Para los jóvenes. Conservación
Trucos para conservar el queso
13 trucos para conservar cada tipo de queso adecuadamente sin que se estropee
Andrea Núñez-Torrón Stock, publicado en Business Insider
- Cada tipo de queso debe ser almacenado de una forma distinta. No es lo mismo uno con corteza que uno fresco, curado o blando.
- Estas son 13 claves y consejos de queserías que debes tener en cuenta para conservar el queso de la mejor manera posible y prolongar su vida útil, sabor y textura.
Cuando alguien te dice que “el queso es tan adictivo como una droga”, está en lo cierto: así lo confirma una investigación de la Universidad de Michigan. La responsable es la caseína, una proteína presente en el producto lácteo que desencadena efectos opiáceos durante la digestión.
Si en tu casa nunca falta un buen queso para preparar una tabla, organizar un picoteo con amigos o disfrutar de una porción al acabar el trabajo, deberías conocer cuál es la mejor forma de conservar cada uno.
Aunque lo más recomendable es comprar una cantidad moderada que vaya a consumirse en los próximos días, si prefieres adquirir piezas enteras o pedazos más grandes, estos son los mejores trucos para conservar el queso.
13 claves de los expertos para almacenar bien cada tipo de queso
- La temperatura ideal para los quesos oscila según el tipo. Aquellos de tapa dura deben conservarse entre 8 y 12 grados y los de pasta blanda entre 4 y 8 grados, según Central Lechera Asturiana. En general, no se recomienda congelarlos.
- Mete los quesos en la nevera en un táper de vidrio, pero con la tapa semiabierta para que transpiren, e incorpora un trozo de tela húmeda de algodón. Si vas a consumirlo en un par de días ponlo en una bandeja de madera y cúbrelo con una campana de vidrio. Es la recomendación de la Quesería Jaramera.
- El envoltorio es importante para que el queso blando no se agriete en la nevera: utiliza el envase original, papel encerado o un paño limpio de gasa, como en el caso del queso de tetilla. Si es un queso con moho en la superficie, lo mejor es envolverlo en un trapo de algodón previamente humedecido, aconsejan desde la Quesería La Antigua.
- También es relevante la mejor zona de la nevera para almacenar el queso: los quesos blandos pueden ir en los cajones superiores de la nevera, mientras que para los duros lo ideal es guardar este producto en los cajones de la verdura o en la parte baja del frigorífico para evitar el aire del ventilador, dicen en la web del Queso de Oveja Zacatena.
- En cuanto al tiempo de conservación del queso, los pequeños, poco curados, bajos en grasa y de pasta blanda no deben conservarse durante más de 15 o 20 días. Algo similar pasa con las tortas, que pueden durar un mes. Desde Los Cameros apuntan que los quesos que más tiempo aguantan son los de oveja de pasta prensada.
- Si puedes evitarlo, no lo envuelvas en plástico ni papel film. Recuerda que el queso es un producto vivo que precisa respirar y de este modo, se queda atrapado. Además, desde Directo al Paladar anotan que puede coger malos olores.
- El truco del aceite: desde Finca La Granja recomiendan la antigua técnica de conservar el queso curado en aceite de oliva virgen extra durante meses en un tarro, almacenándolo en un sitio fresco y oscuro que no supere los 20ºC.
- El queso debe atemperarse: su temperatura idónea de consumo se encuentra entre 18 y 20 grados para los blandos y entre 22 y 24 grados para los duros y semiduros. Las tortas deben dejarse a temperatura ambiente durante todo el día para potenciar su aroma y sabor.
- No es necesario tirar cualquier queso con moho. Según Mayo Clinic, los quesos blandos, como el cottage, el crema y el requesón deben tirarse. Sin embargo, en los duros y semiblandos puedes cortar la parte mohosa (al menos 3 centímetros alrededor y por debajo) y seguirlos disfrutando.
- Cuando un queso curado esté excesivamente duro o cubierto de una película blanca, puedes intentar rasparlo.
- Aquellos quesos que vienen en su líquido siempre deben conservarse en él y cerrados en un recipiente hermético. Es el caso de aquellos en salmuera o suero como la mozzarella o la burrata.
- En general (y aunque puede hacerse y conlleva ningún riesgo alimentario), los especialistas aconsejan no congelar el queso, puesto que pierden sabor y aroma. Cuanto más fresco es, más se desaconseja congelarlo, ya que pierde consistencia, estructura y suero. Puedes hacerlo con curados y semicurados pero corren el riesgo de desmenuzarse.
- Si tienes muchas cortezas o restos de queso muertos de risa en la nevera, puedes juntarlos en la batidora para hacerte tu propio queso crema, o incluso atreverte con una fondue casera, como la receta con sello asturiano que propone el cocinero Gipsy Chef en YouTube.
A partir de ahora, no cometas crímenes con el queso: almacénalos bien, planifica tu compra según el consumo y disfruta de ellos de forma moderada.
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