.Enfermedades relacionadas con la Obesidad
Reducir las infecciones no es difícil… si se sabe cómo
Reducir las infecciones no es difícil… si se sabe cómo
Lavado de manos, desinfección de la piel, higienización de los catéteres… No son medidas complejas, y han cambiado el curso de la historia.
Por Rosalía Sierra publicado en Diario Médico el Mar, 04/02/2025 – 08:00
Ya en 1999 el Instituto de Medicina de Estados Unidos dejó claro que, como decía el título de la célebre publicación, errar es humano. Pero en un ámbito como el sanitario esos errores pueden tener consecuencias fatales: en el libro quedaba claro que entre 44.000 y 98.000 personas morían al año en Estados Unidos por errores médicos, cifras muy superiores a las muertes causadas por el alzhéimer, las drogas o los accidentes de tráfico. Pero lo escandaloso no eran las cifras, sino el hecho de que una gran mayoría de esos errores -y otros también graves aunque no terminaran en exitus- eran evitables. Y para hacerlo, además, no era necesario complicarse demasiado la vida.
Así lo demostró, diez años después, el que dio origen a una serie de proyectos impulsados por la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc) y su homóloga de enfermería (Seeiuc), que buscaban reducir todo lo posible las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria en las UCI españolas o, lo que es lo mismo, hacer que tendieran a cero.
El primero de estos proyectos, que ha cumplido 15 años, fue Bacteriemia Zero. Según explica su coordinador, Xavier Nuvials, jefe de sección de Medicina Intensiva del Hospital Universitario Vall d’Hebron, de Barcelona, “a pesar de tener consolidada la vigilancia de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria en UCI y de disponer de protocolos y recomendaciones destinadas a reducir las infecciones, las tasas de bacteriemia primaria no habían descendido a lo largo del tiempo”.
Así, durante el periodo 2000-2006, teniendo en cuenta los datos del registro Envin -en el que la Semicyuc recogía desde mediados de los 90 la presencia de infecciones en las UCI, entre otros parámetros-, “la densidad de incidencia de bacteriemia primaria oscilaba entre 5,04 y 7,94 episodios por cada 1.000 días de dispositivo”.
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Según relata Nuvials, el proyecto Bacteriemia Zero surgió a partir de la experiencia publicada por Peter Pronovost en Baltimore el año 2006, en la que demostraron que “una intervención que combinaba un paquete de medidas basadas en la evidencia científica y la implementación de un programa de seguridad integral en las UCI reducía de forma significativa la tasa de bacteriemia primaria”.
En 2007 se realizó en España un estudio piloto aplicando la misma intervención adaptada a las características del Sistema Nacional de Salud. Los resultados fueron claros: las UCI participantes en las que se implementó el programa “obtuvieron una disminución significativa de las tasas de bacteriemia”. Esta experiencia motivó el inicio y desarrollo del proyecto Bacteriemia Zero a nivel nacional durante los años 2009 y 2010.
Rápida mejora
En el proyecto inicial el objetivo principal era reducir la tasa de bacteriemia primaria a menos de 4 episodios por cada mil días de dispositivo, “que en ese momento significaba una reducción del 40% respecto la tasa media de los 5 años anteriores”, explica Nuvials.
Como objetivos secundarios, vinculados con la implantación del programa de seguridad integral, estaba la promoción de la cultura de seguridad en las UCI y la creación de una red de unidades que aplicaran prácticas seguras de efectividad demostrada.
Comenzaron a ponerse en marcha en las unidades participantes las medidas establecidas en el programa, y los resultados no tardaron en llegar: “Alcanzaron el objetivo primario y consolidaron estos resultados a lo largo del tiempo, de forma que en el año 2017 se decidió modificarlo y establecerlo en menos de 3 episodios de bacteriemia primaria por mil días de dispositivo”.
Las seis medidas básicas
- Higiene de manos adecuada.
- Desinfección de la piel con clorhexidina.
- Máximas barreras de protección,
- Preferencia de localización subclavia.
- Retirada de CVC no necesarios.
- Mantenimiento higiénico del catéter .
Así, las unidades que han permanecido adheridas al proyecto consolidaron las tasas de bacteriemia por debajo del objetivo establecido. Sin embargo, “esta tendencia se vio alterada durante la pandemia causada por el virus del SARS-CoV-2, donde las cifras de bacteriemia repuntaron a niveles similares o superiores a los que teníamos previos a la implementación del programa Bacteriemia Zero”.
Paradójicamente, a juicio de Nuvials “este incremento, y la posterior reducción de las tasas al recuperar la normalidad y reactivar los programas de intervención, constituyen en mi opinión un sólido argumento de su utilidad”.
