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Tres noticias sobre el peligro de los alimentos superprocesados.
1. Comer alimentos ultraprocesados eleva el riesgo de depresión
Los alimentos ultraprocesados son formulaciones industriales elaboradas a partir de ingredientes refinados.
Tomar regularmente alimentos ultraprocesados se asocia con un mayor riesgo de desarrollar depresión clínica en el futuro. Pero, ¿qué se considera un consumo regular? “Más de cuatro raciones de alimentos ultraprocesados al día”, responde Maira Bes Rastrollo, investigadora sénior de un estudio realizado por el Centro de Investigación Biomédica en Red Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn) en casi 15.000 voluntarios de la cohorte Seguimiento Universidad de Navarra (SUN).
En este trabajo, publicado este mes en la revista European Journal of Nutrition, tras estudiar durante una media de más de diez años a un total de 14.907 voluntarios (cuya edad media era de 36,7 años) que no habían sufrido nunca depresión al inicio del estudio, se detectaron 774 nuevos casos de depresión clínicamente diagnosticada durante un seguimiento máximo de 16 años.
A igualdad y con independencia de otros factores, los consumidores de alimentos ultraprocesados presentaban un incremento relativo del riesgo de desarrollar depresión del 33 por ciento, en comparación con los individuos que tenían un consumo nulo o mínimo. Este efecto adverso era todavía mayor en personas con niveles bajos de actividad física.
Clara Gómez Donoso, investigadora del Departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra y primera autora del trabajo, señala que este “hallazgo novedoso sobre la depresión contribuye a la evidencia científica creciente sobre los graves efectos perjudiciales que tienen los productos ultraprocesados y confirman los de la cohorte francesa NutriNet-Santé, que valoró síntomas depresivos, pero no nuevos casos de depresión clínica, y encontró resultados similares”.
La obesidad, provocada en parte por el consumo regular de alimentos ultraprocesados podría influir en el mayor riesgo de depresión, confirma Bes Rastrollo. “Sí, efectivamente, puede ser una de las razones de nuestros hallazgos. Con anterioridad, en la misma cohorte, ya observamos que el consumo de estos alimentos se asociaba a un mayor riesgo de obesidad”.
Qué alimentos son los ultraprocesados
La investigadora explica que la clasificación NOVA, propuesta por un grupo brasileño de investigación en salud pública y aceptada y usada internacionalmente, divide a los alimentos en función de su grado de procesamiento en cuatro grupos:
- No procesados o mínimamente procesados: frutas, verduras, cereales, etcétera.
- Ingredientes culinarios procesados: sal, azúcar, mantequilla, vinagre y aceites vegetales.
- Alimentos procesados: legumbres y verduras enlatadas o en conserva, y pan.
- Alimentos ultraprocesados: son alimentos con una alta densidad energética, para poder consumir al momento, que normalmente contienen poco o nada de un alimento intacto como tal y que habitualmente tienen una gran cantidad de grasa y sal, pobres en fibra y con una gran “hiperpalatabilidad”. Suelen ser empaquetados de forma atractiva y tienen un gran marketing detrás.
Los principales alimentos incluidos en el estudio como ultraprocesados son embutidos, bebidas azucaradas, productos lácteos como batidos, flan, helado, petit-suisse, patatas fritas de bolsa, bollería, galletas, sopas y purés instantáneos, alimentos fritos, bebidas light, cereales de desayuno, pizza… Se suele decir que si un alimento tiene más de cinco ingredientes, probablemente sea ultraprocesado.
Consejo para la población
A partir de la conclusión de este estudio, Bes Rastrollo confirma que pueden hacerse recomendaciones a la población general: “Se debería promocionar el consumo de alimentos frescos no procesados, principalmente frutas, verduras y legumbres, y evitar el consumo de productos ultraprocesados. Asimismo, la dieta mediterránea se ha asociado con un menor riesgo de depresión”. Ana Callejo Mora. Cuidate Plus. Martes, 28 de Mayo de 2019
2. Alimentos ultraprocesados: lo que dos estudios masivos revelan sobre sus efectos en la salud
Los alimentos ultraprocesados, como los nuggets de pollo, los helados y los cereales para el desayuno pueden estar relacionados con una muerte prematura y una mala salud, según dos nuevos estudios.
