Las castañas, un manjar de otoño

La temporada de castañas se extiende entre octubre y diciembre.

Uno de los manjares del otoño es el sabor dulzón de las castañas asadas. La temporada de este fruto seco se extiende desde octubre hasta diciembre y algunos de los lugares de España en los que más abunda son Galicia, Asturias, Castilla y León, Navarra y Cataluña.

Sabroso y versátil, este producto tiene, según Marta Rincón, responsable de comunicación del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas  de Castilla y León (Codinucyl), un contenido “muy parecido al del resto de los frutos secos pero, al estar en plena temporada, sus nutrientes están más concentrados y se aprovechan mejor”.

Las castañas comparten con los otros frutos secos un alto contenido en fibra y antioxidantes. Daniel Ursúa, del Colegio oficial de dietistas-nutricionistas de Navarra (Codinna-Nadneo) y autor del blog Nutrihabits, añade que, “a diferencia de otros, como las nueces o las almendras, no son ricas en grasas”.

Los dos nutricionistas puntualizan que sus propiedades se manifiestan al incorporarlas a una dieta saludable en la que, en combinación con otros muchos nutrientes, puede contribuir a prevenir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer.

En cuanto a su contenido calórico, es menor del que se le suele atribuir y, además, las castañas tienen propiedades saciantes. “Lo más probable es que el consumo de castañas desplace a otro alimentos o snacks mucho menos interesantes desde el punto de vista nutricional, por lo que no hay motivos para preocuparnos por un consumo excesivo”, apunta Ursúa.

Consumo recomendado

Rincón señala que la cantidad diaria recomendada de castañas es similar a la de otros frutos secos: “Un puñado en crudo, que equivale a unos 30 gramos”. Esa cantidad dependerá de la actividad diaria y “se puede aumentar si se realiza mucho ejercicio”.

En principio, un consumo moderado de castañas puede incluirse en regímenes de adelgazamiento, tendiendo siempre en cuenta que, con frecuencia, lo que más influye en el contenido calórico final es la forma de cocinado.

Ursúa puntualiza que, “debido a su textura, pueden ser menos aconsejables para personas con problemas de salivación o masticación”. Asimismo, los niños muy pequeños pueden atragantarse con ellas. En cualquier caso, añade que “aunque todos tengamos en mente las castañas asadas en el cucurucho de papel, se pueden comer de muchas maneras, por lo que eso tampoco sería un problema”.

Propuestas recreativas y culinarias

El experto propone una actividad muy propia del otoño: “Ir a recoger castañas puede ser una actividad prefecta para hacer en familia y, de esta manera, romper la rutina y hacer algo de actividad física”.

Una vez en casa, se pueden consumir asadas a media mañana o en la merienda, pero también “pueden ser la guarnición perfecta para un plato de carne en salsa, o bien se pueden añadir a un cocido con verduras y legumbre o se puede preparar un puré”, sugiere Ursúa.

Para elaborar el puré, Rincón recomienda hervir las castañas con leche y añadir un poco de aceite de oliva “para que quede más untuoso”. María Sánchez-Monge. Cuidate Plus. 04 de Octubre de 2018