.Enfermedades relacionadas con la Obesidad
La semaglutida reduce el dolor en la artrosis de rodilla
La semaglutida reduce el dolor en la artrosis de rodilla
El efecto mecánico por la pérdida de peso, así como la acción antiinflamatoria e inmunomoduladora, explicarían los beneficios de los GLP-1 en la articulación.
- Moreno, Diario Médico ActualizadoJue, 07/11/2024 – 16:21
El fármaco antiobesidad semaglutida, un agonista del receptor del péptido-1 similar a la glucosa (GLP-1), reduce de forma considerable el dolor en pacientes con artrosis de rodilla obesos no diabéticos. Así lo ha demostrado un ensayo multicéntrico aleatorizado sobre el efecto de la semaglutida inyectada semanalmente frente a placebo en 400 personas -reclutadas de once países- que referían dolor por gonartrosis de moderado a grave.
A las 68 semanas del tratamiento, aquellos que tomaban semaglutida habían perdido mucho más peso que los que recibieron placebo. El protocolo de inclusión en el estudio, llamado SETP 9, requería un mínimo de 30 en el IMC, pero la media fue muy superior, 40,3, y con el GLP-1, los participantes perdieron, de media, un 13,7% de peso corporal (10,5 puntos porcentuales más que el grupo del placebo).
Con el descenso del IMC, el dolor también se redujo: los individuos estudiados tenían puntuaciones en la escala de dolor WOMAC de 70,9 de media (sobre 100); al terminar el tratamiento, bajaron una media de 42 puntos, frente a los 28 con el placebo.
Menos analgésicos
Los investigadores también destacan que el uso de agentes analgésicos disminuyó durante el ensayo, observándose una mayor reducción en el grupo de semaglutida que en el de placebo, un dato que confirma que la reducción del dolor no se atribuye a un mayor uso de agentes analgésicos. “Estos resultados sugieren un efecto ahorrador de AINE con la semaglutida, que podría limitar los efectos adversos de los AINE y reducir la polimedicación. Se desaconsejó el uso de opiáceos, que fue bajo durante todo el ensayo en ambos grupos”, apuntan en The New England Journal of Medicine (NEJM) los autores del trabajo, con Henning Bliddal, reumatólogo del Hospital Universitario de Copenhague, como primer firmante.
En un editorial que acompañó a este estudio en NEJM, David T. Felson, reumatólogo de la Universidad de Boston, destaca el hallazgo del significativo efecto en el dolor del tratamiento, superior incluso a la cirugía. “La mayoría de los tratamientos no quirúrgicos para la artrosis de rodilla tienen tamaños del efecto inferiores”. No obstante, señalan que “queda por determinar si se conseguirían reducciones tan drásticas del dolor en personas con un grado menor de obesidad y un dolor menos intenso”.
Los investigadores reconocen que “el ensayo no se diseñó para investigar el mecanismo de acción de la semaglutida en la artrosis de rodilla, por lo que no pueden extraerse conclusiones mecanicistas. Lo más probable es que la reducción de peso contribuya en gran medida, como resultado de la reducción de la tensión mecánica en la articulación; estudios anteriores han demostrado que la reducción de peso mediante diversas estrategias puede aliviar considerablemente el dolor de rodilla y la rigidez articular”.
No obstante, también indican que “los estudios preclínicos han demostrado que los agonistas del receptor de GLP-1 tienen efectos antiinflamatorios y antidegradativos”.
Por su parte, Felson subraya los efectos pleiotrópicos antiinflamatorios e inmunomoduladores de los GLP-1, más allá de su acción facilitadora en la pérdida de peso. Esos efectos justifican que la familia de medicamentos se esté estudiando en pacientes con enfermedades cardiovasculares, renales crónicas, con apnea del sueño e incluso que se analice su papel para retrasar la aparición de la enfermedad de Parkinson. Son cientos los ensayos clínicos que indagan en estas patologías, y otras como la hepatopatía grasa, la enfermedad de Alzheimer, la disfunción cognitiva y las complicaciones del VIH.
