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¿Por qué un té caliente refresca más que una cerveza fría?
¿Por qué un té caliente refresca más que una cerveza fría cuando aprieta el calor?
Las bebidas calientes provocan que el cuerpo trate de volver al equilibrio, provocando sudoración para disipar calor
Por Gema García Marcos, publicado en El Mundo el 19 julio 2024 – 02:07
El combate contra las altas temperaturas está plagado de trucos, falsas creencias y verdades como puños (aunque pudiera parecer lo contrario). Aquí van un puñado. Aprieta el calor y, a falta de aire acondicionado, tiramos de repertorio de trucos para intentar combatirlo con mayor o menor fortuna. Pero, ¿cuánto hay de verdad y cuánto de leyenda urbana?
¿QUÉ ES MEJOR: TOMAR BEBIDAS CALIENTES O FRÍAS?
«Si la bebida está fresca (15-17ºC) es más apetecible e incita a beber. Esto es fundamental en el deporte y en poblaciones vulnerables como ancianos y niños. Las bebidas calientes, por su parte, provocan que el cuerpo trate de volver al equilibrio, provocando sudoración para disipar calor. Esta es la razón de su uso en algunas culturas», relata Latorre Rodríguez.
En este último aspecto incide Pouramini:«Las bebidas calientes, al entrar en contacto con la lengua y la garganta, hacen que los sensores del cuerpo reaccionen y, como consecuencia, estimulen la sudoración. Asimismo, esto provoca que el sudor se evapore y que el cuerpo se enfríe«.
La especialista en nutrición María Amaro añade que «las bebidas frías nos proporcionan una sensación refrescante inmediata, pero, si las tomamos en gran cantidad, el organismo tiene que emplearse a fondo para hacer frente a esa bajada brusca de temperatura para equilibrarla hasta llegar a esos 37 grados habituales. Esto supone un gasto energético con el que conseguimos el efecto opuesto al que pretendíamos porque, en lugar de refrescarnos, nos acaloramos»
¿SIENTA PEOR EL ALCOHOL CUANDO APRIETA EL CALOR?
Una cerveza helada, un tinto de verano… El verano es una época en la que se abusa de las bebidas alcohólicas. Pero en este apartado, no hay resquicio para la duda: «El alcohol siempre es malo porque puede interferir en nuestro juicio pero, además, puede incrementar y empeorar los síntomas de un golpe de calor», advierte Ata Pouramini.
Para la especialista en nutrición María Amaro, «el alcohol nunca es una buena compañía pero en verano, cuando aprieta el calor, menos todavía. Al ser diurético, puede hacer que nos deshidratemos. Así que tenemos que tener mucho cuidado con beberlo».
En este mismo aspecto incide Latorre Rodríguez: «Beber alcohol en esta época del año es un error demasiado común. ¿Por qué? El organismo ya está sacrificando demasiados recursos hídricos en el sudor y la respiración para refrigerarnos y el alcohol no hace más que empeorar la deshidratación».
¿AYUDAN A ‘LEVANTAR EL ÁNIMO’ LOS REFRESCOS CON AZÚCAR?
Es otra de las viejas creencias repetidas de padres a hijos hasta la actualidad. Pero la realidad apunta a a todo lo contrario, según apunta el profesor colaborador de la UOC, José Antonio Latorre Rodríguez: «Sucede algo parecido que con el alcohol. Concentraciones elevadas de azúcares favorecen la deshidratación, ya que la forma de eliminar el exceso es ligarlo al agua corporal».
Para Ata Pouramini, no importa que llueva, nieve o nos enfrentemos a una ola de calor, «en mi opinión, siempre hay que evitar los refrescos azucarados«.
¿ES MALO TOMAR BEBIDAS CON CAFEÍNA?
Para Pouramini, si es un día muy caluroso o vamos a practicar algún ejercicio de mucha intensidad, hay que evitarlas porque incrementarán nuestra temperatura corporal y eso, obviamente, no interesa».
Amaro, por su parte, aconseja «evitarlas porque producen retención de líquidos«.
«La cafeína es otro soluto que provoca deshidratación, lo que se une a los efectos producidos sobre el sistema nervioso», añade Latorre Rodríguez.
¿CÓMO Y QUÉ DEBERÍAMOS COMER?
«Aquí volvemos a confiar en el sentido común, lo que nos pida el cuerpo, pero sin excesos ni hincharse sin control», dice Pouramini.
Amaro, por su parte, aconseja «elegir alimentos que tengan gran cantidad de agua, porque lo más peligroso del verano es deshidratarse. La sandía (con un 95% de agua) y melón (con 85%) son ideales, porque nutren, sacian e hidratan. Las legumbres podemos tomarlas en ensaladas con huevo, pollo, atún, etc)».
Latorre Rodríguez apunta la importancia de que «las preparaciones sean ligeras en cantidad y en contenido graso, ya que el vaciado gástrico se enlentece».
¿SIENTAN PEOR LAS COMIDAS CALIENTES?
«Para gustos, los colores. Por eso, al final, hay que ser realista y comer lo que a uno le apetezca, ya sean platos fríos o calientes, aunque es cierto que, en pleno verano, optamos más por los primeros», dice Pouramini.
«En general -agrega Latorre Rodríguez- los alimentos y las bebidas muy frías o calientes hacen variar la velocidad de tránsito por el tubo digestivo. Esto explica la sensación de pesadez y sofoco en algunos casos».