Investigadores en Francia y España aseguran que la cantidad de alimentos de este tipo que se consumen en el mundo se ha disparado.
Sus estudios no constituyen una prueba definitiva del daño que pueden hacer, pero llegan poco después de pruebas que sugieren que los alimentos ultraprocesados hacen que uno coma en exceso.
¿Qué son los alimentos ultraprocesados?
El término proviene de una forma de clasificar la comida según el grado de procesamiento industrial al que ha sido sometida.
La categoría más baja es “alimentos sin procesar o procesados mínimamente“, que incluyen: • frutas • verduras • leche • carne • legumbres como las lentejas • semillas • granos como el arroz • huevos.
Los “alimentos procesados” han sido modificados para que duren más o tengan mejor sabor, generalmente con sal, aceite, azúcar o fermentación.
Esta categoría incluye: • queso • tocino • pan casero • frutas y verduras enlatadas • pescado ahumado • cerveza
Luego vienen los “alimentos ultraprocesados”, que han pasado por procesos industriales más sustanciales y que a menudo tienen listas largas de ingredientes en el paquete, incluidos conservantes, edulcorantes o potenciadores del color.
La profesora Maira Bes-Rastrollo, de la Universidad de Navarra, le dijo a la BBC: “Se dice que si un producto contiene más de cinco ingredientes, probablemente esté ultraprocesado”.
Los ejemplos incluyen: • carnes procesadas como salchichas y hamburguesas • cereales para el desayuno o barras de cereales • sopas instantáneas • bebidas gaseosas azucaradas • nuggets de pollo • pastel • chocolate • helado • pan producido en masa • muchas comidas “listas para calentar”, como tartas y pizza.
¿Qué dicen estos estudios?
El primer estudio, realizado por la Universidad de Navarra, en España, siguió a 19.899 personas durante una década y evaluó su dieta cada dos años.
En ese periodo, se dieron 335 muertes.
Pero por cada 10 muertes entre aquellos que comían menos alimentos ultraprocesados, hubo 16 entre quienes más los consumían (más de cuatro porciones al día).
El segundo estudio, realizado por la Universidad de París, siguió a 105.159 personas durante cinco años y también evaluó su dieta dos veces al año.
Este mostró que aquellos que comían más alimentos ultraprocesados tenían peor salud en lo que se refiere al corazón.
Las tasas de enfermedad cardiovascular fueron de 277 por cada 100.000 personas por año entre quienes consumieron mayormente alimentos ultraprocesados, en comparación con las 242 por cada 100.000 que registraron quienes los comieron menos.
Mathilde Touvier, de la Universidad de París, le dijo a la BBC: “El rápido y creciente consumo mundial de alimentos ultraprocesados, en detrimento de los alimentos menos procesados, puede generar una carga sustancial de enfermedades cardiovasculares en las próximas décadas”.
Los platos preparados son un buen ejemplo de alimentos ultraprocesados.
¿Qué daño hacen?
Mathilde Touvier, de la Universidad de París, le dijo a la BBC: “[La] evidencia se está acumulando”.
“Cada vez más estudios independientes ven una relación entre los alimentos ultraprocesados y efectos negativos en la salud”.
El año pasado, se estableció un vínculo entre este tipo de comida y un mayor riesgo de cáncer.
Bes-Rastrollo, de la Universidad de Navarra, le dijo a la BBC que estaba “muy segura” de que eran perjudiciales para la salud.
El desafío es estar 100% seguro.
Los estudios detectan un patrón entre alimentos altamente procesados y la mala salud, pero no pueden probar que uno causa el otro.
Quienes comieron más alimentos ultraprocesados también tenían más probabilidades de tener otros comportamientos poco saludables, como fumar, algo que los investigadores trataron de tener en cuenta.
Pero Kevin McConway, profesor de estadística en The Open University, dijo: “No se puede estar seguro de que se haya incluido todo lo relevante”.
“Estos estudios aumentan mi confianza en que hay algo real detrás de estas relaciones, pero aún no estoy lejos de estar seguro”.