Eficacia en personas sin obesidad y con menos dolor
En la artrosis, los efectos antinflamatorios de esos fármacos “pueden estar mediados en el sistema nervioso central (donde la activación del receptor neuronal de GLP-1 inhibe los receptores tipo toll, que, a su vez, atenúan la producción de citocinas inflamatorias) o localmente en la articulación, ya que el receptor de GLP-1 está presente en la membrana sinovial, el hueso y el cartílago”, sugiere Felson.
Su conclusión es que los hallazgos del SETP 9 “confirman que una pérdida de peso sustancial provoca una reducción del dolor a menudo drástica. Si los efectos mostrados en este ensayo están mediados por factores distintos de la pérdida de peso, es posible que se abran nuevas vías terapéuticas. Será importante obtener datos sobre si la semaglutida tiene una eficacia similar en personas con artrosis sin obesidad, así como mejores datos sobre si los agonistas del receptor de GLP-1 previenen el deterioro estructural progresivo de la articulación en la artrosis”.
Sociedad Española de Geriatría, y coincide con él Clotilde Vázquez, jefa de Endocrinología de la Fundación Jiménez Díaz (Madrid), ya que «prevenir las enfermedades crónicas no es un asunto sanitario, sino transversal. Han de implicarse los ámbitos social, político, económico, de la industria alimentaria, etc.».
Con esta implicación global, según Vázquez, sería posible hacer que prevalezcan los hábitos de vida saludable y que no nos bombardeen con lo contrario».
A su vez, Leticia Fernández Friera, directora del Centro Integral de Enfermedades Cardiovasculares HM CIEC, ha reconocido que «en Cardiología llegamos casi siempre tarde. Debemos dejar de hablar de prevención para hablar de promoción, porque la mayor parte de los eventos cardiovasculares se pueden evitar con estilos de vida saludable».
El problema, según Laura de Anta, jefa de sección de la Unidad de Psiquiatría del Hospital de Día de Niños y Adolescentes del Hospital Universitario Infanta Leonor, de Madrid, es que «los sanitarios damos por hecho que la población general sabe lo que es saludable, pero no es así».
«Una enfermedad mental con patas»
Hay bastante acuerdo en la comunidad sanitaria en que «la pandemia ha traído algo positivo al ámbito de la salud mental, y es la visibilización de los trastornos mentales«, ha afirmado Guillermo Lahera, profesor titular de Psiquiatría en la Universidad de Alcalá y jefe de sección en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias, en la misma ciudad madrileña.
Sin embargo, también ha dejado algo negativo, en su opinión: «Los trastornos mentales leves son omnipresentes, hemos abierto la caja de Pandora. Pero no se ha puesto el foco en el trastorno mental grave, que sigue siendo tabú y sobre el que existe muy poca alfabetización».
Este tabú y desconocimiento se refleja, según Maribel Rodríguez, presidenta ES+Salud Mental, en el empleo: «Se incentiva e incluso se promociona la contratación de personas con discapacidad, pero la tasa de desempleo entre personas con trastorno mental grave es del 87,3%. No van a hacer peor el trabajo, pero se les trata como si fueran una enfermedad mental con patas», ha lamentado, citando el caso de una persona con esquizofrenia que no quiere acudir a Urgencias por un problema con su EPOC, porque avisarán a Psiquiatría. «Se moría porque no podía respirar, no por ser esquizofrénico».
Responsabilizar al ciudadano
Salud mental, obesidad y envejecimiento saludable: de los tres pilares se ha hablado largo y tendido durante la mañana, y queda claro que «hay aún mucho por hacer», según ha constatado Juan José Pedreño, consejero de Salud de la Región de Murcia, que ha clausurado la jornada.
Y buena parte de lo que hay que hacer recae sobre el ciudadano: «Debemos trasladar el mensaje de que el responsable de la salud de una persona es la propia persona. Los sistemas sanitarios tenemos la responsabilidad de apoyarle y acompañarle, pero él será el principal agente de su salud».
De gran ayuda le será, eso sí, la información veraz y rigurosa, por lo que nos ha agradecido «a los medios de comunicación el importantísimo papel que cumplís para dar a la población información en la que puede confiar».
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