.Actividad Física
Promocionar la bicicleta
¡Copenhaguízate!, el triunfo de la bici inspira a Europa
¿Por qué no hay más ciudades como Copenhague? ¿Por qué persiste el temor ancestral a quitarle espacio al coche? ¿Por qué no dar prioridad a los peatones y a los ciclistas, y contribuir de paso a crear espacios urbanos más vivibles, más sostenibles, más saludables?.
A todas estas preguntas lleva respondiendo hace más de una década Mikael Colville-Andersen, artífice de Copenhagenize, un proyecto que ha cuajado en un libro y en una empresa social, con la manifiesta intención de viralizar el modelo danés: los habitantes de la capital pedalean cada día 1.340.000 kilómetros, suficientes para dar 31 vueltas a la Tierra.
Las mujeres llevan la delantera: no hay más que comprobarlo en hora punta y en cualquier semáforo. Así fue como empezó a dar vueltas la idea en la mente de Colville-Andersen, haciendo fotos de ciclistas urbanas en el blog Cycle Chic, replicado en más de 200 ciudades del mundo.
«Todo esto ocurría en el 2007, cuando ver a una mujer o un hombre bien vestidos y en bicicleta era poco menos que una rareza. Mi objetivo era demostrar que no había que vestirse de licra y lanzarse como un kamikaze para avanzar entre coches. Copenhague y Amsterdam llevaban tiempo marcando el camino: la bicicleta no es solo el método de transporte más chic, sino el más limpio, el más económico y el más saludable», argumenta.
«¡Copenhaguízate!» es la consigna que lanza ahora Colville-Anderson en su nueva empresa. «Predica con el ejemplo, pero no intentes convencer a la gente de que suba a la bici para salvar el planeta. Hazles ver que es el sistema más efectivo y el que más beneficios reporta a su salud y a su bolsillo. Así es como se avanzó en Copenhague: las batallas ecologistas quedaron atrás, lo que ahora priman son los datos. Cada kilómetro en bici le supone un ahorro de 24 céntimos a la economía local y de un euro en gastos de salud».
Más datos: el 62% de los vecinos de Copenhague pedalean de casa al trabajo, como lo hacen también el 63% de los diputados. Nueve de cada 10 daneses tiene bici, frente a cuatro de cada 10 con coche. Más de 268 millones de euros se destinaron en los últimos cinco años a 338 proyectos de bicicleta, incluidos los nuevos puentes como el Cykelslangen o el Inderhavnsbroen, que han catapultado la movilidad urbana a otra dimensión.
«Madrid sigue siendo un auténtico agujero negro en Europa. Sevilla, que saltó del 0% al 7% de uso de la bicicleta en tiempo récord, no ha seguido avanzando como era de esperar. Hasta Barcelona, que llevó la delantera, ha cometido errores como meter la bici por los bulevares quitando espacio al peatón», relata.
Barcelona es una de las ciudades que asesora Copenhaguenize, que ha extendido sus redes no sólo por Europa (París, Estrasburgo, Burdeos) sino por EEUU (Detroit, Long Beach) o Canadá (Toronto). «La bicicleta ha dejado de ser un elemento ornamental y se está convirtiendo en la solución a los problemas que aquejan a las ciudades», sostiene el autor de Copenhagenize, rompiendo una lanza por el urbanismo de «dimensión humana» que preconiza el arquitecto danés Jan Gehl, autor de Ciudades para la gente.
Las ideas de Gehl (82 años) fueron decisivas para que Copenhague pisara el freno a tiempo y evitara seguir el paso a las grandes ciudades americanas y europeas, donde se impuso la tiranía del coche. Gehl reclama la ciudad «viva, segura, sostenible y saludable», con la reinvención de los espacios públicos y el impulso de una «movilidad activa» (a pie o en bicicleta) y del transporte público.
El cierre al tráfico de Stroget, el proyecto pionero de las amplias zonas peatonales en Europa, marcó un hito en los años 60. Muchas ciudades se han quedado ahí, pero Gehl destaca cómo Copenhague ha seguido avanzando, «levantando barreras al coche, poniéndoselo fácil a los ciclistas e invitando a caminar por la ciudad».
Papeleras inclinadas para que los ciclistas encesten sobre la marcha. Barandillaspara poder apoyarse en los semáforos. Aparcamientos para las bicis de carga familiares. El paisaje urbano de Copenhague se ha ido adaptando a eso que Meik Wiking llama «la felicidad de las pequeñas cosas», simbolizada a escala urbana por las dos ruedas.
«El uso extendido de la bicicleta es la principal razón por la que Copenhague puntúa siempre tan alto en las clasificaciones de bienestar urbano», sostiene Wiking, que pedalea casi todos los días desde su casa al espacio de coworkingdonde tiene su sede el Instituto de Investigación de la Felicidad, junto a uno de los lagos que bordean Norrebro. «La ciudad tiene una merecida fama por cuidar los detalles, y eso es algo que la gente espera de los políticos locales. En otras ciudades falta imaginación y coraje, y sobran excusas como decir: tenemos muchas cuestas o hace demasiado frío o demasiado calor para ir en bici».
Meik Wiking se ha convertido en algo así como embajador mundial del hygge y del lykke, los dos conceptos vinculados con el bienestar a la urbe danesa. «Cuidar el detalle y crear ambientes agradables es algo que forma parte de nuestro ADN», apunta Wiking. «Copenhague ha llegado a este punto porque detrás hay un diseño de vida urbana que ha sido abrazado por la mayoría. La bici nos iguala a todos. Y la auténtica smart city es la ciudad social, con espacios para la mayor interacción posible entre la gente. Si a todo esto le añadimos los mini-parques urbanos, los tejados verdes y la meta de ser neutral en carbono en el 2025, tenemos ya el cuadro completo».CARLOS FRESNEDA El Munso. 4 JUL. 2018
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