.Seguridad alimentaria
La salmonelosis
Qué es la salmonelosis y cómo tratarla
La enfermedad bacteriana se suele contraer tras la ingesta de alimentos con restos de heces
La salmonelosis es una enfermedad bacteriana que afecta al aparato intestinal y es transmitida habitualmente tras la ingesta de alimentos y causada por bacterias del género salmonella.
Los síntomas pueden ser variados según la persona: mientras que algunas se muestran asintomáticas, en otras generan diarrea, fiebre, vómitos y calambres abdominales. En ocasiones, la gastroenteritis generada por la salmonelosis puede llegar a complicarse, causando deshidratación en el paciente hasta el punto de requerir atención médica. Además, si la infección se propagase más allá de los intestinos podría suponer incluso un riesgo para la vida del paciente.
La bacteria salmonella suele estar presente en los intestinos de animales y personas y, por lo tanto, en sus heces. Es por ello que las personas que están rodeadas de animales son más propicias a contraer esta enfermedad. Así mismo, la ingesta de algunos alimentos que puedan estar contaminados por heces de animales suele ser una de las principales causas por las que se contrae salmonelosis. Para evitarlo, se recomienda que se cocine bien la comida, mantener una buena higiene y evitar comer huevos crudos.
Tratamiento
Puesto que la salmonelosis suele causar deshidratación, se suele recurrir a los antidiarreicos. No obstante, la bacteria se elimina con las heces, por lo que la infección suele durar de dos a siete días. En casos en los que se sospeche que la bacteria ha entrado en el torrente sanguíneo, el médico puede recetar antibióticos aunque no suele ser habitual, ya que podría prolongar el período en el que el enfermo es portador de la bacteria. ABC:10/07/2019
La salmonelosis, una enfermedad popular y contagiosa
Decenas de millones de personas sufren cada año en el mundo esta intoxicación alimentaria como le ha ocurrido al presidente de Ciudadanos, Albert Rivera/07/2019 19:22 Actualizado a 10/07/2019 19:53
La salmonelosis es una de las intoxicaciones alimentarias más comunes y extendidas. Cada año, según datos de la organización mundial de la salud (OMS), afecta a decenas de millones de personas en todo el mundo, como le ha pasado recientemente a Albert Rivera, presidente de Ciudadanos. Es contagiosa y, en la mayoría de los casos, los síntomas son relativamente leves. Puede que ni siquiera se requiera tratamiento, pero en pacientes críticos, como niños pequeños o ancianos, se ven seriamente afectados por la deshidratación que conlleva y en un caso extremo puede llegar a causar la muerte.
La causa de la salmonelosis es la ‘salmonella’, un grupo de bacterias que suelen vivir en los intestinos de animales y personas y que son expulsados a través de las heces. Se trata de una bacteria omnipresente y resistente que puede sobrevivir durante semanas en un ambiente seco y durante meses en el agua. La mayoría de infecciones son causadas por alimentos contaminados, especialmente carne cruda o no suficientemente cocinada, huevos, frutas y vegetales sin lavar o mascotas. Es especialmente importante realizar la limpieza de excrementos de estos animales de la forma adecuada para evitar que la salmonella entre en contacto con las personas.
A veces, la intoxicación no produce síntomas evidentes y el infectado ni siquiera se entera porque una vez ingerido el elemento, el ácido estomacal tiende a destruir la ‘salmonella’ por lo que la intoxicación debe ser de nivel alto para conseguir desarrollarse.
Los déficits en el ácido gástrico pueden facilitar el avance de la intoxicación especialmente en algunos grupos de población como niños menores de un año, ancianos, personas con el sistema inmunitario debilitado como los afectados por VIH, pacientes trasplantados o que sigan un tratamiento contra el cáncer, personas que tomen antiácidos o medicamentos que inhiban la producción de estos ácidos como los antihistamínicos y afectados por trastornos que afecten a los glóbulos rojos como la anemia drepanocítica.
La salmonelosis puede trasmitirse entre personas y sus síntomas empiezan a manifestarse transcurridas entre seis y 72 horas después de la ingesta. La crisis suele tener una duración de dos a siete días. Los signos de salmonelosis incluyen fiebre, diarrea, cólicos, náuseas, dolor de cabeza y escalofríos. La salmonelosis es una de las cuatro enfermedades diarreicas principales a escala mundial y la deshidratación que producen sus síntomas puede ser muy grave llegando incluso a provocar la muerte. Además, si la bacteria pasa a la sangre (bacteriemia), puede provocar infecciones y abscesos de pus en huesos, articulaciones, tracto urinario y pulmones.
Para diagnosticar la salmonelosis, aparte del examen físico y de la descripción de síntomas, el médico solicitará una muestra de heces, pus o sangre. También puede obtener una muestra rectal para realizar un cultivo bacteriano para identificar la presencia y el tipo de ‘salmonella’. La mayoría de casos de salmonelosis no requieren tratamiento excepto para conseguir restablecer el equilibrio de líquidos y electrólitos. La ingesta de líquidos es clave en los afectados por salmonelosis para evitar la deshidratación. Los casos graves requieren hospitalización para poder realizar hidratación intravenosa. Si hay riesgo de infección en la sangre, se prescribirán antibióticos. Para prevenir la salmonelosis es esencial extremar las medidas de higiene personal y de seguridad alimentaria. La Vanguardia 10-07-19
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