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¿Por qué comemos?
Juegos del hambre: ¿sabes por qué comes?
Aprender a escuchar las señales de tu cuerpo puede ser una de las formas más poderosas de controlar tu peso. Aquí te explicamos cómo hacerlo. Piensa en la última vez que comiste. ¿Tenías hambre? ¿Aburrido? ¿Satisfacer un antojo? Cuando intentas perder peso, prestar atención a cuándo comes, y por qué, puede ayudarte a reducir las calorías y controlar tu peso.
Sintoniza tu cuerpo. Come cuando tengas hambre; detente cuando estés lleno. Suena simple, ¿verdad? Pero los factores desencadenantes para comer están por todas partes, y a menudo no tienen nada que ver con el hambre: los dulces en el escritorio de un compañero de trabajo cuando estás estresado, o el letrero de comida rápida de colores brillantes. Desafortunadamente, ceder con frecuencia a señales como estas puede generar kilos de más. Aquí hay algunas estrategias para ser más consciente del “por qué”, el “cuándo” y el “cómo” de sus hábitos alimenticios y ganar control:
Desarrolle una rutina de alimentación que funcione para usted. A algunas personas les va bien con tres comidas al día, y otras prefieren comer refrigerios más frecuentes. Pero saltarse las comidas o dejarse sentir demasiado hambriento puede llevar a comer en exceso y a elegir mal los alimentos, e incluso puede hacer que su metabolismo se ralentice.
No ignores el hambre. La investigación sugiere que ser demasiado restrictivo con su comida también puede hacer que esté menos en sintonía con las señales internas de su cuerpo que lo ayudan a ajustar su alimentación durante el día, por ejemplo, comer menos en la cena si tiene un gran almuerzo. Escuche las señales de su cuerpo y coma una merienda o comida saludable antes de que su estómago gruñe.
Evita la comida rápida. No solo restaurantes; evite cualquier comida que coma mientras viaja o mientras se concentra en otra actividad. Cuando come bocadillos sin pensar mientras realiza múltiples tareas (conducir, mirar televisión o trabajar en su computadora), la investigación sugiere que es probable que coma más en esa comida y más tarde. En su lugar, tenga el hábito de sentarse a comer de un plato y elija alimentos que tarden más en comer, como una naranja entera en lugar de un vaso de jugo.
Llenarse con agua. El agua no es una bala mágica para perder peso. Pero beber entre bocados y comer frutas, verduras o sopas (todas las cuales contienen agua) aún puede ayudar a fomentar la sensación de saciedad y conducir a comer menos calorías totales.
Considera tu “por qué” Pregúntate si tienes hambre o si estás realmente enojado, solo o cansado. Cuando realmente manejas las emociones, experimenta con alternativas a la comida. Por ejemplo, llame a un amigo o salga a caminar. Antes de comer, acostúmbrate a calmar tu hambre. Piense en una escala del 1 al 10 donde 1 se muere de hambre y 10 se rellena. Intenta comer cuando estés en un “3” (algo hambriento, pero aún no muerto de hambre), y detente cuando estés en un “6” o un “7” (ligeramente lleno o satisfecho, pero no relleno de Acción de Gracias). Si realmente tiene hambre entre comidas o refrigerios planificados, busque algo alto en densidad nutricional y baja en calorías, como frutas o verduras para mantener a raya el hambre.
Disfruta tu comida. Uno de los hábitos alimenticios más saludables que puede aprender es simplemente disfrutar de la experiencia de comer. En lugar de concentrarse en contar calorías o prohibir ciertos alimentos, intente apagar el televisor y guardar su teléfono mientras reposta. Disfruta el aroma y prueba cada bocado. Masticar bien. Deja el tenedor entre bocados y disfruta de la compañía de tus compañeros de comedor. Y antes de alcanzar por unos segundos, verifique con su hambre.
El uso de estas prácticas simples de atención plena puede ayudarlo a equilibrar su dieta y comer bien no solo hoy, sino de por vida. Clínica Mayo 22-05-201
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