La transmisión del virus de la Covid-19 por aerosoles

Un informe encargado por Ciencia reconoce la transmisión del SARS-CoV-2 por aerosoles

El estudio recomienda instalar medidores de CO2 en sitios cerrados, mejorar la calidad de las mascarillas de la población y mantener parques abiertos, entre otras medidas.

El uso obligatorio de la mascarilla en el colegio está en vigor en todas las comunidades autónomas.

El Ministerio de Ciencia e Innovación ha difundido este lunes un informe que concluye, tras meses de discusiones en la comunidad científica sobre la cuestión, que hay evidencia significativa de transmisión de SARS-CoV-2 por aerosoles y recomienda, entre otras medidas, la obligatoriedad de disponer de medidores de CO2 en los espacios públicos.

El informe había sido previamente encargado por el propio ministerio a investigadores españoles  y a la luz de las conclusiones de la transmisión por aerosoles recomienda las actividades exteriores y ventilar o filtrar el aire como medidas extra al uso de mascarillas y distanciamiento social, así como evitar las concentraciones de población en interiores.

El informe está en concreto firmado por los investigadores Antonio Alcamí, Margarita del Val, Miguel Hernán, Pello Latassa, José Luis Jiménez, Xavier Querol, Ana Robustillo, Gloria Sánchez y Alfonso Valencia, y en él se analiza tanto la posición de la Organización Mundial de la Salud como los estudios que han proliferado sobre la cuestión desde el inicio de la epidemia.

A partir de toda esa evidencia el estudio concluye “que hay un apoyo sustancial de la comunidad científica a la posibilidad de que [los aerosoles] sea la forma de transmisión dominante y a que sea la forma más habitual de contagio en eventos de súper-propagación”.

El documento resalta la importancia de explicar a la población el papel que juega la transmisión por el aire, a través de aerosoles expulsados por personas infectadas. En este sentido, explica que cuando respiramos, hablamos, gritamos, tosemos y estornudamos emitimos abundantes partículas: gotículas y aerosoles. Las gotículas infectan por impacto en los ojos, fosas nasales o boca, y caen al suelo hasta a 1-2 metros de la persona que las emite mientras que los aerosoles infectan por inhalación y viajan más de 1-2 metros antes de caer al suelo.

Énfasis erróneo en las gotas

Según reconoce sin tapujos el informe “el énfasis erróneo en las gotas ha creado una percepción de que la mascarilla es un parapeto para proteger contra proyectiles, cuyo ajuste no es muy importante”, por lo que hay que esforzarse en explicar a la población que el ajuste de la mascarilla es fundamental ya que el contagio más habitual sería por aerosoles.

En paralelo a esta cuestión, el informe habla, esta vez sí midiendo algo más las palabras pero también con contundencia sobre la necesidad de incrementar la calidad de las mascarillas que utiliza la población, ante la “menor eficacia de protección” de las mascarillas higiénicas.

Sobre esta cuestión, los investigadores recomiendan “esforzarse a nivel gubernamental por incrementar la calidad de las mascarillas en uso por la población, dada la gran variación extrema en la filtración y adaptabilidad ergonómica facial (clave para forzar el aire al ser filtrado y no acceder por huecos entre la mascarilla y la cara” de diferentes tipos de mascarillas de tela, con algunas llegando a niveles muy altos de filtrados mientras que otras apenas filtran el 10% de los aerosoles”.

Recomendación de uso de mejores mascarillas

Sin llegar a recomendar expresamente el uso masivo de mascarillas quirúrgicas, el informe reconoce que las mascarillas quirúrgicas “pueden proporcionar una protección sustancial a la persona que las lleva contra respirar aerosoles presentes en el ambiente, sobre todo para partículas mayores de 1 micra que se estiman las más importantes para la transmisión del SARS-Cov2”, mientras que “las mascarillas higiénicas tienen una menor eficacia de protección y en España, tanto las reutilizables como las no reutilizables deben cumplir unos requisitos y especificaciones técnicas […] que son mucho menos exigentes que las de aplicación para las quirúrgicas”.

El estudio recoge la evidencia que recomienda también realizar todas las actividades posibles al aire libre y en el marco de ese objetivo y en contra de lo que ha ido sucediendo a lo largo de la epidemia en varias ocasiones, mantener abiertos los parques.

Mantenimiento de parques abiertos

Según los investigadores deben “mantenerse abiertos espacios exteriores como parques, salvo medida extrema en caso de confinamiento total, dada la mucho más baja probabilidad de contagio en exteriores que en interiores. Respecto a parques, playas y otros espacios abiertos hay que tener en cuenta al considerar su cierre que el contagio en espacios abiertos es 20 veces menos probable que en espacios cerrados en condiciones similares de distancia social. Además, facilitan la práctica de ejercicio físico que, además de ser saludables y rebajar el estrés, favorece el equilibrio del sistema inmunitario, que es lo más importante que tiene nuestro organismo para defenderse de las infecciones y, en concreto, del coronavirus”.

Reducción del número de alumnos por metro cuadrado en las escuelas

Entre las recomendaciones para reducir el contagio por aerosoles el estudio cita también la reducción del número de alumnos por metro cuadrado en las escuelas. Según el informe convendría reducir “la ratio de alumnos/metro cuadrado en escuelas ya que a pesar de recomendarse no superar un alumno por 4 metros cuadrados, en muchas aulas españolas, especialmente en secundaria, esta medida no se cumple”.

Medidores de CO2 en todo espacio público cerrado

En cuanto a los espacios cerrados, además de ventilar y filtrar, el informe advierte que hay que “hay que priorizar qué espacios se pueden mantener abiertos y con qué aforo basado en niveles de CO2 y en las diferencias de riesgo de contagio entre diferentes actividades empezando con un programa piloto”.

Proponen para ello que “sea obligatorio a medio plazo disponer de un medidor en tiempo real de CO2 en locales públicos que sea visible desde todo el local, lo cual es posible a un coste moderado”, que estiman en 150 euros. Estos medidores de CO2 servirían para evaluar el grado de ventilación alcanzado.

Por el contrario, se desaconseja invertir dinero público de momento en la compra de sistemas de limpieza de aire por plasmas, oxidación, fotocatálisis o iones “a no ser que se confirme su seguridad y hacerlo únicamente si se investiga simultáneamente el posible riesgo de formación de compuestos químicos tóxicos en el aire interior por estos sistemas”. Laura G. Ibañes Diario Médico Lun, 09/11/2020 –