Alimentación y Nutrición
El chocolate Dubai
La fiebre del chocolate Dubái está acabando con las reservas de pistacho
La locura mundial que ha desatado el chocolate Dubái es algo que se ve pocas veces en alimentación. Este fenómeno está causando estragos en el suministro de pistachos, uno de los ingredientes con los que se elabora
Por Miguel Ángel Lurueña Martínez, Consumer 19 de junio de 2025
Lleva muy poco tiempo en nuestro entorno, apenas unos meses, pero a estas alturas casi todo el mundo ha oído hablar del chocolate Dubái. No es para menos, porque arrasa allá por donde pasa. Se ha convertido en todo un fenómeno a nivel global y eso está teniendo consecuencias sobre las cadenas de suministro de materias primas, sobre todo en lo que respecta al pistacho. La demanda de este fruto seco ha aumentado tanto en tan poco tiempo, que los productores no son capaces de dar abasto.
Por si alguien todavía no lo conoce, no estamos hablando de un chocolate inédito elaborado a partir de una nueva variedad de cacao ni nada parecido, sino de una nueva receta de chocolate relleno. Se trata de una tableta gruesa de chocolate con leche en cuyo interior tiene una crema dulce elaborada a base de pistacho, tahini (es decir, pasta de sésamo) y kadayif (fideos finos elaborados a base de harina de trigo).
¿De dónde salió este chocolate?
El chocolate Dubái nació en los Emiratos Árabes, y más concretamente en la ciudad que le da nombre. Fue desarrollado por la empresa Fix Dessert Chocolatier, que está especializada en la elaboración de tabletas de chocolate exóticas e innovadoras, rellenas con preparaciones típicas de la cocina árabe.
El éxito de este chocolate se remonta al año 2023, cuando Maria Vehera, una influencer afincada en Dubái, publicó un vídeo donde se la veía probando este dulce y en el que alababa su textura y su sabor. A sus millones de seguidores les gustó tanto que la fama de este producto no dejó de aumentar.
Apenas unos meses después, en el año 2024, ya era todo un fenómeno internacional. En tiendas de medio mundo había largas colas para conseguir el producto, que llegó a alcanzar precios desorbitados. Para hacernos una idea, en algunos establecimientos se vendía a más de cien euros cada tableta, mientras que en Internet había quien trataba de revenderlo a un precio tres veces superior.
No todos los ‘chocolates Dubái’ son iguales
Como era de esperar, las grandes empresas tomaron buena nota de ese fenómeno y no tardaron en lanzar al mercado sus propias versiones del producto. Así, hoy podemos encontrar chocolate Dubái con diferentes ingredientes y características. Por ejemplo, algunas tienen un relleno compacto y finamente picado, mientras que en otras es más cremoso y los ingredientes se presentan en trozos de tamaño considerable.
Como podemos imaginar, esto no hizo mucha gracia a sus inventores, que tratan de defender la originalidad de su producto y denuncian el uso de la palabra Dubái en chocolates que se producen en otros lugares del mundo. Hay juristas que consideran que el nombre se ha convertido ya en una marca genérica, de manera que el consumidor lo asociaría a un tipo de chocolate y no a su origen. Aunque esta polémica aún no está del todo resuelta.
El chocolate Dubái original
Sea como fuere, la cuestión es que el producto original fue bautizado por sus creadores como “Can’t Get Knafeh of It”, que es un juego de palabras a partir de una expresión inglesa muy común y que suena parecido: “Can’t get enough of it”, que vendría a ser algo así como “no me canso de ello”.
El nombre hace referencia al knafeh (también llamado kunafa), que es un postre típico de Oriente Medio elaborado a partir de masa kadayif, que se rellena con queso fresco, pistachos, mantequilla, sirope de caramelo o almíbar. Aunque el relleno del chocolate no contiene este postre completo, sí que se inspira en él. Lo que sí contiene es kadayif, que son fideos finos tostados, elaborados a partir de harina de trigo y agua, que se utilizan como ingrediente en el relleno de este chocolate.
Es decir, la tableta original está compuesta, a grandes rasgos, por chocolate con leche rellena de kadayif, pistachos y tahini.
Las claves del éxito
Hay varios puntos importantes que pueden explicar la fiebre que ha desatado este producto. El primero es que se trata de chocolate, así que gusta a casi todo el mundo. Además, es novedoso y exótico, y tiene características que conquistan nuestros sentidos: una capa exterior de chocolate crujiente y un relleno interior de vistoso color verde, sabroso, cremoso y untuoso, debido al pistacho y el tahini, y también crujiente, debido al kadayif.
Eso, sumado a la enorme popularidad alcanzada gracias a las redes sociales y a algunas ideas que se han asociado al producto (como exclusividad, novedad o exotismo), pueden ayudarnos a entender su éxito.
El gran perjudicado es el pistacho
El problema es que, cuando ocurre un fenómeno como este, la cadena alimentaria se resiente porque no está preparada para abastecer en tan poco tiempo una demanda tan grande. Es algo que ya vimos en la pandemia, cuando de repente a todo el mundo le dio por comprar levadura y harina para hacer repostería casera. Aunque no es el único caso. Por ejemplo, recientemente ocurrió algo parecido con las chucherías suecas, que se agotaron después de que una influencer estadounidense las pusiera de moda en medio mundo.
En este caso, el éxito del chocolate Dubái está haciendo estragos en el mercado del pistacho. Los principales productores mundiales de este fruto seco son Estados Unidos (en concreto California) e Irán. En ambos lugares la situación es complicada debido a una conjunción de circunstancias.
En lo que respecta a California, el problema ya viene de lejos. Para hacernos una idea, la producción cayó un 20 % en los últimos 12 meses debido a las malas cosechas. Estas se explican por unas condiciones climatológicas desfavorables, con temperaturas suaves en invierno (lo que afecta a la floración) y sequías prolongadas.
En Irán, las exportaciones han aumentado un 40 % hacia los Emiratos Árabes en tan solo seis meses, lo que ha tensionado su mercado interno.
Como podemos imaginar, esta alta demanda y la escasez consiguiente han provocado un aumento de los precios del pistacho (un 35 % en el último año), a lo que hay que sumar, además, la incertidumbre relacionada con los aranceles propuestos por el Gobierno de Estados Unidos.
¿Qué pasará en el futuro?
A medio y largo plazo la situación podría tratar de solucionarse diversificando los proveedores de pistacho y aumentando la producción. Por ejemplo, Turquía, Grecia o Siria son países productores de este fruto seco, aunque en menor cantidad que Estados Unidos e Irán.
De todos modos, es muy probable que la fiebre del chocolate Dubái sea solo pasajera. Así que, aunque el producto acabe asentándose y se haga un hueco permanente en las estanterías de los comercios, seguramente la demanda no será tan grande como la que se ha visto en los últimos meses.
Este caso nos recuerda cómo una simple moda viral puede poner en jaque a cadenas de suministro globales. Cabe preguntarse cuál será la próxima moda en hacerlo. Y sobre todo, si estamos preparados para hacer un consumo más consciente, tanto de las redes sociales, como de los alimentos que comemos.






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