¿Por qué pueden ser malos?
La primera prueba que se hizo con alimentos ultraprocesados demostró que llevaron a las personas a comer más y ganar peso.
Los investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. controlaron cada bocado de comida que los voluntarios comieron durante un mes.
Y cuando se les dio un alimento ultraprocesado, consumieron 500 calorías al día más que cuando recibieron comidas sin procesar.
Otras posibilidades incluyen:
- Son energéticamente densos pero carecen de nutrientes y fibra.
- Si bien los aditivos que llevan han sido sometidos a pruebas para verificar que sean seguros, puede resultar poco saludable consumir a la vez muchos aditivos de diferentes alimentos.
- Las personas los comen más porque son fáciles de comer.
- Hacen que saquemos de nuestra dieta los alimentos más sanos, como las frutas y verduras: ¿quién quiere un plátano cuando puede tomar un helado?
Estas ideas aún necesitan ser investigadas.
¿Algún consejo?
Algunos expertos creen que cuando incorporamos más alimentos ultraprocesados a nuestra dieta, quitamos otros más saludables.
Si bien el término alimentos ultraprocesados puede ser nuevo, los consejos de salud que salen del estudio te resultarán conocidos.
Victoria Taylor, una dietista de la Fundación Británica del Corazón, dijo: “Ya recomendamos adoptar una dieta mediterránea, que también incluye muchos alimentos procesados mínimamente o sin procesar, como frutas, verduras, pescado, nueces y semillas, frijoles , lentejas y cereales integrales”.
“Esto, junto con hacer ejercicio regularmente y no fumar, ha demostrado ser beneficioso para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y circulatorias”.
Bes-Rastrollo cree que ya hay pruebas suficientes para que los gobiernos comiencen a actuar.
“Esto, junto con hacer ejercicio regularmente y no fumar, ha demostrado ser beneficioso para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y circulatorias”, dijo.
“Medidas como impuestos y restricciones de comercialización en alimentos ultraprocesados para desalentar su consumo [deben ser consideradas]”.
“Al mismo tiempo, la promoción de alimentos frescos y mínimamente procesados es un requisito”.
¿Qué tan válida es la etiqueta de “ultraprocesados”?
No todos están de acuerdo con el concepto de alimentos ultraprocesados.
Gunter Kuhnle, profesor asociado de nutrición y salud en la Universidad de Reading, dijo que los estudios eran importantes y justificaban una investigación adicional.
Pero etiquetar a los alimentos como ultraprocesados podría no ser consistente.
“Tampoco es obvio por qué se considera que el salami está ultraprocesado, pero el queso, que a menudo requiere muchos más pasos de procesamiento y aditivos, no”.
“La clasificación combina una amplia gama de alimentos con diferentes impactos potenciales en la salud, lo que limita su utilidad como base para las recomendaciones”. Los estudios fueron publicados en el British Medical Journal. (I) BBC News 30-05-19
Estudio en ‘BMJ’ con la cohorte ‘SUN’
Consumir 4 raciones diarias de ultraprocesados eleva un 62% el riesgo de muerte
Un alto consumo de alimentos ultraprocesados eleva el riesgo de mortalidad por todas las causas, con una fuerte relación dosis-respuesta, según un estudio de la cohorte ‘SUN’ en The ‘British Medical Journal’.
El consumo de alimentos ultraprocesados prácticamente se ha triplicado entre 1990 y 2010; a la par crece la literatura científica que analiza el impacto que este tipo de ingesta tiene en la salud. En esta línea, un estudio con cerca de 20.000 voluntarios de la cohorte Seguimiento Universidad de Navarra (SUN), dirigido por Miguel A. Martínez-González, padre del Estudio Predimed, e investigador del Ciber de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn), que se publica en el The British Medical Journal, establece que un mayor consumo de ultraprocesados (más de cuatro porciones diarias) se asocia con un 62% de aumento del riesgo de mortalidad por todas las causas. Además, por cada ración adicional, el riesgo aumenta un 18% independientemente de otras causas de mortalidad.
