Curiosidades
La prohibición de patatas fritas sabor jamón
La prohibición de las patatas fritas sabor jamón y otros peligrosos bulos alimentarios
- Este verano se ha multiplicado la desinformación relacionada con el sector agroalimentario
- La difusión de estas mentiras tiene consecuencias para la salud y la seguridad de los consumidores
- Javier Calvo y Remo Vicario El Economista – 11/09/2024
La desinformación es una amenaza global para la sociedad. La proliferación de bulos, paparruchas y trolas que se difunden masivamente, especialmente a través de internet, suponen un problema real. Y uno de los sectores más delicados en este aspecto es el de la alimentación.
Es un peligro que se haga viran una información falsa sobre la alimentación. Pasa cada vez más: un contenido se hace viral y llena las redes sociales e incluso los medios de comunicación, aunque sea incorrecta, parcial o directamente falsas. La más reciente, la supuesta prohibición de las patatas fritas con sabor a jamón.
Hay que tener en cuenta, como recuerdan desde EFE, que los bulos, las informaciones sesgadas y la desinformación en materia alimentaria tienen, además, importantes riesgos para las consumidores y también para las cuentas de las empresas. Aunque es cierto que, en este ciclo informativo frenético, los temas virales se quedan pronto en el olvido. De hecho, nadie habla hoy de las patatas fritas con sabor a jamón, a pesar de que fueron protagonistas de un acalorado debate hace tan poco tiempo como en julio.
Ya en aquel momento, como se explicó desde elEconomista.es, los fabricantes de aperitivos descartaron que fueran a desaparecer las patatas fritas sabor jamón a causa de la entrada en vigor de un reglamento de la Comisión Europea, que retiraba ocho aromas de humo para uso alimentario.
De hecho, se podrán seguir vendiendo patatas de sabor jamón u otros sabores, como salsa barbacoa o bacon, siempre que se utilicen productos para dar el sabor ahumado que consigan la autorización en la Unión Europea. También hay que destacar que el efecto no es inmediato, ya que se da una adaptación de dos años para casos como las patatas en las que los aditivos se utilicen para aportar un sabor extra.
La pregunta, más de un mes después, es cuántos consumidores siguen creyendo que estos aperitivos van a desaparecer de las tiendas.
Una amenaza para el consumidor
La desinformación sobre alimentación y salud suponen un problema grave y de una tremenda dimensión, recuerdan desde la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB). Según sus datos, el 30% de las noticias falsas que circulan están relacionadas con la alimentación, y generan una alarma social infundada, confunden a los consumidores y pueden crear problemas de salud.
Por eso animan a un trato conjunto para contener esta realidad, entre administración, cadena alimentaria, profesionales de la salud y medios de comunicación, para combatir la información falsa sobre determinados ingredientes y productos, que no tiene ninguna base científica.
En la misma línea, desde la Asociación de empresas de fabricantes y distribuidores alimentarios (Aecoc), subrayan que los bulos más comunes incluyen afirmaciones sobre la seguridad de los alimentos y la calidad de los ingredientes, además de mitos sobre dietas o productos específicos.
Y añaden que los rumores sobre la presencia de químicos peligrosos en ciertos alimentos o las afirmaciones exageradas sobre los beneficios de otros “naturales” suelen generar confusión y desconfianza entre los consumidores.
Como herramientas más efectivas, las mismas fuentes apuestan por una comunicación transparente y proactiva, en un contexto que se agrava, tanto en número de bulos como en repercusión.
Además del bulo de las patatas con sabor a jamón serrano, este verano se han difundido otras desinformaciones relacionadas con el sector alimentario. Algunos de los más relevantes que ha habido que desmentir han sido los siguientes.
Los bulos del verano
El primero, que el sello de la rana de Rainforest Alliance en alimentos no indica que contengan insectos. Este contenido circula desde hace tiempo por casi todas las redes sociales y en múltiples idiomas.
También hay que recordar que la Unión Europea no ha autorizado el uso de cualquier insecto en alimentos y sin informar en el etiquetado. Sigue habiendo contenidos virales circulando con esta idea, que también se difundió masivamente.
Otro bulo que hubo que desmentir es que las fresas examinadas al microscopio en un vídeo manipulado sean marroquíes. También lleva mucho tiempo circulando en redes sociales, pero durante las protestas de los agricultores se relacionaron con las fresas de Marruecos.
En la misma línea, también se tuvo que recordar que no se han comercializado en España fresas marroquíes con norovirus.
Y por último, siendo el producto estrella, también hubo que desmentir que el aceite de oliva de Marruecos no pasa controles sanitarios, una teoría muy difundida en redes sociales, incluidos vídeos con casi 180.000 reproducciones.
Ejemplos que dejan patente que hay muchísimos bulos referidos a lo que comemos y que la desinformación, en este campo, es una auténtica amenaza para los consumidores.
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