¿PUEDEN SER PERJUDICIALES LAS BARBACOAS?
«Para el pobre cocinero, sí. Para el resto de invitados, no. Lo mejor hacer turnos y colaborar todos en preparar una buena barbacoa», bromea Pouramini.
Para la nutricionista María Amaro, «parrilla, sol y alcohol forman una combinación muy típica del verano y también un poco arriesgada. En las barbacoas, nos enfrentamos a un calor excesivo exterior, propio de la forma en la que se cocina, e interior, porque, cuando hacemos una comida copiosa, generamos un mayor calor corporal para digerirla. ¿Mi recomendación? Incluir verduras y picante que, al aumentar la sudoración, ayuda a equilibrar la temperatura».
El profesor de la UOC Latorre Rodríguez también señala que «hacemos trabajar al cuerpo para conseguir su temperatura ideal, tanto por la ingesta muy caliente, como por el calor irradiado en el cocinado. Otro riesgo importante es la cocción excesiva».
TRAS COMER, ¿ES MALO TIRARSE DE GOLPE A LA PISCINA?
«Sí. En este caso, también nos convendría seguir más los consejos de las abuelas, porque ellas siempre tienen razón -asegura Ata Pouramini-. Aquí, como en todo, debería de imponerse el sentido común y meternos en el agua despacio, sobre todo, si hay cambios bruscos de temperatura»
El profesor José Antonio Latorre Rodríguez comparte su punto de vista: «En condiciones de calor, los vasos están más superficiales. Esta conducta implica que debamos enfrentarnos a los cambios de temperatura de forma más progresiva, tal y como comentábamos con el cuero cabelludo, reduciendo, de esta forma, el riesgo de hidrocución (shock termodiferencial)».
¿QUÉ ES MEJOR: DARSE DUCHAS FRÍAS O TEMPLADAS?
«El cuerpo -señala el profesor Latorre Rodríguez- tiende al equilibrio. La ducha fría refrigera mientras nos la damos. Tras ella, la sensación de calor será más elevada y volveremos a sudar. La templada, en cambio, no refrigera en el momento, sino después, cuando la sensación de calor es menor que la que teníamos bajo el agua».
Pouramini, por su parte, afirma que «no hace falta ducharse para bajar la temperatura, basta con mojarnos las palmas de las manos, las plantas de los pies y las mejillas con agua templada. Estas tres zonas tienen la piel glabra (desprovista de pelos y glándulas) y lo que se conoce como la anastomosis arteriovenosa, pequeños vasos sanguíneos que conectan directamente una arteriola con una vénula sin que la sangre pase a través de los vasos capilares. Su función principal es transportar el calor o el frío al ‘core’ del cuerpo. Así que cuando tenemos calor podemos refrescarnos mojando sólo estas zonas con agua templada y cuando tenemos frío, taparlas».
¿NOS AFECTA EL CALOR A TODOS POR IGUAL?
«En teoría, la pigmentación oscura absorbería más calor, pero también más radiación solar sin producir daños. Los fototipos más claros, en cambios, son evolutivamente derivados de climas fríos y, por lo tanto, con menos horas de exposición a los rayos del sol. Estos individuos presentan adaptaciones más dirigidas a evitar la disipación de calor que a facilitarla», apunta el profesor colaborador de la UOC, José Antonio Latorre Rodríguez.
El quiropráctico Ata Pouramini, por su parte, señala que «obviamente, las altas de temperaturas no nos afectan de la misma manera a todos. Cada persona tiene sus peculiaridades y una genética diferente. También, hay muchos factores físicos que resultan determinantes más allá de los obvios, como el color de pelo o el tono de la piel».
¿CÓMO DEBEMOS VESTIRNOS?
Ata Pouramini aconseja vestirse «con tejidos naturales, y no demasiado apretados«. También optar siempre que podamos por «colores claros y, aunque pueda resultar extraño, cuanto más tapados vayamos, mejor».
Una indicación que también secunda el profesor Latorre Rodríguez, «en principio se recomiendan los tejidos naturales que protegen mejor de la radiación, y que la ropa sea holgada para facilitar la disipación de calor por convección». No obstante, apunta, «hoy en día hay ropa deportiva muy bien diseñada para facilitar la transpiración y la disipación del calor corporal durante la práctica de ejercicio físico».
¿ES ACONSEJABLE CUBRIRSE LA CABEZA?
«Sí, siempre tenemos que proteger bien la cabeza del sol. Así, no sólo estaremos más frescos sino que, además, podremos prevenir posibles quemaduras», apunta Pouramini.
El profesor Latorre Rodríguez también incide en la importancia de prestar una atención especial a esta parte de nuestra anatomía a la hora de tratar de combatir los efectos del calor en verano: «Así es. El cuero cabelludo está muy irrigado y de manera muy superficial. Por esta razón, el calor que alcance la sangre en esta zona será transportado con ella hacia otras regiones corporales de forma inmediata».
«Por supuesto, porque bebiendo agua solamente no nos vamos a hidratar al 100 %. Lo mejor es suplementar con un litro de suero oral, algo que recomiendo a mis pacientes en días de mucho calor», afirma Pouramini.
Para el profesor Latorre Rodríguez, en cambio, «para la población general no son necesarias». Sin embargo, prosigue, «son obligatorias para la práctica deportiva en condiciones de calor y su uso se debe planificar en función de la duración y de la intensidad del ejercicio que se va a realizar».
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