.Enfermedades relacionadas con la Obesidad
Solo el 24% de pacientes de muy alto riesgo cardiovascular tiene controlado el colesterol
Solo el 24% de pacientes de muy alto riesgo cardiovascular tienen bien controlado el colesterol
Inercia terapéutica, falta de adherencia a los tratamientos y la excesiva burocracia al prescribir los fármacos son algunos de los factores que están detrás de esta cifra.
Covadonga Díaz, Diario Médico Jue, 31/10/2024 – 16:42
Las cifran son contundentes. Solo un 24% de los pacientes de muy alto riesgo cardiovascular tienen bien controlado el colesterol. Inercia terapéutica, optimismo no justificado sobre consecución de objetivos y percepción errónea de los médicos sobre sus datos, falta de adherencia a los tratamientos y barreras administrativas para pautar algunos fármacos son los motivos principales que explican esta preocupante situación.
Son algunos de los mensajes destacados por Juan Cosín, jefe del Servicio de Cardiología en el Hospital Arnau de Vilanova, de Valencia, director de la Agencia de Investigación de la Sociedad Española de Cardiología y profesor asociado de la Universidad CEU-Cardenal Herrera, en el transcurso de un simposio titulado Nuevas estrategias en el abordaje de la EVA, moderado por José Luis Zamorano, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, organizado por Daiichi Sankyo y celebrado en el marco del 24 Congreso de la Sociedad Española de Cardiología, celebrado en Bilbao. En el simposio también participaron Raquel Campuzano, del Hospital de Alcorcón, y Román Freixa, del Complejo Hospitalario Moisès Broggi, Sant Joan Despí, en Hospitalet de Llobregat.
El abordaje de la enfermedad vascular ateroesclerótica (EVA) debe ser holístico, lo que supone tener en cuenta todos los factores de riesgo. No obstante, «si tuviéramos que elegir solo uno relacionado con riesgo de enfermedad coronaria, angina inestable o infarto agudo de miocardio los cardiólogos señalamos la hipercolesterolemia como factor principal. Nos preocupan todos, pero si tenemos que quedarnos con uno solo ese es el colesterol LDL», ha destacado Cosín.
Escaso control incluso en el grupo que más preocupa
Por ello sorprende que según datos de un estudio reciente realizado con la participación de más de 4.000 pacientes de muy alto riesgo cardiovascular, solo en el 24% de los casos el colesterol es un factor bien controlado «y ello a pesar de que estamos hablando de pacientes que ya han sufrido un infarto de miocardio o un ictus, es decir, que pertenecen al grupo que más nos preocupa y en el que somos más exigentes en los objetivos de control».
Juan Cosín explica que detrás de este preocupante dato están factores que tienen que ver con los profesionales sanitarios, con los propios pacientes y con el funcionamiento del sistema en general, en concreto, con pautas decididas por la autoridad sanitaria.
En lo que a los médicos se refiere, Cosín destaca el excesivo optimismo y la percepción errónea con respecto a la consecución de sus objetivos de control. «Cuando les preguntamos sobre cuántos de sus pacientes están bien controlados los médicos responden que un 64%, es decir, unas dos terceras partes pero cuando revisamos la historias clínicas de sus pacientes encontramos que solo en el 31% de los casos el colesterol está bien controlado, es decir, que no llegan a una tercera parte del total».
La consecuencia es que «si pensamos que lo estamos haciendo mejor de lo que realmente sucede tenemos poco estímulo para mejorar y esto es un problema».
Inercia terapéutica
Otro factor que explica el escaso cumplimiento de objetivos es la inercia terapéutica, lo que se manifiesta en que «no optimizamos los tratamientos», indica Cosín. Y es que solo en uno de cada tres casos «se optimiza el tratamiento hipolipemiante».
En lo que a los pacientes se refiere uno de los factores que explica la baja cifra de cumplimiento de objetivos de control es la falta de adherencia a los tratamientos. Así, solo el 40% de los pacientes continúa tomando el tratamiento hipolipemiante a los 9 meses tras haber sufrido un infarto agudo de miocardio, según un estudio llevado a cabo en la Comunidad Valenciana.
Y un tercer factor que explica esta situación es la excesiva burocracia y las barreras que establecen algunas comunidades autónomas a la hora de prescribir alguno de los fármacos hipolipemiantes disponibles. «Por ello, entendemos que es necesario simplificar el acceso a los tratamientos».
Ante este panorama los cardiólogos destacan la importancia de mejorar el abordaje de la EVA, para el que cuentan desde hace unos años con nuevos tratamientos.
Acción del ácido bempedoico
Uno de los nuevos fármacos disponibles y que está financiado desde que se ha probado su utilidad para reducir el riesgo de eventos cardiovasculares es el ácido bempedoico, una molécula que «actúa un paso por encima de las estatinas, inhibiendo la síntesis de LDL colesterol».
Uno de los elementos diferenciadores de este fármaco es que la enzima sobre la que actúa no está en el músculo esquelético, con lo que se evita uno de los efectos adversos principales de las estatinas como son las mialgias. «Es un profármaco que se convierte en metabolito a nivel hepático pero no muscular».
Y los datos sobre su eficacia indican que reduce el LDL hasta en un 28% en monoterapia y hasta en un 38% asociado a ezetimiba, según se desprende del estudio CLEAR Outcomes, un gran ensayo clínico que incluyó un total de 13.970 pacientes.
El objetivo principal del estudio era observar el efecto sobre un combinado de muerte CV, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y revascularización coronaria. Este objetivo principal se redujo con la administración del fármaco en un 13%.
Disminuye el riesgo de infarto un 25%
Además, otro de los datos más relevantes es que reduce el riesgo de infarto agudo de miocardio en un 25% y el de revascularización en un 20%.
Así, con el ácido bempedoico se consigue un efecto similar sobre el LDL al de las estatinas pero sin los problemas musculares asociados a éstas que aparecen en algunos pacientes. Y es que por cada 39 mg/dl conseguidos de reducción del LDL disminuye un 23% el riesgo de infarto agudo de miocardio, de ictus y de muerte de origen cardiovascular.
Hasta ahora el abordaje de la hipercolesterolemia ha sido escalonado en lo que a prescripción de los fármacos disponibles se refiere pero la tendencia está siendo a «utilizar algunos fármacos desde el principio porque vemos que cuanto más bajamos el colesterol y cuanto antes lo hacemos más conseguimos disminuir el riesgo cardiovascular», ha destacado Juan Cosín.
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