.Seguridad alimentaria
Seguridad en el microondas doméstico
El microondas doméstico, un nuevo entorno extremo conquistado por los microbios
El microbioma resistente a la radiación dentro de los microondas podría tener aplicaciones biotecnológicas.
Por Raquel Serrano Diario Médico Mié, 14/08/2024 –
A principios de esta semana, un estudio publicado en Thorax indicaba la relación entre las encimeras de piedra artificial y una forma grave de silicosis detectada notificada entre personas de Reino Unido. Los médicos incluso estudiaban recomendar la prohibición de su uso. Esta piedra artificial, las de cuarzo con alto contenido en sílice, en comparación con el mármol o el granito, se usan desde hace de 20 años en la fabricación de encimeras de cocina.
Ahora, otro trabajo, el publicado en Frontiers in Microbiology, alerta de otro potencial peligro en las cocinas de nuestras casas: la presencia de microbios en el microondas. Visto de esta forma, nuestras cocinas se nos antojarían ‘espacios de alto riesgo’. Sin embargo, simples medidas pueden evitar la presencia del bacterioma propio de los microondas, según los autores del trabajo, del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio), de la Universidad de Valencia-CSIC, y de la Darwin Bioprospecting Excellence SL, también en Valencia.
Desde la revolución industrial, los microbios han colonizado con éxito un nuevos tipos de hábitat: desde los de los derrames de petróleo en el mar, el plástico flotando en los océanos, zonas industriales abandonadas hasta incluso el interior de la Estación Espacial Internacional, por ejemplo. Los espacios domésticos no podían ser menos. Los hornos microondas se han convertido en una parte esencial de la cocina moderna, pero su potencial como reservorio para la colonización bacteriana y la composición microbiana dentro de ellos permanecen en gran parte inexplorados, se señala en el artículo, pero que albergan una comunidad especializada de microbios altamente adaptados.
Aplicaciones biotecnológicas
Los investigadores consideran que estas observaciones no solo son importantes desde la perspectiva de la higiene, sino que también podrían inspirar «aplicaciones biotecnológicas, si las cepas encontradas dentro de los microondas se pueden utilizar en procesos industriales que requieren bacterias especialmente resistentes».
En este estudio, se han analizado -con técnicas de secuenciación y cultivo de próxima generación de 101 cepas en cinco medios diferentes-, las comunidades bacterianas en hornos microondas, estableciendo una comparación entre la composición microbiana de los microondas domésticos, los microondas utilizados en grandes espacios compartidos y los microondas de laboratorio.
Los resultados revelan que «los microondas domésticos tienen un microbioma más ‘antropizado’, similar a las superficies de la cocina, mientras que los microondas de laboratorio albergan bacterias más resistentes a la radiación», indica Daniel Torrent, investigador de la ‘start-up’ Darwin Bioprospecting Excellence SL en Paterna, Valencia, y uno de los autores del estudio que también ha contado con la participación de Manel Porcar, responsable de la compañía e investigador de la Universidad de Valencia cuyo grupo ya analizó en 2015 los microbios que ‘vivía’ en unos conocidas cafeteras de cápsulas, según publicó en Scientific Reports.
La metodología se basó en la toma de muestras de microbios del interior de 30 microondas: 10 de cocinas de hogares individuales, otros 10 de espacios domésticos compartidos -centros corporativos, institutos científicos y cafeterías-, y 10 de laboratorios de biología molecular y microbiología para explorar las complejidades del microbioma de las microondas, con especial atención a la identificación de variaciones basadas en patrones de uso.
El objetivo del muestreo era determinar si los microondas albergan un microbioma distinto, moldeado por la exposición prolongada a la radiación de microondas, o si sus comunidades bacterianas están influenciadas por las interacciones con los alimentos y los hábitos de los usuarios.
Un microbioma biodiverso en casa
En total, el análisis encontró 747 géneros diferentes dentro de 25 filos bacterianos. Los filos encontrados con mayor frecuencia fueron Firmicutes, Actinobacteria y, especialmente, Proteobacteria.
Han descubierto además que la composición de la comunidad microbiana típica se superponía parcialmente entre los microondas domésticos compartidos y los microondas domésticos de una sola casa, mientras que los microondas de laboratorio eran bastante diferentes. La diversidad era menor en los microondas de una sola casa y mayor en los de laboratorio.
Los miembros de los géneros Acinetobacter, Bhargavaea, Brevibacterium, Brevundimonas, Dermacoccus, Klebsiella, Pantoea, Pseudoxanthomonas y Rhizobium se encontraron solo en microondas domésticos, mientras que Arthrobacter, Enterobacter, Janibacter, Methylobacterium, Neobacillus, Nocardioides, Novosphingobium, Paenibacillus, Peribacillus, Planococcus, Rothia, Sporosarcina y Terribacillus se encontraron solo en microondas domésticos compartidos.
Las bacterias Nonomuraea se aislaron exclusivamente de microondas de laboratorio. Allí también fueron comunes Delftia, Micrococcus, Deinocococcus y un género no identificado del filo Cyanobacteria, que se encontraron en frecuencias significativamente mayores que en los microondas domésticos.
Los autores también compararon la diversidad observada con la de los hábitats especializados que se describen en la literatura. Como era de esperar, el microbioma de los aparatos de microondas se parecía al que se encuentra en las superficies de cocina típicas.
«Algunas especies de géneros presentes en los microondas domésticos, como Klebsiella, Enterococcus y Aeromonas, pueden suponer un riesgo para la salud humana. Sin embargo, es importante destacar que la población microbiana presente en los microondas no presenta un riesgo único o mayor en comparación con otras superficies comunes de la cocina», subraya Torrent.
Se han encontrado también similitudes con el microbioma en un hábitat industrial, como el de los paneles solares. Los autores sugieren que el choque térmico constante, la radiación electromagnética y la desecación en entornos tan altamente irradiados han seleccionado repetidamente microbios altamente resistentes, de la misma manera que sucede en los microondas.
Torrent señala que «tanto para el público en general como para el personal de laboratorio, recomendamos desinfectar periódicamente los microondas con una solución de lejía diluida o un desinfectante en aerosol disponible comercialmente. Además, es importante limpiar las superficies interiores con un paño húmedo después de cada uso para eliminar cualquier residuo y limpiar los derrames de inmediato para evitar el crecimiento de bacteria».
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