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Las mujeres toleran peor las estatinas que los hombres
Las mujeres toleran peor las estatinas que los hombres
El ácido bempedoico representa una alternativa para garantizar la prevención cardiovascular secundaria en población femenina.
Carmen Fernández Diario Médico.Vie, 04/10/2024 – 14:58
Las mujeres son en menor medida tratadas con estatinas para la prevención cardiovascular secundaria que los hombres, pero este fenómeno no se debe a una “inequidad intencionada por parte de los sanitarios” sino a que “las mujeres toleran peor las estatinas que los hombres”, ha asegurado Miguel Cainzos Achirica, jefe de Sección de Cardiología del Hospital del Mar de Barcelona, en la jornada Protegiendo el corazón de la mujer, organizada por Daiichi-Sankyo en Barcelona, y a la que han asistido especialistas de centros de agudos de toda Cataluña.
Cainzos ha puesto de relieve, por su trascendencia como recurso farmacológico alternativo ante ese problema, el ácido bempedoico (de Daiichi-Sankyo), y ha recordado el estudio CLEAR Outcomes, diseñado para determinar los efectos del este nuevo fármaco sobre eventos cardiovasculares en pacientes intolerantes o que no responden a estatinas.
Se trata de un inhibidor de la ACL (ATP-citrato liasa), enzima que se expresa principalmente en el hígado y no en el músculo esquelético, por lo que no produce las molestias musculares que se asocian a las estatinas. En España obtuvo el visto bueno para su financiación por el Sistema Nacional de Salud (SNS) en julio del año pasado, y es el primer tratamiento oral de su clase que ha recibido la aprobación de la Comisión Europea como tratamiento para reducir el riesgo cardiovascular (se actualizó la ficha técnica en mayo).
Antonia Sambola, adjunta de la Unidad de Cuidados agudos cardiológicos del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, ha expuesto en esta jornada un problema de mayor dimensión: la mujer está infradiagnosticada e infratratada y también infrarrepresentada en los ensayos clínicos, lo que representa un hándicap relevante porque las enfermedades cardiovasculares son la causa del 35% de la mortalidad femenina anual.
Ha apuntado, entre otros datos, que la mortalidad en mujeres es el doble respecto a la de los hombres por infarto de miocardio, a pesar del protocolo Código Infarto.
Y es que la población femenina, ha indicado, además de los factores clásicos de riesgo (obesidad, colesterol, hipertensión, diabetes, etc.), sufre los propios vinculados al embarazo (preeclampsia, neonato de bajo peso), ovario poliquístico, enfermedades autoinmunes, depresión, menopausia prematura, etc., a los que hay que sumar los psicosociales y conductuales.
También ha asegurado que a pesar del riesgo real para su salud y supervivencia, la mujer no tiene conciencia del problema.
Àngels Pedragosa, médico internista de la Unidad de Lípidos y Riesgo Vascular del Consorcio Sanitario de Terrassa, ha abogado por registrar en la historia clínica de la mujer aspectos relevantes de sus antecedentes ginecológicos y obstétricos para su salud cardiovascular, como los abortos espontáneos o la muerte fetal.
Carlos Puig-Jové, endocrinólogo del Hospital Universitario Mútua de Terrassa, ha asegurado que el mal control del nivel del colesterol LDL es causante directo de la aterosclerosis y ha insistido en que hay menos mujeres que hombres tratados y, entre los que sí lo son, hay menos mujeres que hombres cumpliendo los objetivos terapéuticos.
Clara Viñals, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic Barcelona, ha apuntado que un momento especialmente crítico para salud cardiovascular de la mujer es la menopausia y que, en el caso de alto riesgo por la diabetes tipo II, en la que el colesterol LDL tiene una gran carga, los tratamientos hipolipemiantes son seguros y eficaces “independientemente del sexo”.
La rehabilitación cardíaca sí importa
Óscar Peiró, cardiólogo clínico del Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona, ha defendido, por su parte, la importancia de la rehabilitación cardíaca en la mujer porque disminuye la mortalidad, los reingresos y los ingresos; aumenta la calidad de vida, y es coste-efectivo.
Pero ha mostrado una realidad contraria a la recomendada por la evidencia: las mujeres acuden menos a los programas de rehabilitación cardíaca, son menos derivadas a ellos, atienden menos estos programas y los completan en menor medida que los hombres.
Para Peiró, la solución pasa por la derivación directa y motivacional, hacer sesiones solo para mujeres, adaptarse a su situación familiar individual, potenciar ejercicios preferidos por ellas, darles soporte psicológico y, en definitiva, diseñar programas centrados en el paciente.
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