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Pasos para reducir el dolor muscular después de una lesión
Es importante conocer la causa del dolor para poder aplicar las medidas adeacuadas.
La acumulación de horas de entrenamiento, una mala postura al entrenar, una mala pisada al correr o los golpes involuntarios pueden pasar factura a los deportistas y desencadenar lesiones que les obligan a seguir una serie de consejos dirigidos a recuperar la zona dañada para, en el menor tiempo posible, volver a la rutina deportiva anterior.
La clave para conseguir este objetivo está en la toma de conciencia de la lesión y en seguir los consejos de los expertos en medicina deportiva, traumatólogos o fisioterapeutas. “Los músculos pueden doler por muchas circunstancias, por sobrecargas o por lesiones, por eso es imparte conocer la causa”, informa Miguel del Valle Soto, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo.
Entre los motivos de dolor muscular el experto señala:
- Calambres. Son contracciones involuntarias y pasajeras, de ciertos fascículos musculares que se caracterizan por el dolor que producen. Existe sufrimiento muscular por déficit circulatorio y provocan impotencia funcional inmediata. El dolor permanece en reposo, a la contracción, al estiramiento y a la palpación. Se origina por un trabajo muscular excesivo en anaerobiosis.
- Agujetas. Dolores musculares difusos y diseminados que aparecen a las 24-48 horas después del esfuerzo. Se dice que son producidas por concentración elevada del ácido láctico.
- Sobrecargas musculares. Se producen por entrenamientos intensos y prolongados. Cursan con dolor que mejora con el reposo.
- Contracturas. Se origina en un músculo fatigado por acúmulo de ácido láctico, aunque también se producen las contracturas tras una rotura de fibras musculares. Cuando hay una contractura se pierde fuerza muscular, hay dolor a la palpación y con la contracción muscular.
- Distensión o elongación. Se trata de un estiramiento muscular brusco pero no hay rotura muscular aunque cursa con dolor intenso.
- Rotura de fibras musculares (o tirón). Puede ser más o menos amplia (diferentes grados). Hay hemorragia local más o menos importante, dolor fuerte y la impotencia funcional es completa. La movilización pasiva es posible aunque con dolor y la movilización activa es muy dolorosa y está limitada.
- Contusiones musculares. Se producen por golpes o traumatismos sobre los músculos y hay dolor muscular.
- Lesiones por rabdomiolisis inducidas por el ejercicio intenso. La rabdomiolisis consiste en un daño muscular debido a entrenamientos muy intensos. Hay necrosis del músculo esquelético y liberación del contenido celular al torrente circulatorio. Hay dolor muscular intenso y puede tener complicaciones más allá como arritmias cardiacas y fracaso renal agudo.
Lesiones graves
La gravedad de estas lesiones, tal y como señala Del Valle, “va a depender más del mecanismo de producción y de la intensidad que de la zona del cuerpo”. Muchas contusiones o roturas musculares con hematomas importantes, “si no reciben buen tratamiento, pueden dejar secuelas como miositis osificantes o nódulos fibrosos”, advierte, por esto es importante estar alerta y acudir al médico ante signos de alarma. Según Jose A Martín, del Departamento de Fisioterapia de la Universidad San Pablo CEU, en Madrid, y decano del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, “un dolor agudo e incapacitante siempre debe ser objeto de evaluación clínica”.
Este experto advierte de que las zonas del cuerpo sobre las que se tiene que tener un mayor cuidado son las de la región lumbopélvica y la cintura escapular. Estas son “zonas de transición mecánica y de intensas fuerzas de aceleración y desaceleración”. Ellas “ofrecen un terreno abonado a cuadros multisintomáticos que exigen un detenido examen funcional y un riguroso proceso de razonamiento clínico, de forma que el fisioterapeuta pueda determinar tanto el origen de dolor, como la alteración funcional que el mismo provocara y que será objeto posterior de su tratamiento”. Para Del Valle, “cualquier dolor desconocido para el paciente debería consultarse”.
Las medidas de prevención son sencillas. Según Del Valle, lo primero que se debe hacer es “eliminar los factores predisponentes, tanto intrínsecos como extrínsecos”. Calentar siempre antes de realizar una actividad física, hidratarse bien (antes, durante y después de los entrenamientos si éstos son intensos y especialmente en ambientes calurosos y evitar las sobrecargas son otros de los consejos del experto. También sería importante “solucionar desalineaciones articulares, acortamientos y desequilibrios musculares y, sobre todo, entrenar de acuerdo a las capacidades fisiológicas de cada deportista”.
¿Hielo sí o no?
Si el deportista ya tiene la lesión, Del Valle aconseja, entre otras medidas, aplicar hielo sobre la zona. “Con el hielo casi siempre acertamos para el tratamiento de las lesiones”, apunta. “Es un buen antiinflamatorio y analgésico local y por ello se debería utilizar en la mayoría de las lesiones”.
Según Martín “el uso de crioterapia hoy en día es origen de diversas corrientes de opinión y de investigación clínica”. Sus beneficios como elemento analgésico se oponen a sus desventajas en los procesos de reparación tisular del tejido colagénico”, señala, por lo que el miembro del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, desaconseja la aplicación autónoma de hielo y “consultar al fisioterapeuta sobre su indicación”.
En relación al uso de los contrastes frío-calor, ambos expertos coinciden: “Provocan una reactivación circulatoria”, señala Del Valle, lo que a veces “va bien en tendinopatías como las epicondilitis”, añade. Estos baños de contraste “tienen un efecto dilatador que sirve para aliviar la sobrecarga circulatoria en extremidades tras esfuerzos mantenidos”.
Sobre el uso de geles o cremas para aliviar el dolor y mejorar la lesión, Del Valle recuerda que “son analgésicos y antiinflamatorios locales”. El problema, expone, es que su nivel de absorción es pequeño.
“El fármaco tiene que atravesar muchas barreras para llegar a músculo, tendón, ligamento, etc. y muchas veces no lo consigue”. Su mecanismo de acción, informa, “es el mismo que si se toma el medicamento vía oral siempre que consiga penetrar y llegar al sitio adecuado”. Cuanto más tiempo esté en la piel, más tiempo de absorción tendrá, pero el problema es, según el experto, “que pueden evaporarse”. Por todo ello aconseja aplicarlo “varias veces a lo largo del día o tapar la crema con parches para que se estén absorbiendo durante más tiempo”. Cuidate Plus Miercoles, 05 de Septiembre de 2018 – 08:00
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