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Los edulcorantes
Los edulcorantes artificiales no ayudan a adelgazar pero son más sanos que el azúcar
Un edulcorante es cualquier sustancia que tiene capacidad para endulzar. Estos sustitutos del azúcar pueden ser de origen natural (extraído de plantas o frutas), como la miel o la fructosa, o de origen artificial, es decir, sintetizado químicamente, como la sacarina, el aspartamo o el ciclamato.
También se pueden clasificar dependiendo de su valor calórico o nutritivo se pueden. Ante tanta variedad, los consumidores dudan a la hora de decantarse por uno de ellos, y surge la pregunta de si hay unos más saludables que otros, si son malos para la salud o cuál tiene menos calorías.
Los edulcorantes no ayudan a adelgazar
El principal edulcorante es el azúcar (sacarosa). Los demás son «sustitutos del azúcar» y entre estos sustitutos los hay con mayor valor calórico, como la fructosa, que contiene las mismas que la sacarosa (4 kcal por gramo). Pero también existen otros que no aportan calorías o lo hacen en una cantidad insignificante.
Su función no es eliminar los kilos o ayudar a adelgazar, sino más bien prevenir que lleguen a acumularse. En definitiva, para perder peso sigue siendo necesario cambiar los hábitos de alimentación (entre los que se puede incluir sustituir el azúcar por los edulcorantes, además de otras pautas saludables) y de actividad física.
Son más saludables que el azúcar
El azúcar está presente en la mayoría de alimentos que consumimos hoy en día, no solo en el que añadimos para endulzar el café. Se encuentra en los zumos envasados, galletas, refrescos, cereales, salsas industriales…
En España se triplica la cantidad máxima diaria de azúcar recomendada por la Organización Mundial de la Salud (25 g al día): ya que se consumen a diario una media de 71,5 g. Lo más saludable, entonces, sería empezar por recortar esta ingesta. Los edulcorantes no son la solución a los problemas de obesidad, pero estos sustitutos no calóricos constituyen una buena herramienta para reemplazar o controlar la cantidad diaria de azúcar que consumimos.
Los edulcorantes artificiales no provocan caries
El azúcar está compuesto al 100 % por sacarosa, un hidrato de carbono que resulta ser el alimento preferido de las bacterias que forman la placa dental. Estas bacterias no pueden procesar los edulcorantes artificiales, ya que estos se disuelven con rapidez en la saliva y no se adhieren a los dientes ni fermentan, como ocurre con el azúcar común y otros edulcorantes naturales como la miel.
La estevia es igual de sana que el resto de edulcorantes artificiales
Según los expertos, la estevia es tan sana y segura como el resto de los edulcorantes artificiales que han sido autorizados en Europa. Se presenta como un edulcorante natural, pero el producto que encontramos en el supermercado lo forman glucósidos de esteviol, unos compuestos químicos que se crean a partir de la purificación de la hoja de esta planta originaria de Paraguay.
Estos compuestos son reconocidos como seguros por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). La planta, la hoja cruda o el extracto de la hoja completa de estevia no se puede consumir, porque contiene partículas de baja pureza que pueden poseer sustancias potencialmente tóxicas, por lo que la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) no permite su comercialización. Hay que leer bien la etiqueta porque, a veces, lo que se vende como estevia contiene solo un 1 % de glucósidos de esteviol, y el resto se compone por sacarosa.
Se necesita menos cantidad que con el azúcar
Muchos edulcorantes se publicitan como “sin o casi sin calorías”, pero al mirar su etiqueta nutricional podemos observar que, en el caso de la sucralosa, por ejemplo, aporta 336 kcal por cada 100 gramos. Esta cifra puede chocar, ya que por cada 100 g de azúcar ingerimos 399 calorías. ¿Dónde está la diferencia entre ambos? En las cantidades que se necesitan para uno y otro. Una cucharadita de café llena de azúcar contiene 5 gramos (20 kcal). Para obtener el mismo dulzor con la sucralosa, solo se necesita medio gramo. Aunque las calorías por cada 100 gramos sean altas, la cantidad que se usa en la práctica es mínima (1,7 kcal por 0,5 g), lo que minimiza el aporte calórico en la dieta. Lo mismo ocurre con el resto de edulcorantes no calóricos, cuyo poder endulzante es mayor que el del azúcar, por lo que se necesitan menos cantidades para tener el mismo efecto. Este poder se determina en relación con el azúcar (sacarosa):
Sucralosa (E955): de 400 a 600 veces más dulce que el azúcar.
Sacarina (E954): de 300 a 500 veces más dulce que el azúcar.
Glucósidos de esteviol (E960): de 200 a 300 veces más dulce que el azúcar.
Aspartamo (E951): de 150 a 200 veces más dulce que el azúcar.
Acesulfame-K (E950): de 150 a 200 veces más dulce que el azúcar.
Ciclamato (E952): de 30 a 50 veces más dulce que el azúcar.
Acesulfamo potásico: 200 veces más dulce que el azúcar.
Hay un límite de consumo permitido
Los edulcorantes cuentan con una ingesta diaria recomendada que establece la EFSA, de acuerdo con las características de cada sustancia. Por ello, antes de ser aprobados para su comercialización, se evalúa su seguridad para el consumo, estableciendo sus posibles efectos adversos en caso de sobrepasarse determinada ingesta diaria. Estas son las dosis permitidas:
Aspartamo: 40 mg por kilo de peso.
Sacarina: 5 mg por kilo de peso.
Sucralosa: 15 mg por kilo de peso.
Ciclamato: 7 mg por kilo de peso.
Estevia: 4 mg por kilo de peso.
CRONICA NORTE. Aurora Cancela 10 junio 2020
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