Según ha explicado a DM Martínez-González, el trabajo se ha realizado con la participación de 19.899 participantes -12.113 mujeres y 7.786 hombres con una edad media de 38 años-. El consumo de ultraprocesados se ha evaluado a través de un cuestionario de frecuencia en función de su grado de procesamiento siguiendo la clasificación NOVA, creada por el investigador brasileño Carlos Monteira. Durante el tiempo de seguimiento se registraron 335 muertes.
Miguel Ángel Martínez-González, jefe del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UNAV.
El equipo de Navarra ha clasificado el consumo en cuatro categorías: baja, media-baja, media-alta y alta. “El estudio muestra que los alimentos ultraprocesados aumentan fuertemente el riesgo de mortalidad prematura con una fuerte relación dosis-respuesta. En el análisis, que tiene en cuenta todos los factores para que sean independientes -hábito tabáquico, sedentarismo….-, se observa un aumento del riesgo de mortalidad de un 62 por ciento en términos relativos para la población que consume cuatro raciones diarias frente a los que consumían menos de dos”.
La afectación se produce, sobre todo, en la mortalidad cardiovascular, lo que supondría que los ultraprocesados producen un efecto adverso cardiometabólico.
Clasificación de alimentación en función de la frecuencia de consumo en la cohorte SUN en función de la clasificación NOVA.
A más ingesta de ultraprocesados, peor estilo de vida
De esta forma el estudio ha observado que los participantes que tenían un alto consumo de ultraprocesados, también tendían a tener un índice de masa corporal (IMC) más alto. Además, al compararles con los de la primera categoría, se observaba que los grandes consumidores de ultraprocesados tendían a ser fumadores, a tener educación universitaria superior, historia familiar de enfermedad cardiovascular, de cáncer, de diabetes, de hipertensión y de hipercolesterolemia, así como presencia de patología cardiovascular y depresión.
Cuanto más alta la ingesta de alimentos ultraprocesados, menor es la adopción de la dieta mediterránea.
En cuanto a hábitos de vida, el grupo que más consume ultraprocesados pasa más tiempo viendo la tlevisión, come más entre horas y tiene más tendencia a ser sedentario, a echar la siesta, y a tener un patrón alimentario con más consumo de grasa, pero con menor cantidad de proteína y carbohidratos.
Según los resultados, parece que la adherencia a la dieta mediterránea tiende a ser progresivamente menor en las categorías que más ultraprocesados consumen, es decir, cuanto más alta la ingesta de alimentos ultraprocesados, menor es la adopción de la dieta mediterránea.
Literatura previa
Este estudio estaría en línea con los publicados hasta ahora por el grupo, tanto en Predimed, donde se observa que el patrón mediterráneo reduce el riesgo cardiovascular, como los más recientes en Predimed Plus, un estudio de intervención en el que están participando 23 centros españoles, con cerca de 7.000 pacientes con cierto grado de sobrepeso o síndrome metabólico, en el que los cambios sobre el estilo de vida, tanto en alimentación como en actividad física, ya a apuntan a una mejoría de los factores de riesgo cardiovascular.
Aunque el estudio que dirige Martínez-Gonzáles es un estudio observacional, los resultados sí parecen establecer una relación causal entre un alto consumo de ultraprocesados y mortalidad. “Un solo estudio observacional no es suficiente, de acuerdo, pero a la vez que nosotros publicamos este estudio en The British Medical Journal, otros estudios en Francia y en Estados Unidos han hallado resultados parecidos, con lo cual podemos decir que es causal”.
La cohorte SUN ya ha obtenido en investigaciones previas una asociación entre ultraprocesados y un mayor riesgo de obesidad, hipertensión y depresión, patologías que comparten mecanismos fisiopatológicos comunes. Además, la cohorte francesa NutriNet-Santé ya ha constatado la asociación de estos alimentos con la aparición de cáncer.
Martínez-Gonzalez ha querido resaltar a DM que la investigación, comenzada en 1999, ha sido posible gracias a la financiación pública del Instituto de Salud Carlos III y el Ciberobn. Isabel Gallardo Ponce. Diario Médico. 30 mayo, 2019
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