, tal y como propone la organización internacional, que «emite considerablemente menos gases de efecto invernadero y necesita sustancialmente menos agua que la cría de ganado». Como ejemplo, un solo kilo de ternera requiere de 15.00 litros de agua (entre lo que consume el propio animal, el agua utilizada para regar los campos en los que se alimenta, etc.)
La alimentación sostenible resulta más que necesaria ante los retos demográficos y climáticos futuros, pero que ya se están dejando notar. Una de las claves es regresar a la agricultura y a los comercios de proximidad, fomentando las cooperativas para reducir y abaratar la cadena industrial. Una cadena caracterizada por el dominio del 70% de los recursos agrarios tan solo para producir el 30% de la comida, mientras que con el 30% restante de los recursos se maximiza el 70% de la producción mundial.
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