Evolución de la densidad de incidencia de las bacteriemias en UCI. Gráfico: DINA SÁNCHEZ
En cuanto a la tipología de hospitales participantes, el 88% son docentes, tres cuartas partes son hospitales universitarios y el 83% son hospitales de gestión de gestión pública.
La velocidad a la que se redujo la tasa de bacteriemia al inicio del proyecto y tras la pandemia muestran que solo es cuestión de hacer algunas modificaciones en la forma de trabajar. Por ejemplo, este proyecto “ha transformado el rol de las enfermeras en las UCI, consolidándolas como líderes clave en la prevención de infecciones relacionadas con catéteres venosos centrales (CVC)”, según Rosa García Díez, responsable de Bacteriemia Zero en la Seeiuc junto con Mónica Vázquez Calatayud.
En este sentido, esta última afirma que “a través de este proyecto se ha reconocido la capacidad de las enfermeras para tomar decisiones críticas en todas las fases del manejo del CVC, otorgándoles la autoridad necesaria para intervenir de manera efectiva”.
Así, las enfermeras han adoptado un enfoque estructurado y basado en la evidencia, “implementando medidas rigurosas en su rutina diaria, como la higiene de manos estricta, el uso de barreras máximas de esterilidad y la desinfección adecuada de la piel”. Su rol no se limita solo a la inserción y manipulación de los CVC, sino que también abarca la monitorización constante de las prácticas clínicas.
En este contexto, juegan un papel crucial en la formación del personal, la evaluación continua de la seguridad y la implementación de medidas preventivas. Del mismo modo, explica García Díez, “lideran la identificación de errores en la manipulación de CVC y participan activamente en rondas de seguridad, auditorías internas y en la evaluación del cumplimiento de los protocolos establecidos”.
Trabajo en equipo
Pero no es solo cuestión de lo que hagan médicos y enfermeras, sino que “el proyecto Bacteriemia Zero también ha fortalecido el trabajo en equipo dentro de la UCI, promoviendo un enfoque multidisciplinar. Las enfermeras trabajan estrechamente con médicos y otros profesionales para establecer objetivos diarios centrados en la seguridad del paciente”.
Coinciden ambas enfermeras en que las medidas implantadas no son ni complejas ni costosas, aunque la aparentemente más sencilla, la higiene de manos, “sigue siendo una de las prácticas con mayor índice de incumplimiento en los entornos hospitalarios, lo que continúa representando un factor crítico en la transmisión de infecciones”, afirma Mónica Vázquez.
Lo difícil, coinciden, es mantener esos cambios en el tiempo, es decir, “asegurar que las prácticas establecidas se mantengan sostenibles a largo plazo, con un enfoque claro en reforzar la adherencia a las medidas preventivas obligatorias”.
Pero no es el único reto. Según Nuvials, “la implementación de los programas de seguridad requiere del soporte institucional y de los recursos que podamos destinar a ellos”.
En este sentido, considera que “es necesario seguir trabajando en un futuro para poder disponer de estos recursos en todos los niveles del programa”. Asimismo considera “especialmente importante que avancemos hacia una progresiva automatización en el registro de los datos de vigilancia que permiten monitorizar el impacto de los programas”.
García Díez, por su parte, señala como áreas de mejora “la evaluación continua de las prácticas clínicas, implantando herramientas de autoevaluación periódica, auditorías internas y el uso de objetivos diarios para mejorar la fiabilidad de la atención“.
Para Vázquez es asimismo fundamental “mantener una educación y sensibilización constante del personal sanitario, sobre todo en unidades con alta rotación de profesionales, y promover una comunicación abierta sobre problemas de seguridad y fomentar una vigilancia epidemiológica activa permitirá adaptar las medidas preventivas a las necesidades cambiantes de los pacientes y las UCI”.
Último registro
Este año -el corte del proyecto es de 18 meses- se han producido 1.493 bacterianas primarias, que son las de origen conocido; 712 de ellas estaban relacionadas con catéter y novecientas once relacionadas secundarias a otros focos.
Esto, según explicó el propio Nuvials en una jornada de presentación de resultados organizada en el Ministerio de Sanidad, “nos da unas tasas de 2,27 para la bacterimia primaria y 1,08 para la relacionada con catéter”. “Estas cifras significan que estamos ya en valores de tasas parecidos a los de que teníamos en la época prepandémica, algo por lo que nos hemos de felicitar”. Además, prácticamente la totalidad de los participantes -exceptuando algunos hospitales de muy alta complejidad- se encuentran por debajo del umbral definido como de calidad.
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