.Seguridad alimentaria
Tapones unidos, pajitas de papel, agua en lata… ¿por qué no convencen?
Tapones unidos, pajitas de papel, agua en lata… ¿por qué no convencen?
- Por BEATRIZ TRECEÑO, publicado en Expansión el 12 MAR. 2025 – 01:00
El sector de las bebidas está impulsando múltiples medidas para reducir el impacto ambiental de sus envases, en algunos casos por imperativo legal, pero algunas no son muy populares entre los usuarios.
La abundante normativa aprobada en los últimos años relacionada con el medio ambiente y la sostenibilidad ha traído consigo numerosas iniciativas verdes de aplicación práctica en el día a día de los consumidores. Y algunas no han resultado ser muy populares entre los usuarios, sobre todo, las relacionadas con el sector de las bebidas.
Si bien algunas forman parte de las estrategias individuales de las compañías para, por ejemplo, aumentar el volumen plástico reciclado del envase, reducir su peso o para fomentar el uso de materiales alternativos, en algunos casos son las normativas europea y española las que han definido estas medidas y, por tanto, no hay posibilidad de vuelta atrás.
Estas son algunas de las novedades que los consumidores consideran más un obstáculo que un salto positivo.
Pajitas de papel
Uno de los primeros anuncios de Trump en su vuelta a la Casa Blanca fue declarar la guerra a las pajitas de papel y asegurar que recuperaría las de plástico. Sólo unos días después ordenó por decreto el fin de las prohibiciones impuestas a las pajitas de plástico. Aseguró que las de papel «no funcionan», como opinan muchos usuarios que se quejan de que tienden a deshacerse con la humedad y no son cómodas para beber.
En cambio, la prohibición de las pajitas de plástico sigue vigente en Europa, desde que en 2021 se prohibiese su venta, al igual que la del resto de plásticos de un solo uso como cubiertos o bastoncillos, por su alto impacto ambiental.
Agua en lata
Cada vez es más habitual ver agua en lata, como si de un refresco o cerveza se tratara. También en brik, como la leche o el zumo. Varias marcas han apostado por esta idea como parte de sus planes de sostenibilidad, alegando que la lata o el brik tienen un mejor reciclaje que las botellas de plástico. Desde marcas menos conocidas como NEA a grandes corporaciones del sector del agua, como Solán de Cabras en lata o el brik de agua de Bezoya.
Esta innovación, que no corresponde a ninguna normativa, tampoco termina de convencer a los usuarios que se quejan de que la lata le aporta al agua un sabor diferente al habitual. De hecho, fuentes del sector apuntan que el agua en lata, incluso en brik, no tendrá un futuro muy lejano, ya que se trata más bien de una cuestión de márketing o de prueba-error de las empresas para promover iniciativas de sostenibilidad.
Tapón unido
Es posiblemente la medida con más detractores: los tapones unidos a las botellas de refresco, de agua o de lo s briks de leche ha despertado una amplia polémica en los últimos meses. Muchos usuarios se quejan de que es incómodo para beber, que chocan con la nariz y que tiende a derramarse el líquido.
Esta cuestión llegó también a la esfera política, en este caso en España con Mariano Rajoy, quien contó su primera experiencia con una botella con el tapón pegado: «Me puse hecho un circo». Esta medida sí forma parte de una directiva europea y es contemplada en la Ley de Residuos y Suelos contaminados y es obligatoria para las marcas desde el pasado julio. La finalidad es que con ello se asegura que el tapón se recicle junto con la botella, es decir, que lleguen unidos al punto de reciclaje y garantizar así que sean tratados juntos. Coca-Cola, Pascual, o Font Vella (Danone) fueron las primeras en España en incluir este formato al que posteriormente se sumaron todas las demás.
Sin dosificador
Diageo, con marcas como Johnnie Walker, J&B o Smirnoff anunció hace unos días que eliminará todos los dosificadores de sus botellas en España para reducir más de 100 toneladas de plástico al año correspondientes al eliminar los dosificadores en 21 millones de botellas. A cambio, impulsará los cierres de tipo ROPP, consistentes en el empleo de un tapón de rosca, en lugar de los diversos cierres con dosificadores plásticos que hasta la fecha estaban presentes en la mayoría de sus productos. De igual forma, Bacardi España con marcas como Martini o Bombay Shapire, eliminará todos los dosificadores de plástico de su porfolio de marcas, más de 50 toneladas anuales de plástico de un solo uso ahorrados.
Este cambio no forma parte de ningún imperativo legal y habrá que esperar a su llegada al consumidor para saber su reacción.
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